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lunes, 28 de febrero de 2011

110 kilómetros por hora


Estamos ya acostumbrados a que el gobierno de España nos diga como tenemos que vivir y pensar. Nosotros, borregos del corral, siempre les hacemos caso pensando quizás, que como somos borregos, debemos hacer lo que nos dice el pastor.

Ahora nos toca reducir la velocidad de nuestros coches en las autovías y autopistas. Sin duda, una medida poco efectiva para el ahorro de energía, pero especialmente lucrativa para las maltrechas arcas del estado, que con los despilfarros, las ayudas a los bancos y las corruptelas han quedado bien menguadas. Es más que un suponer, que gracias a las multas que van ha caer con la nueva prohibición, darán un notable respiro a este problema, aunque no tan claro que ahorren en la factura del petróleo.

Como saben los que entienden del tema, el consumo de un coche no depende solo de la velocidad hay otros muchos factores, como de la forma en que se conduce, el estado del motor, el coeficiente aerodinámico, y un largo etcétera. Según el gobierno, se estima en un 15% el ahorro de combustible que proporcionará esta medida. Este es el porcentaje más optimista, porque depende de a que ministro se le pregunte, puede variar. En las declaraciones que han hecho, varía desde el más alto, Rubalcaba un 15%, José Blanco (Pepiño), entre un 6 o un 12%, o Sebastián, el más sincero, 3%. Pero vamos a ver, una cosa son cuentas y otra cuentos. La mayor parte del consumo se produce en desplazamientos interurbanos y en el transporte de mercancías. Además, no todos los coches que circulan por las autopistas los hacen a 120K/h, ya que una buena parte de estos trayectos, los más frecuentados, están en zonas próximas a las ciudades, donde la velocidad se limita a 100K/h. Por otra parte, los autobuses, los camiones y otros vehículos con mayor consumo, ya tienen limitada la velocidad, y por tanto, están excluidos de estas medidas. Si tenemos en cuenta todo esto, el 15% de ahorro inicial previsto por el gobierno, se queda en miserable 2%, si llega. Sabiendo esto, yo, que soy un borrego que me hago preguntas, digo: ¿Realmente es la intención del gobierno ahorrar en la factura del petróleo?

Evidentemente no, es más, afirmo que el gobierno español, como todos los gobiernos del mundo y otros mamadores del sistema, pierden dinero cuando se consume menos combustible. ¿Y esto como es posible? Sencillo, por que existen los impuestos. La recaudación por los impuestos de hidrocarburos en España, como en toda Europa, sostiene una buena parte del presupuesto. Por tanto, en nada interesa que tan preciado ingreso mengüe.

Luego están las curiosidades: En el año 2008 el precio del barril de petroleo se puso a 147$, sin embargo, el precio del litro de gasolina no paso de un euro en las gasolineras españolas, cuando ahora, con el precio del barril a 112$, el precio de la gasolina está 1,3€ . !Curioso verdad¡
Otra curiosidad: No mucha gente sabe, que el gasóleo es mucho más barato de producir que la gasolina, pero por alguna extraña razón que desconocemos, el precio del gasóleo de automoción, es casi tan caro como la gasolina. Curiosamente esto no era así antes de que mejorasen los coches con motor diésel.
Para argumentar la existencia de estas, llamémoslas curiosidades, los que saben, me refiero a los pastores. Nos dicen que el costo de la vida ha subido desde entonces, y que la mayor demanda de gasoil a incrementado los precios. Bueno, habrá que creerlos y no hacerse preguntas; pero yo, como supongo que muchos, seguiremos con la mosca detrás de la oreja.
Y esa mosca cojonera, para algunos, me susurra una duda. Si tal y como dicen los pastores, la demanda de gasoil a aumentado respecto a la gasolina, y esto ha hecho aumentar el precio ¿ Como es posible que las petroleras, que tanto dinero han ganado, no hayan aumentado la producción en decremento de la producción de gasolina para adaptarse a la nueva realidad? Ummm, extraño.

Si lo que realmente se desease es disminuir el consumo del petróleo ¿Porqué nos fomentar el transporte púbico? No solo me refiero a bajar el precio, sino a aumentar su frecuencia y facilidad de uso. ¿Porqué no fomentar el uso del coche compartido, el uso de la bicicleta, el uso de vehículos comunitarios en las ciudades, la educación en conducción económica? Son tantas cosas las que se pueden hacer que no acabaría. Pero claro, eso supondría una disminución real del consumo del preciado oro negro, algo que ningún país que recaude impuestos quiere.
De hecho, el ministro de industria, ese lumbreras llamado Sebastián, lo digo por lo de las bombillas, en una rueda de prensa se le escapó, vete a saber si en un desliz de sinceridad, una frase que se me ha quedado grabada. Si este ahorro nos lo hacemos por el país, es un ahorro para los ciudadanos. Porque al fin y al cabo, nosotros perdemos recaudación de los impuestos. No se si esas fueron las palabras exactas, pero es lo que dijo, y de eso estoy seguro. Pues bien señor Sebastián, preferiría ser yo quien decida por mí, y que sepa que los borregos ya están escapando del redil.
Cuanto admiro a los islandeses...

miércoles, 23 de febrero de 2011

La ley Sinde

Si no eran pocas las evidencias del pensamiento estalinista de este gobierno que nos ha tocado sufrir, ahora llega la ley Sinde. Una ley, que de haber salido con el texto original, hubiese sido un atentado contra la libertad sin precedentes, más propia de un régimen comunista que de una democracia. Su pretensión de cerrar cualquier sitio web de forma arbitraria, hubiese supuesto un verdadero golpe de estado contra internet. Al menos, ahora, después de pasar por trámite parlamentario, se ha conseguido que se necesite la intervención de un juez. Aunque sigue siendo una aberración, al menos es más complicado aplicar la censura que pretendía.


Resulta, cuando menos paradójico, que un gobierno que se hace llamar socialista, haga estas cosas. Aunque no es de extrañar. Ya vimos que ayudó a los bancos, si, a esos, los que les condonan las deudas de las campañas electorales. Ahora supongo que toca pagar a los de la ceja por su apoyo, a esos pobres desgraciados que pagan sus impuestos en Miami. Y también, como no, a la SGAE, no vaya ha ser que se nos mueran de hambre, los pobres. Que con el dinero que recaudaban de los soportes digitales, no tenían ni para pagar uno de los sillones de su despacho.

Si sumamos esto, la ley anti-tabaco, la educación para la ciudadanía, la ley memoria histórica y la nueva ideología de genero, el resultado final, es una sopa con un sabor a dictadura ideológica que da auténtico asco. Pero por si el menú no fuese suficientemente nauseabundo, ahora, de postre, controlar los medios de comunicación, la policía y el poder judicial. Sin duda, con este menú, la ulcera de estómago está asegurada, al menos para los que amamos la libertad y la democracia. No me refiero a la que nos veden como democracia, claro, sino a la de verdad.

Aunque si hay algo que realmente me está provocando una ulcera de estómago, es ver como la gente se queda en sus casitas, viendo programas como Sálvame, ese magnífico programa lleno de intelectuales de la más alta cualificación académica. Esos, que cada vez que abren la boca es para decir sandeces, y que la gente lo escucha con gran interés. Estoy seguro, que si la ministra Sinde, pretende ahora sacar una ley para regular los contenidos televisivos, no lo va ha hacer para retirar esta bazofia de la televisión, sino exclusivamente para cerrar los medios de comunicación disidentes, Veo7 O Intereconomía; verdaderos azotes políticos para estos salva patrias.

Aunque no comulgo con muchos de los contenidos de estas televisiones, en absoluto estoy de acuerdo con que se cierren, es más, sería el primero que saldría a la calle para pedir libertad, pues a mi entender, la estarían vulnerando, y de que manera. Estoy completamente seguro, que Sálvame, y programas de similar calaña, seguirían en antena con el mismo objeto que están ahora, para mantener distraído al populacho, mientras ellos hacen y deshacen a su antojo. Mientras poco a poco, van haciendo eso que ese deficiente intelectual pretendía desde que empezó a gobernar, crear una sociedad de borregos, algo que creo que ya ha conseguido, por cierto

sábado, 5 de febrero de 2011

La revolución pacífica

A muchos nos gusta pensar que hay alguien, ajeno a nosotros, culpable de todos nuestros males. La razón es bien sencilla, esta idea nos quita la responsabilidad de nuestros actos. Esto es lo que hace  muy atractiva la idea de un mundo gobernado por un poder oculto que mueve los hilos de la sociedad, conspirando y maquinando la forma de esclavizarnos. Buscar en ellos la causa de los males de esta sociedad es más fácil que ver que somos nosotros, cada uno de nosotros, los culpables que las cosas sean así.

Estos poderes ocultos en realidad no lo son tanto, son visibles a simple vista si uno quiere verlos. Los vemos todos los días al levantarnos  y mirarnos al espejo, en nuestra insatisfacción permanente, cuando ejercemos,  de forma inconsciente o consciente, el poder sobre los demás, en el ansia de poseer cosas materiales, en nuestra separación individualista que nos lleva a, prácticamente, vivir aislados del resto de nuestros congéneres, en la búsqueda de los placeres de corta duración y en nuestra pasividad ante las injusticias. 

Estas actitudes, son los cimientos donde se apoya la sociedad actual. Una sociedad  que a su vez ha profundizado en nuestros vicios y placeres mundanos, dejando de lado nuestra naturaleza espiritual y belleza interior. Este modelo social que nos hemos impuesto es el eslabón que cierra una espiral que nos conduce, si no cambiamos profundamente nuestra forma de actuar y pensar, al sufrimiento perpetuo y  quizás  a nuestra propia aniquilación.

La existencia de personas con un inmenso poder y dinero, las terribles desigualdades sociales y el afán depredador de esta sociedad, obedece a muchos factores, pero todos ellos nos conducen a un único problema, nosotros, que con nuestra pasividad lo permitimos. Por tanto, para salir de este circulo vicioso y comenzar una revolución sin precedentes, el primer paso hay que darlo desde dentro. Dejar de ser tan pasivos y asumir nuestra responsabilidad. Una vez dado este paso tan pequeño, pero tan importante, podemos actuar y comenzar a cambiar el modelo de sociedad y nuestro entorno.

La decisión de cambiar el estado actual de las cosas, es exclusivamente nuestro, de cada individuo. Sabemos con certeza, que no existiría el dinero si no lo utilizásemos, que no existirían los impuestos si no los pagásemos, que no existirían las desigualdades sociales, ni los países, ni los gobiernos si no fuésemos nosotros quien diésemos vida a estos conceptos. De la misma manera que somos los creadores, podemos destruirlos y dar paso a algo mejor.

El miedo es algo muy humano. Es el miedo al cambio lo que nos está paralizando. Parece que hemos quedado petrificados ante él. Es como si condujésemos un vehículo a gran velocidad, y viendo a nuestro frente un barranco, en vez de pisar el freno, o tomar otra dirección, hubiésemos quedado paralizados. Ante esa situación no hay salida posible, si no actuamos a tiempo, nos despeñaremos, no podemos seguir . De la misma forma, no podemos seguir con este sistema social y político, hay que cambiarlo antes de que nos mate a todos.

No hay que caer en el error que el cambio no es posible. El mundo puede ser mejor sin dinero, sin políticos y sin lucro. Que no os engañen, la ambición nunca ha sido lo que ha movido a las grandes ideas del hombre. Solo hay que echar un vistazo a la historia para darse cuenta de que las mejores ideas no han surgido de la ambición, sino del afán del hombre por superarse a si mismo, por ofrecer a los demás algo, y ser recordados por ello; en definitiva del amor.Albert Einstein, Mahatma Gandhi, Van Gogh, Nicola Tesla y tantos otros, ¿Creéis realmente que su motivación fue el dinero? ¿Acaso hemos olvidado que nuestra capacidad de crear belleza y hacer buenas acciones, jamás ha estado vinculada al dinero?

Comenzar una revolución de esta envergadura no va ha estar exenta de dificultades, sobre todo por la resistencia de aquellos que tienen más miedo y más que perder. Los poderosos, los multimillorarios, las multinacionales, los políticos, ellos son los guardianes del sistema a los que tendremos que derrotar de forma pacífica. Pero no tengáis miedo, son enemigos batidos antes de empezar la batalla, pues todo su poder reside en nosotros, quienes les damos su condición de poderosos. Con solo que hagamos un gesto al unísono, su condición de poderosos desaparecerá como caen las manzanas por la gravedad; en realidad no son más que el producto de nuestra desidia.

Disponemos de las herramientas para reconstruir la sociedad desde cero. Tenemos la tecnología, la ciencia, la energía y la razón. Podemos evaluar nuestros recursos a nivel mundial, reconstruir las ciudades y automatizar todos los procesos productivos y agrícolas. Saber cual es la población humana sostenible, y adaptarnos a esa realidad. Construir ciudades donde vivir con comodidades y una calidad de vida inimaginable, todos, sin distinción de ningún tipo. Después nos podremos dedicar a otras cosas más importantes. Entonces, y solo entonces, podremos alcanzar objetivos más lejanos y utópicos, como colonizar el universo. Incluso, quien sabe, si trascender a nuestra forma humana.