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martes, 2 de julio de 2013

Edward Snowden No teme al enfado del gobierno americano

Como dije en un artículo anterior, ya hay pruebas de que estamos siendo observados por el gran hermano. Edward Snowden, exagente de inteligencia arrepentido, lo ha dicho bien claro, “La NSA no solo se ha limitado a espiar a sus ciudadanos, sino a medio mundo”. Ha interceptado correos, conversaciones telefónicas, y todo lo que le ha dado la santa gana. Quizás pensemos que es un gran escándalo, pero puede que estemos viendo solo la punta de iceberg. Has sido muchos los voceros que han pretendido justificar este espionaje masivo, Incluso Obama, pero no hay ningún motivo que justifique violar la intimidad de las personas libres, ni siquiera por la seguridad nacional. De la misma forma tampoco los secretos de estado son justificables en democracia. Los secretos de estado y las acciones encubiertas solo pueden ser obra de gobiernos totalitarios, que es exactamente por quienes estamos gobernados.

Si hay algo que hemos visto mermar en estos tiempos de crisis impuesta, a parte de nuestra calidad de vida, han sido nuestros derechos y libertades. Con la justificación de protegernos, somos tratados como delincuentes en los aeropuertos, vapuleados en cuanto alzamos la voz para protestar. El derecho a protesta ha quedado reducido a lo privado o a lugares donde no se ve demasiado, como este blog. Si este fuese un sitio muy visitado, inmediatamente buscarían la manera de cerrarlo o buscarme las cosquillas de alguna manera, estoy seguro. Y mientras todo esto sucede, muchas familias tienen que abandonar sus hogares para dejarlos en manos de los usureros de los bancos, el gobierno se gasta millones en material antidisturbios, formas de entretenimiento masivo y, en el caso de Estados Unidos, en espiar a su pueblo y de paso al resto del mundo, y porque no, también de de paso mandar algún drone que otro para asesinar algún supuesto terrorista; sin juicio previo, claro.

Resulta muy frustrante ver como hay tanta condescendencia y tolerancia con los desmanes de los gobiernos. A pesar de la corrupción, el aumento de las desigualdades sociales, la merma de derechos, las subidas de impuestos, la estupidez de nuestros políticos y de todo lo que está pasando, la gente sigue callada como si no ocurriese nada, como si no supiese de su capacidad para cambiarlas cosas. Quizás estén esperando algo que les haga saltar de su butaca, es difícil saberlo. Quizás realmente no sabemos hasta que punto podemos tocarle las narices a todos estos canallas que se han apropiado de nuestra libertad.

Recientemente, en Brasil, el intento del gobierno por subir los trasportes públicos saco a miles de personas a las calles, tantas que tuvieron que tirar la medida para atrás, Una vez que la gente se percató de su fuerza, haciendo que el gobierno recule, ya protestan por todas las injusticias de su país; algo que está poniendo en un grabe aprieto al gobierno brasileño y a su presidente Dilma Rousseff, porque ya no solo son los ciudadanos, sino la policía que tenía que reprimirlos, los que se unen a la protesta. El gobierno brasileño a mostrado debilidad, una debilidad que tiene cualquier gobierno ante la ciudadanía consciente de su poder. En Europa los gobernantes son más listos, y saben que cualquier concesión podría provocar lo mismo, en este caso el derrumbe de todo el sistema. Una concesión con el nivel de enfado de la ciudadanía podría ser la chispa que iniciase un fuego imparable, por ello no lo hacen, no hacen concesiones ni escuchan al pueblo. Hasta el momento, gracias a los medios de desinformación, la telebasura y el deporte, nos tienen bien controlados, pero hasta cuando... Es complicado de saberlo, pues la gente de Europa ha perdido la pasión de otros tiempos, y está sumida en una depresión inducida. España, por poner un ejemplo más que representativo, ha pasado de ser un país divertido y simpático, a ser un sitio deprimente, apático y caro. El obsesivo afán de los tres últimos gobiernos por hacer leyes represoras y poner multas e impuestos ha casi todo, han convertido a este país en un cementerio donde los españoles deambulan como fantasmas. Van del trabajo a casa, sin poder pasar por un bar como solían hacerlo. Ahora son lugares prohibitivos para el bolsillo. El ocio nocturno solo es un vestigio de los que fue antaño. Esto es lo que se espera de un un pueblo, que se este quietecito en casa, sin salir, para que trabaje mejor, si es que queda algún sitio donde hacerlo.  

Para finalizar les dejo las declaraciones de Edward Snowden, un hombre que ha sabido cambiar el rumbo de su vida y ha hecho lo que le dictaba el corazón, ojalá todos ustedes hicieran lo mismo.

verdad. Mi libertad se ha mantenido debido a los esfuerzos de nuevos y viejos amigos, familiares y otras personas que nunca he conocido y que probablemente nunca conoceré. Confié a ellos mi vida y ellos me devolvieron esa confianza con su fe en mí, de la que siempre estaré agradecido. El jueves, el presidente Obama declaró ante el mundo que no iba a permitir ningún “teje maneje” diplomático sobre mi caso. Sin embargo, ahora se ha reportado que después de haber prometido no hacerlo, el Presidente ordenó a su vicepresidente que presionara a los líderes de las naciones a las cuales he solicitado protección para que nieguen mis peticiones de asilo. Este tipo de engaño de un líder mundial no es justicia, como tampoco lo es la pena extralegal del exilio. Estas son las viejas, malas herramientas de agresión política. Su propósito es asustar, no a mí, sino a otros que podrían hacer lo mismo que yo hice. Durante décadas, los Estados Unidos de América han sido unos de los más fuertes defensores del derecho humano de solicitar asilo. Lamentablemente, este derecho, diseñado y aprobado por los EEUU en el artículo 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, está siendo rechazado por el actual gobierno de mi país. La administración Obama ha adoptado la estrategia de utilizar la ciudadanía como un arma. Aunque yo no estoy convicto de nada, se ha revocado unilateralmente mi pasaporte, dejándome apátrida. Sin ningún tipo de orden judicial, la administración pretende ahora impedirme ejercer un derecho fundamental. Un derecho que le pertenece a todo el mundo. El derecho a solicitar asilo. Al final, el gobierno de Obama no teme a los denunciantes como yo, Bradley Manning o Thomas Drake. Somos apátridas, encarcelados, o impotentes. No, la administración Obama les teme a ustedes. Tiene miedo de una sociedad informada, exigente, de un público enojado con el gobierno constitucional que le fue prometido y que debería tener. Estoy erguido con mis convicciones e impresionado con los esfuerzos realizados por muchos.

 Edward Joseph Snowden AVN / LibreRed


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