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miércoles, 26 de septiembre de 2007

La cadena del odio

Muchas son las cosas lamentables que hemos visto últimamente en nuestro país, amenazas de muerte contra políticos, quema se símbolos constitucionales, aumento de la violencia callejera entre otras. Estos actos representan a un claro ejemplo de lo que es el fascismo en toda su expresión. Se da la paradoja que dichas acciones provienen precisamente de aquellos que luego nos llaman fascistas a los que no pensamos como ellos. Este tipo de incidentes ya se está convirtiendo en algo cotidiano que crece en notoriedad y gravedad. Quizás mucha gente cree que esto es algo banal o sencillamente se ponga de perfil porque cree que no va con ellos. Pero lo cierto de todo esto es que manifiesta un desmembramiento del marco constitucional que tanto y tanta sangre a costado. Lo peor de todo, es que la mayoría de estos actos quedan impunes, y dan la sensación que en este país se puede hacer de todo sin que pase nada, sin que la justicia ni la policía actúen.

Son varias las cusas que han propiciado esta situación en nuestra sociedad. Una de esas causas, es sin duda alguna, el adoctrinamiento prodigado por una serie de políticos profesionales y a la vez completamente irresponsables, que han dejado una impronta de la cual empezamos a sufrir las consecuencias. Estos niños que una vez fueron a las escuelas dirigidas por estos energúmenos, que nunca han tenido un criterio claro de lo que representan los valores de la convivencia y la democracia y que no han tenido unos padres que les hayan enseñado a pensar por si mismos, son ahora jóvenes adolescentes cegados por el odio. Odio a todo lo que aquello que le han dicho, directa o subliminalmente, que es malo y opresor. Para ellos somos los enemigos de la nación catalana, los antipatriotas vascos, los monárquicos recalcitrantes, los españoles invasores o los fascistas. Tantos años moldeando las mentes de los jóvenes, controlando los medios de comunicación, tergiversando la historia, arreglando los libros de texto en las escuelas, en definitiva, sembrando el odio; comienzan a producir sus envenenados frutos. No difiere mucho esta situación de las que generan cadenas de odio que pueden terminar en tragedia.

Esta ultima legislatura, dirigida por Rodrígez Zapatero, en nada a contribuido a mitigar este problema, sino más bien todo lo contrario. La ley de memoria histórica, la reforma educativa para implantar la educación por la ciudadanía, estatutos que rompen el principio de igualdad y cuartan la libertad de las personas, la negociación con los asesinos de ETA y su silencio cuando se producen actos que atentan contra la monarquía o políticos que no son de su signo, hacen pensar que este presidente nuestro, no solo no es un defensor de nuestro sistema constitucional, sino que le gustaría romperlo. Lo curioso del caso, es que nada de lo que está haciendo venía en su programa electoral, no ha manifestado su republicanismo, ni su intención de desmembrar el marco constitucional. Seguramente, si lo hubiese hecho, otro gallo le hubiese cantado.

En estos últimos días de su legislatura y atendiendo a las sagradas encuestas, vuelve a su disfraz de cordero. Las nuevas campañas publicitarias acaban con, el ya típico, GOBIERNO DE ESPAÑA. Una solución mezquina para que no se vean sus verdaderas intenciones; pero sus actos lo delatan y esperemos que las gentes que pretenden vivir en libertad no se dejen engañar por su apariencia de niño bueno.

Sinceramente, a mi no me parece mal la república o que alguien la defienda, al fin y al cabo ambos sistemas son loables. Tanto la monarquía parlamentaria como la república, pueden perfectamente representar la voluntad popular. Lo que me molesta y mucho, es que algunos políticos, que se les ve el plumero, no manifiesten abiertamente sus ideas, y que estos mismos políticos vayan tirando piedras al sistema establecido y votado por la inmensa mayoría del pueblo que gobiernan, para luego volverse a poner el disfraz de defensores de la patria.

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