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miércoles, 12 de septiembre de 2012

Algunas cosas no evolucionan

2012
1938









Entre estas dos fotografías distan unos cuantos años, años en los que parece que la sociedad no ha evolucionado nada. En ambas se puede ver a gente defendiendo ideas y banderas, achacando males a chivos expiatorios. En una echan la culpa de sus males a los judios y en otra a los españoles. Las dos manifestaciones están hostigadas por políticos irresponsables y demagogos.
Cierto que hay diferencias, solo faltaría. La ascensión de Hitler al poder se produjo por una crisis en Alemania mucho  mayor que la española. Aunque entonces. Pero  como hoy en Cataluña, fueron políticos  irresponsables, sedientos de poder, los que  llevaron a las masas a las calles, difundiendo el odio y la separación entre las gentes. Este trabajo de exaltación de las masas, en la Alemania nazi fue rápido debido  al estrangulamiento de su economía por parte de los gobiernos ganadores de la primera guerra mundial, y claro está, por el carisma de su líder salido de unas elecciones. En Cataluña ha sido un trabajo  lento y elaborado. Han sido casi treinta años lo que les ha costado a los sucesivos gobiernos nacionalistas producir una masa consistente de gente que les apoye en sus caprichos. Treinta  años en los que han creado odio desde  las escuelas y en sus medios informativos, siempre de forma sutil y torticera, cambiando la historia, enseñando mentiras y haciendo parecer a los catalanes como las únicas víctimas del franquismo. Les han inculcado que el noble  pueblo catalán ha sido vapuleado por el terrible y malvado estado español. 

No se engañen, no me manifiesto en contra ni a favor de la independencia y admiro y respeto al pueblo catalán como lo haría con cualquier grupo de personas o cultura. Lo que pasa es que al contrario de la mayoría de los catalanes, pues yo también lo soy, se que la independencia como cualquier cambio de gobierno hoy, solo implica cambiar a quien se le deben pagar los impuestos. Y visto el grado de corrupción y voracidad recaudatoria de la Generalidad catalana, dudo mucho que ese cambio sea para mejorar. Además, el que fue un día el motor de España, hoy es una región de endeudada hasta el tuétano, con un bono de deuda calificado de bono basura. Y este desastre no es por el supuesto espolio fiscal, como afirman los políticos nacionalistas, sino por la corrupción, el despilfarro y una pésima gestión del dinero entregado por los ciudadanos a su gobierno. Coches oficiales, embajadas, sueldos de lujo, informes carísimos, dietas, palacios de música, especulación inmobiliaria , todo esto se olvida cuando salen las banderas a la calle.

Si, ahora viviré en un país que se llama Catalunya independent, o República Catalana, pagaré más impuestos para poder construirlo, para pagar la deuda que se generará de la construcción de los nuevos estamentos gubernamentales. Deberé hacer más sacrificios, trabajar más y por menos dinero, eso si hay trabajo, y total para qué, para cambiar de nombre y de bandera, como si ya no la viese bastante en todos los lugares.

Por otra parte, y por muchas personas que defiendan esta idea, habrá otras muchas que no lo hacen ¿Que será de esas personas en el nuevo estado catalán? Creo que puedo contestar con esta pregunta, ¿Que hubiese pasado si alguien enarbolara una bandera española en medio de esa manifestación? Desde luego no hay alma que se hubiese atrevido ha hacer semejante cosa, pero si lo hubiese hecho, como mínimo hubiese recibido insultos. ya se sabe que cuando se enfervoriza ha las masas puede ocurrir de todo, y puede que los insultos fuesen el principio. Las cosas no han cambiado tanto desde el nazismo como para probar mi teoría.

Como siempre, los políticos, los siervos de los amos, creando división para controlar. Todo esto es más  de lo mismo. El objetivo final  es tener al populacho entretenido, aunque sea con sueños imposible, todo  para que no pensemos  en cosas más importantes.

15M y otros movimientos como este son creados de forma constante como válvula de escape por ellos, pero cuando un movimiento de este tipo surge espontáneamente del pueblo, se abalanzan sobre él para pudrirlo desde dentro. Ya son muchas ocasiones en las que esto ocurre para no darse cuenta de lo que se esconde, de quien maneja los hilos de todas estas historias y quien al final sale ganado; nunca es el pueblo, el individúo o el ciudadano, siempre es el poder.
Parece mentira que a una buena parte del pueblo catalán le han conseguido cerra los ojos hasta el punto de no ser capaces de ver que es lo que se esconde detrás  y sus consecuencias. Pero no me extraña, han sido muchos  años de trabajo en las escuelas e ingeniería social.


Me ha gustado leer este artículo de Luis Bouza, que aunque es un hombre que todavía cree en el sistema, tiene mucha sensatez y expresa con toda claridad algunas de las consecuencias nefastas de de una secesión, así como las causas históricas que nos han llevado a todo esto:


LA PSICOSIS DEL NACIONALISMO CATALÁN

Luis Bouza-Brey: Entrada en el blog de Mikel Buesa y en Plaza Moyúa el 21-9-12

Además de las graves consecuencias económicas de la secesión o el pacto fiscal, consecuencias que no se tienen en cuenta por los nacionalistas, creo que hay que buscar el sentido profundo de la situación de desencuentro en lo que Mikel llama voces ancestrales… voces ancestrales que han creado una esquizofrenia paranoide en un sector significativo de la sociedad catalana. porque esquizofrenia paranoide es no entender al propio país, sino únicamente asimilar los relatos de siglos pasados, de cuando hubo una guerra de Sucesión-secesión, de cuando se derrumbó el Imperio español en 1898, o de cuando de volvió a desencadenar otra guerra civil en 1936.
Y son relatos de siglos pasados que producen esquizofrenia paranoide, porque desde entonces la sociedad catalana y la del conjunto de España han experimentado transformaciones profundas: Cataluña tiene una composición demográfica y social radicalmente distinta de la de las situaciones anteriores, y el conjunto de España es ya una sociedad industrial y de servicios desarrollada, y no una sociedad latifundista y primitiva, en el aspecto esencial de su estructura económica.
Pero los nacionalistas catalanes y el sector de la población que los sigue continúan inmersos en el relato del pasado, cuando las cosas han cambiado de raíz. Y por eso se produce la esquizofrenia, que además es una esquizofrenia paranoide que achaca el desajuste a la maldad de “España” o del “Estado”, cuando el desajuste es psicológico-social, derivado de la pervivencia de los esquemas interpretativos de la realidad del pasado.
Esta esquizofrenia paranoide produce varias consecuencias a las que podríamos denominar taruguismo, victimismo y delirio: y todas ellas juntas producen un etnonacionalismo retrógado, anacrónico y alucinatorio-escapista.
Denomino taruguismo a esa cerrazón mental e inmovilismo simploide, basado en mitos sentimentales (ancestrales, en palabras de Mikel) que se intensifican en momentos de crisis, agravándola. Los nacionalistas y el sector de población que los sigue son como una cuña (un tarugo) inserto entre dos entes (Cataluña y el conjunto de España) que bloquea su evolución y adaptación al contexto internacional y a las necesidades de los tiempos actuales.
El victimismo es la desviación de la responsabilidad de la propia inadaptación a un ente “exterior” (España, el Estado) que siempre daña a los pobres sufrientes catalanes.
El delirio es el permanente alejamiento de la realidad, la percepción errónea del conjunto (de Cataluña y del resto de España) y la pseudoexplicación retórica, mítica y propagandística que agravan la desconexión.
Todo este síndrome patológico no se entiende bien desde fuera de Cataluña muchas veces, pero creo que es lo que hay, y lo que hace falta diagnosticar correctamente para poder cambiarlo.
Lo que es inadmisible es que los nacionalistas digan que España les roba cuando ellos roban a Cataluña con sueldos de casta política propios de países con petrodólares, además de corrupciones endémicas diversas (Palaus, 20s por cientos, redes clientelares corruptas en la Administración). Corrupciones impunes gracias a los medios de comunicación propagandísticos subvencionados y la ceguera y avestrucismo del poder judicial y los Gobiernos centrales. ¿España les roba porque tiene un sistema fiscal común que les impide explotar más a su pueblo?
Lo que es inadmisible es que el delirio paranoico les lleve a una ruptura de la unidad política y a una violación de la Constitución y las leyes que encajan perfectamente en diversos tipos de delitos (sedición o rebelión, en último extremo; desacato) que resultan impunes.
Lo que es inadmisible es que los demás actores políticos sean incapaces de terminar con la pauta de concesiones iniciada a comienzos de la transición para estabilizar el nuevo régimen. Pauta que con su prolongación en el tiempo está destruyéndolo.
Lo que es incomprensible es que no haya ningún actor político capaz de entender que la esquizofrenia paranoide no terminará mientras no se le haga frente. El nacionalismo es igual que el terrorismo por otros medios, pues sus objetivos son iguales, y al terrorismo comenzó a vencérsele cuando se firmó el Pacto Antiterrorista entre los dos grandes partidos.
Algo así hace falta también ahora, aunque ese pacto debe incluir también una revisión constitucional, para acabar con la partitocracia oligárquica y un modelo de Estado autonómico indefinidamente abierto que está deconstruyendo el Estado y la unidad de España.
Lo que no se puede hacer es continuar cediendo ante la paranoia, el tarugismo esquizofrénico y el delirio. ¿Cuándo comenzará a producirse esta Regeneración? Uno está harto de pedirla y de avisar de los riesgos de la situación a avestruces ciegos, sordos, mudos e ineptos. Quizá España esté destinada al fracaso eterno como país moderno debido a la falta de psicólogos sociales y psiquiatras políticos: es una sociedad de élites y sectores de la población estancados que necesitan tratamiento cultural y una nueva conciencia política que las élites del régimen del 78 han sido incapaces de elaborar. Eso es lo que hace que nos estemos hundiendo: el estancamiento de la cultura política del país, las pseudolegitimaciones anquilosadas de sus élites y la aceleración del cambio derivada de la globalización, que nos hace cada vez más disfuncionales como país e incapaces como sociedad de adaptarnos al cambio y gobernarlo.

“Los pueblos pueden siempre ser sometidos a la voluntad de sus líderes, eso es fácil. Todo lo que hay que hacer es decirles que están siendo atacados y denunciar a los pacifistas por su falta de patriotismo y de exponer el país al peligro. Funciona igual sin importar el país.”

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