Translate

martes, 29 de enero de 2013

¿Y después del 21-12-2012 que?


Después de largo tiempo a la espera de la inspiración divina y viendo que esta no llegaba, me decidí por fin a tomar la iniciativa y puse mis dedos sobre el teclado. Estaba claro que esperar a ver si las letras aparecían solas en la pantalla era una pérdida de tiempo. Era como hacer lo que muchos hicieron este último año, esperar que algo cambiase para bien sin hacer nada para ello, tan solo expresando su deseo de que fuese así.
Y hablando de fechas. Resulta curioso, apenas ha pasado un mes y parece que nunca existió el 21 de diciembre del 2012 en la red. Los más osados, los que anunciaban grandes cambios, fueron los primeros en desvanecerse. Algunos, incluso borraron las entradas que hacían referencia a la fecha de sus blogs, quizás por vergüenza. Y la verdad, no lo entiendo, al fin y al cabo no estaban tan equivocados en sus predicciones. Porque en realidad todo cambia y siempre esta cambiando todos los días. Otra cosa es que lo haga en el sentido deseado. Para eso hay que actuar, algo que parece no hemos hecho, al menos no tanto como hablar de ello. Será  porque eso requiere mancharse las manos de algo más que de tinta, no lo se. 
Por otro lado, pensar que puede suceder una catástrofe, y más teniendo en cuenta nuestra situación en el universo, no es nada descabellado. De hecho tiene tantas posibilidades como que tubo la formación de vida en la Tierra, y ya vemos como esta la tierra, plagada de vida hasta el más recóndito de sus rincones, sobre todo de parásitos. Y hablando de parásitos. Al final, a pesar de tantos casos de corrupción en España, no hemos visto ninguno de ellos en la cárcel. Todos siguen sentados en sus despachos, dentro de sus acristaladas torres, dirigiendo y imponiendo sus medidas al gobierno elegido por el pueblo. Una resultado más de nuestra inacción esperando que alguien arregle algo o que nos llegue una inspiración para hacerlo.

Pero mientras los parásitos campan con libertad por tierras españolas, en el otro lado del Atlántico, cierto personaje de color, que ostenta el inmerecido premio Novel de la Paz y que ahora se sienta en el despacho oval, debe de estar muy preocupado. Porque, como muchos antes que él, se ha convertido en un tirano, quizás en uno de los mayores y más embusteros de los que ha habido en las historia de EE.UU, después de su antecesor, claro. Teniendo en cuenta que en la constitución de la nación que gobierna hay un artículo que hace mención especial al derecho del pueblo a luchar, si es preciso, con las armas en contra la tiranía, sobre todo si esta proviene del poder; no hace falta ser muy listo para pensar, que los últimos incidentes producidos en varios institutos estadounidenses no han sido fruto de la casualidad o de enajenados. Si miramos las reacciones de de los bien pagados medios de comunicación de masas, que dicen que los culpables de estos trágicos incidentes no han sido los que apretaron en gatillo de las armas, sino las armas, ya puedo dilucidar por donde van los tiros. Después de tantos años de tradición pistolera, ahora nos vienen con esas; ciertamente sospechoso. Seré más claro, pienso que esto no son otra cosa que una maniobras para intentar quitar al pueblo norteamericano su derecho a las armas, y por tanto su derecho a poder combatir con ellas la tiranía del poder, que no se conforma con invadir países ajenos, sino que ahora también se dedica a invadir derechos de su propio pueblo.

Amigos conspiranóicos, no se preocupen demasiado porque las catástrofes y los cambios trascendentales no sucedan un día señalado. Mirad como están las cosas, puede que los cambios y acontecimientos que esperaban ya hayan sucedido, no es necesario que sean cambios grandes y sonoros. Que Alemania pida el oro que los bancos americanos ya no lo tienen, es un síntoma de esos cambios. Por otra parte, y en vez de tanto esperar y quejarse de que los cambios no llegan, mientras no estemos dispuestos a mancharnos las manos, sudar sangre, sufrir y morir, jamás tendremos la tan ansiada libertad. Así son las cosas, y así han sido siempre.