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jueves, 9 de octubre de 2008

LA CRISIS

Desde que el dinero dejó de servir para sustituir al truque y ser un negocio en si mismo, no hemos dejado de ser esclavos de él. La crisis económica a escala global que estamos viviendo, no es fruto de que hayamos dejado de trabajar, que se hayan acabado los recursos del planeta o de algún desastre natural, sencillamente los creadores de beneficios artificiales y los que han negociado con lo que debería servir para el intercambio de mercancías se han pasado de rosca. Pero no van a pagar por ello, seguramente se llevaran grandes finiquitos y seguirán viviendo como reyes a costa del esfuerzo de los demás. Los que pagarán los platos rotos será los de siempre, los esclavos.

El dinero, que como he dicho se ideo con la intención de sustituir el trueque, fue un gran invento. Sin duda nos solucionó muchos problemas. Pero la cosa cambió cuando se hizo el primer préstamo. A partir de ese momento el dinero sirvió para muchas otras cosas: para enriquecerse sin dar un palo al agua, para hacer esclavos, para el control de los esclavos, para doblegar voluntades, corromper y para mantenernos dentro del sistema; un sistema en el que no eres nada si no tienes dinero.
Sabemos que cuando las cosas se usan para una utilidad que no es la correcta no funcionan como deben, es el caso de la vivienda en España, por ejemplo. Una vivienda es para alojar familias, pero cuando se utiliza como se ha utilizado en España, para la especulación o como fuente de valor refugio, empiezan ha pasar cosas malas. Solo hay que ver como ha quedado el sector inmobiliario español para darse cuenta de lo que lleva esto. Lo mismo pasa con el dinero, pero para que nos vamos ha engañar, el que vio la oportunidad de forrarse lo hizo, de la misma manera que los que negocian con el dinero también, las hipotecas o la bolsa. Todo ello se reduce a una única cosa, la avaricia y el poder, que vienen ha ser palabras que dicen lo mismo, porque el que desea el poder es u avaricioso.
¿Y total para que?

Los que tienen todo quieren más, los que tienen todo el poder buscan desesperadamente más, como si en ello estuviese la felicidad. Mientras los esclavos, ignorantes, quieren ser como ellos. Anhelan más dinero, mejores coches, piscina y un buen apartamento en la playa, pero ellos, como los que tiene todo, llegará la vejez y la muerte, morirán sus padres y sus hijos, y al final, como llegamos nos iremos; sin nada. Y entonces se preguntarán de que sirvió fastidiar la vida a tantas personas, para que tanto dinero y para que tanto poder.
Yo, un esclavo más, no tengo ni el valor ni la fuerza para apearme de este sistema, como yo millones de seres humanos viven cautivos, sin poder escapar. Encerrados en una jaula de oro que limita nuestra libertad de ser lo que deseamos ser. A pesar de nuestro número y nuestra fuerza, inmensamente superior a la del sistema, seguimos aquí. Bien es sabido que si quieres derrotar a tu enemigo debes dividirlo, y eso puedes hacerlo con dinero y poder.