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viernes, 31 de mayo de 2013

Crónicas desde los albores de 1984

Las herramientas que utiliza el poder para conducir a la sociedad pueden ser tan sofisticadas como burdas, lo que cuenta a la hora de ser aplicadas es su efectividad, y como hemos podido ver en los últimos tiempos, de esto no les falta.
Desde los medios de comunicación de masas hasta el dinero, son muchas y variadas, cada una de ellas cumpliendo su objetivo, de todas estas herramientas la televisión destaca por sus ventajas. Con ella se puede cambiar la opinión pública, distraer, confundir al pueblo o ridiculizar a los disidentes, y sabemos bien que la creación de opinión es fundamental para realizar acciones más contundentes sin que el pueblo se subleve. Preparar a la gente para quitarle las libertades y derechos, bajar las jubilaciones o los sueldos, para estas cosas es fundamental la televisión. Con todo esto no es de extrañar que resulte raro encontrar televisiones que no pertenezcan a grandes grupos empresariales y que estos grupos estén de una u otra manera relacionados entre si. De no ser así podrían darse puntos de vista alternativos o haber disidentes que se saliesen de la línea marcada el poder. No obstante, no todas los medios de comunicación de masas han sido alienados por el poder, hay excepciones, pero lamentablemente divididas y recluidas en el mundo virtual, en Internet, el último refugio. También es cierto que hay disidencia en las televisiones controladas por el poder, pero es una disidencia controlada y aparente, sin contundencia en sus argumentos ni alternativas reales a lo establecido. 

Algunas de las estrategias usadas por el poder para contrarrestar los movimientos disidentes es llamarlos conspiranoicos, hacer programas que hablan de conspiraciones poniendo en tela de juicio su veracidad o hacer programas que tratan estos temas, como podría ser la esclavitud a la que nos somete el sistema económico basado en el sistema del dinero fiduciario. estos temas se tratan de forma lúdica, para que parezcan programas de entretenimiento. De esta manera tan sencilla se crea una opinión desfavorable a priori, un prejuicio que evita el interés o intentar verificar la veracidad de lo que dicen los llamados conspiranoicos, unos locos que siempre piensan mal del sistema y que son una amenaza, según ellos, para el resto de la ciudadanía.

Los medios de comunicación de masas representan pretenden ser para el pueblo la verdad, pero se lo crean o no, al poder le da igual, pues no hay alternativas destacables a la versión de su verdad. Es como el dinero, el sistema fiduciario o las leyes de los gobiernos, no hay alternativas ni resistencia posible, o al menos esto es lo que hemos dado por sentado gracias a los medios de comunicación de masas controlados por el poder. Nuestra equivocación es evidente, no solo este no es el único sistema posible, sino que además nos perjudica a todos y al planeta donde vivimos. Pensar, como nos han inculcado, que este es el único mundo posible, es donde reside la base del nuevo orden mundial, del pensamiento único. Las leyes, los medios de comunicación, el sistema en si, es el compendio de herramientas que facilita este nuevo orden, donde una reducida casta de privilegiados somete al resto de los mortales. Preservar este estatus es el único objetivo de todas estas herramientas.

Alguien dijo una vez: Si la gente supiese realmente como funciona el sistema del dinero habría una revolución mañana mismo, creo que fue Henrry Ford. Y que razón tenía. El dinero por definición fue una herramienta para facilitar los intercambios, pero hoy en día es otra cosa. Es la cadena que nos atenaza al sistema, la que sutilmente nos fuerza a permanecer quietos. Se ha convertido en la mejor forma de dominación y control jamás creada por el hombre. Mejor que el control mental, que la razón o que la peor de las cárceles. Su acción, combinada con el control de los medios de comunicación y los gobiernos, cada día más globalizados y dependientes dentro de las leyes impuestas por el sistema fiduciario, ha sido decisivo para consolidar un sistema esclavista del que muy pocos pueden salir, o quieren hacerlo.

Ahora pueden llamarme conspiranoico e ignorarme como les han dicho que hagan, pero aunque una mentira se repita mil veces seguirá siendo una mentira. Y la gran mentira es que no hay alternativas o que no se puede salir de este sistema. Si es cierto que puede costarte la cárcel, e incluso la muerte, pero si no hacemos nada ahora, a buen seguro, revelarse o disentir en el futuro, si será motivo seguro de muerte, o quizás de que te metan en un centro de reeducación.


Reporte de JM desde los albores de 1984   

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