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miércoles, 24 de abril de 2013

El futuro que nos espera


El uso del dinero y la aceptación de sus normas nos han llevado a la situación actual que soportamos la gran mayoría de las personas de este bentito mundo. Estas normas han creado una sociedad donde la mayor parte de los ciudadanos son esclavos, atados por unas cadenas convenientemente disfrazadas de estado del bienestar.

La ingeniería social llevada a cabo por poderes fácticos no elegidos por nadie, ha dado como fruto una sociedad dividida en cuatro grupos bien diferenciados; todos ellos sosteniendo y sirviendo al sistema. Utilizando un símil podemos decir que una selecta y muy reducida minoría forjan las cadenas, otros se ocupan de ponerlas, otros las mantienen pulidas y brillantes, y por supuesto, la gran mayoría que somos quienes las llevamos puestas. Los primeros son plenamente conscientes de lo que hacen, pero los demás ni siquiera son capaces de reconocer a quienes sirven ni su condición; éstos simplemente actúan por inercia inconsciente.

El dinero, o más bien la perversión de su utilidad, tiene una importancia vital para la élite, pues es la herramienta envenenada que utiliza. Gracias ha esta herramienta nada sucede que no esté controlado desde arriba, no hay avances que puedan cambiar el sistema establecido y que podrían estropear esta máquina opresora llamada civilización. Gracias al control ejercido por el poder mediante artimañas como el mal uso del dinero, es posible mantener y gestionar el sistema jerarquizado de esclavitud.
Es de reseñar que el penúltimo escalafón de esta escalera de poder, los que mantienen en buen estado las cadenas, empresarios, funcionarios y periodistas y que se ocupan de hacerle el trabajo sucio a los del escalafón superior, los políticos y banqueros; deberían ser al menos un poco conscientes del sufrimiento que causan. Así cabría esperarlo por su cercanía con los encadenados y su gran distancia jerárquica con los del nivel superior; pero no. No dudan en su criminal trabajo de hacer lo necesario para contentar a los amos. Se puede decir sin tapujos que son la peor de las castas, ya que apenas reciben algunas ventajas y algo más de dinero que el escalafón inferior.

Para cerrar este círculo de poder, una educación bien planificada, dirigida a la aceptación de lo establecido y a no cuestionarse nada y un sistema represor de leyes, consigue el completo sometimiento de la mayor parte de la humanidad, la situación actual.

Lo que conocemos como civilización siempre ha sido un sistema de represión jerarquizado, y hoy más que nunca, se ve con claridad cual es su objetivo final. Esta crisis artificial no es otra cosa que un paso adelante más. Una maniobra de las élites que se ha acelerado el proceso de sometimiento . Con la crisis ha caído la libertad, los derechos sociales y los servicios, pero no para los que más tienen, solo a los que llevan las cadenas.

Grecia es el mejor ejemplo de lo que se pretende, del futuro que nos espera si no hacemos algo para romper estas cadenas. Cadenas que en realidad solo son una ilusión que no quieren que sepamos que es.  

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