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lunes, 16 de diciembre de 2013

La pregunta de las narices

Cuando a Neo le ofrecen la elegir entre la ignorancia y el conocimiento, elige el conocimiento, pero Neo es especial; es el elegido. De una manera diferente, esta decisión nos la ponen todos los días a nuestro alcance, pero por comodidad elegimos la ignorancia, pues la ignorancia es también irresponsabilidad; y claro, no queremos líos.
Los ciudadanos de la Grecia clásica consideraban idiotas a aquellos otros ciudadanos que se desentendían de los problemas de la Polis, los que no aceptaban la responsabilidad de afrontar los problemas comunes y solo se preocupaban de si mismos. Hoy, la mayoría de los ciudadanos de este planeta son idiotas. Si, idiotas, aunque ofenda, más que nada por dejar que otros hagan lo que es el trabajo de todos, y claro, así nos va. Hemos dejado en manos de políticos corruptos, que han vendido nuestro poder de decisión a los que tienen el suficiente dinero para comprarlo, y las consecuencias están siendo devastadoras. Pues contra más poder adquieren, mayor es su facilidad para corromper y manipular nuestra vida cotidiana.

Poco a poco el ser humano se ve acorralado en un laberinto de leyes, que solo unos pocos han consensuado para su propio beneficio. Ni tan siquiera emanan de los políticos, sino de los intereses que están por encima de ellos. Estos poderes económicos, basados en el puro lucro, son los dueños de las decisiones y manejan los hilos a su antojo. Para ellos, el bien común del pueblo, solo es una cuenta de resultados, facilidad para contratar mano de obra esclava, o evitar con leyes que la gente, ni siquiera tenga el derecho de protestar.
Seamos claros, cual puede ser la sociedad ideal para las grandes corporaciones: una masa de gente idiota con suficiente poder adquisitivo para comparar sus porquerías. Alimentados de mala manera, para que no duren demasiado y sean un problema mantenerlos en su vejez. Nos enferman para que seamos clientes de sus farmacéuticas. Condicionan a nuestros hijos con una educación prusiana, solo para que tengan los conocimientos necesarios para ser útiles en sus puestos de trabajo mal pagados. Y por supuesto, alimentan medios de entretenimiento y control mental para que no les de por pensar demasiado; esto es exactamente lo que tenemos hoy.

De vez en cuando, movimientos como el 15m e iniciativas como rodea el congreso, se hacen ver y hacen salir a mucha policía a la calle. Esto es disidencia controlada a la que no tienen ningún miedo.
Sabemos perfectamente como trabajan en estos casos. Si el movimiento se hace fuerte se destruye desde dentro. Es bueno que de vez en cuando la gente manifieste su ira, en el libro de 1984, ya de definía esta estrategia como la hora del odio.

Y, en Catanya toca independencia, más de lo mismo. Ofrecen esperanza y cambio, pero tan solo es humo. Solo alguna iniciativa, como la de la monja benedictina Forcadelles, tiene alguna validez para mi. El proceso constituyente, sea en el estado que sea, da la oportunidad al pueblo de volver a retomar el poder que le ha sido arrebatado, o mejor dicho, que a confiado a gente equivocada. Es una buena iniciativa, y por eso los medios de comunicación hablan poco de ella, incluso los catalanes, bien alimentados por los que persiguen otros fines menos nobles.

Que podemos responder ante una pregunta tan banal y falta de contenido.
¿Quiere la independencia? Esto suscita otras muchas preguntas:
¿Y que es eso en un mundo tan dependiente?
¿Acaso estamos aislados?
¿Acaso ser un país independiente te da la libertad?
¿Acaso la democracia la garantiza?
Si esta pregunta nos llega desde políticos cuya eficiencia y sumisión a los poderes económicos está tan demostrada ¿Que se puede esperar? Se trata de un cambio de régimen tirano por otro, de crear un conflicto, simplemente para garantizar que tendrán lo que más anhelan, que no es otra cosa que el poder.

Si realmente quisieran algo bueno para su gente, antes de hacer la pregunta, nos enseñarían el contrato social vinculante. Porque hay que ser bastante estúpido para aceptar algo sin haber una declaración de intenciones previa. Queremos una constitución que establezca los derechos y deberes, que garantice la independencia del poder judicial. Que imposibilite la influencia del poder económico sobre el bien común. Que cree un sistema económico basado en la realidad, y no en la especulación financiera, que nos ha llevado hasta donde ahora estamos. Eso si es la independencia, lo demás.. Bueno, ya sabemos que és porque lo estamos sufriendo.  

jueves, 5 de diciembre de 2013

Aviso a la casta política española.

Vivir aislado del resto de los mortales provoca enfermedades. La que padecen los políticos es una enfermedad que se manifiesta por una sintomatología clara; su carencia total de empatía con el pueblo que gobiernan.
Resulta extremadamente raro ver a un político importante caminar por la calle sin escolta, pero más raro es verlos preguntando a sus conciudadanos sobre sus preocupaciones y lo que piensan de su gestión. Salvo contadas ocasiones, sobre todo previas a unas elecciones, se puede producir tan raro comportamiento, y cuando sucede, por lo general, ha sido preparado como parte de campañas de imagen por sus asesores. Realmente puede que no les importe lo que pensamos de ellos, o puede que crean erróneamente, que para esto están los asesores, estadísticas y los medios de comunicación que escriben las noticias para ellos. Es lo más probable que así sea. Pues, entre, conferencias, congresos, coches oficiales, el parlamento, viajes y su despacho; se encerraron en su burbuja; y claro, olvidaron para quien trabajan. En su mundo dorado, tras las mamparas de su condición, perdieron el sentido de la realidad y se trastornó su mente. Creen, como si fuese realidad, que sus decisiones no tienen consecuencias graves para la gente, y que estas decisiones, las toman basándose en una realidad que solo ellos pueden percibir desde su atalaya privilegiada. Una realidad falsa y ajena a la mayoría de las personas. Ellos no no sufren ni son víctimas de los abusos de su propio  poder, no acatan sus propias  leyes y decretos. Sus sueldos no se ven mermados por  el espoleo de los impuestos que imponen a los demás. Pero si piensan que esto puede continuar por siempre, será la peor equivocación de sus vidas.

El pueblo no aguantará mucho más. Ha sido paciente durante mucho más tiempo del que sería razonable, y el agua está ya escapando del vaso por los bordes. Lo peor que les puede pasar es que el pueblo, mancillado por sus abuso,  estalle como una caldera a la que se le ha metido más presión de la que podía soportar. Si sucede, no habrá lugar donde  puedan esconderse de la ira desatada. Quizás lo sepan ya, pero lejos de intentar aliviar la presión, parece que quieran acelerar el proceso; nos provocan más. Si lo que quieren hacer es averiguar cual es el límite, pronto lo verán, y pude que este descubrimiento les cueste algo más que perder su cargo y su vida de privilegios. Pienso que no falta mucho para que eso suceda.

Por lo que sé, la mayor parte de las personas no somos violentas, no buscamos el conflicto, escapamos de ellos. Pero cuando la masa enloquece y se encienden las antorchas, se pierde la conciencia, y el animal que ha estado reprimido sale fuera; llevándose por medio todo aquello que se interpone en su camino. El sentimiento de venganza se cebará, entonces, sobre aquellos que han hecho tanto mal y a tantos. Los que vivís en ese palacio dorado seréis los primeros en sentir su ira y su venganza; y puede que también la sufran vuestras familias. Y todo esto por no saber el lugar que ocupáis y para que estáis en el. No es una amenaza, simplemente es algo que sucederá como consecuencia de lo que estáis haciendo. Vosotros habéis plantado, y no el pueblo que ha sufrido vuestra ceguera, esta semilla envenenada.

Si se os pasó por vuestra mente enferma que quitarle la libertad al pueblo, aumentar el presupuesto en material antidisturbios o blindaros con leyes para proteger vuestro estatus servirá de algo cuando ese momento llegue; lo lamentaré mucho por vosotros. Pues llegado ese momento, no habrá ejercito, ni policía suficiente para parar el desenfreno que se producirá; vuestras leyes serán ignoradas y vuestros nombres olvidados.

Yo, personalmente, espero que sea solo la desobediencia civil la que os eche del poder y os haga pagar por vuestra ignorancia, y no  los fusiles; pero mucho me temo que no va a ser así. Es por ello que tengáis cerca vuestras maletas preparadas y que no os alejéis mucho de los aeropuertos que tanto os gusta frecuentar. Aunque  puede que no os sirva de nada, pues, ni siquiera,  tengáis ya ningún sitio donde huir. Ni siquiera al lugar donde guardáis el fruto de vuestras corruptelas, porque puede que los papelitos pintados con los que habéis esclavizado al pueblo, y que con celo y tesón habéis guardado, no valgan nada cuando lleguéis.