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martes, 28 de agosto de 2012

La fábula de los 100€


El otro día leí una curiosa y absurda paradoja que que se puede dar dentro de este irreal sistema monetario. Esta refleja fielmente la soberana estupidez del sistema, así como se puede manipular para servir a fines perversos. Decía así:

En un pequeño pueblo azotado por la crisis económica había un hotel de carretera. Llegó allí un hombre con un coche lujoso que aparentaba tener mucho dinero por su vestimenta y modos. El sujeto se acercó al recepcionista y con prepotencia puso encima del mostrador un billete de 100€ nuevo y dijo: -Quiero la mejor habitación que tenga- . El hostelero le sugirió que subiese él mismo y la eligiese la que más le gustase, pues todas las habitaciones estaban vacías. Dejando el billete de 100€ encima del mostrador, el hombre subió a ver las habitaciones. En eso que entró por la puerta del hotel el tendero del pueblo a reclamar una deuda que le debía el dueño del hotel por los suministros, y viendo los 100€ encima del mostrador, le pidió que le pagase. Así lo hizo el dueño del hotel. Y lo hizo confiando en que el huésped pernoctase aquella noche, y claro está, porque el tendero había visto ya el billete . Esto causó gran alegría al tendero, que salió canturreando del hotel y pensando como iba ha gastarse aquel dinero. Pero su contento duro poco, pues se encontró en el camino con el dueño del bar del pueblo, al que le debía 100€ fruto de su afición al vino. Como el dueño del bar vio el billete nada pudo impedir que este se cobrase su deuda. Billete en mano, el dueño del bar se dirigió también muy contento para su casa a darle la buena nueva a su mujer, pero en el camino se encontró con la prostituta del pueblo, a la que le debía varios servicios. Por miedo a un escándalo público, el dueño del bar le dio a la prostituta los 100€ que le debía y que le había cobrado del tendero, que éste a su vez lo hizo del dueño del hotel. La prostituta contenta se dirigió al hotel, ya que con aquel dinero podría pagar por fin la deuda que tenía en el dueño del hotel. Entró en el hotel y le dejo el billete de 100€. Justo entonces bajaba el hombre acaudalado, que lo recogió diciéndole al recepcionista que ninguna de las habitaciones que había visto le gustaba y que se iba con su billete a otro sitio, a ver si encontraba un hotel más de su clase.

Saque ustedes sus propias conclusiones de esta fábula, pero enseguida se darán cuenta que un billete de 100€ se multiplico por cuatro, tan solo cambiando de manos, satisfaciendo así la deuda del hotelero, el tendero, el dueño del bar y la prostituta. Entenderán porque los gobiernos, en vez de ayudar a los ciudadanos ayudan a los bancos.  

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