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miércoles, 30 de abril de 2014

Carta a un jefe


Con los quehaceres de su cargo, siempre ocupado y preocupado por su empresa, los balances y todas esas cosas que yo no entiendo, seguro que se ha olvidado usted de mí.

Quizás me recuerde de aquella vez, cuando paseaba por la empresa acompañado de su séquito de lamedores y mamporreros,  orgulloso de su planta y sus máninas. Yo estaba en la cadena de producción, haciendo ese trabajo monótono en una de esas. Esperaba que se acercase a mí para dirigirme unas palabras de aliento, pero se limitó a explicar a sus lamedores las virtudes de la máquina. Yo mientras rezaba también para que no me saliese algo mal en su presencia. Usted ni  siquiera me dedicó un minuto de atención, paso de largo porque ya sabía lo que iba a pasar, ya tenía nuevos planes para mí.
Pocos días después me enteré que  una nueva máquina, más moderna, me sustituirá. Ya no necesitará más de mis servicios; la máquina hará todo sola. Sabiendo esto ya puedo  escribirle para decirle a dios y cuatro cosas más que supongo no tendrá la decencia de leer, pero po si acaso aquí quedan. 

Durante todo el tiempo que he trabajado para su empresa, se me ha exigido eficiencia, productividad, compromiso, puntualidad y no más porque la ley se lo impedía. Durante ocho otras y cinco días por semana, cuando no más,  he estado aquí, cumpliendo con mi cometido y sus exigencias. Eso si, a cambio he recibido las migajas de sus inmensos beneficios. Cuando ha hecho falta y la producción lo exigía, sobre todo en los primeros tiempos, fueron muchas las horas que dediqué, horas que no se pagaron ni tubieron recompensa, mas que promesas que no se cumplieron. Después de muchos años, cuando la empresa se hizo grande, comencé a cobrar algo más, pero llegó la crisis, y a mí, como a mis compañeros, nos bajaron el sueldo. Como muchos, y por miedo a perderlo todo, lo aceptamos; que remedio, pero estubimos al pie del cañón, aguantando por usted y su maldita empresa. 

No se ofenda por lo que le voy ha decir, no es con mala intención: Puede que tenga usted muchos estudios, algunos masters y títulos, pero no sabe evaluar correctamente lo que yo le he entregado a cambio del misero salario que me ha dado.
 En el tiempo que llevo trabajando para usted, sin contar las horas sin remunerar, le he dedicado más 122.000 horas de mi vida. Puede que usted vea en esto un trato justo, pero lo cierto es que si tuviera que pagar a su precio real, un solo segundo de mi vida, ni con su fortuna y todos sus bienes podría pagarlo, ha pagado usted la vida de una persona a precio de saldo. 

Imagine por un instante, que le dijeran que su hija, Dios no lo quiera, tuviese una enfermedad incurable y que le quedaban pocos días de vida. ¿Podría usted pagar un solo minuto de más para su hija? ¿Acaso son mis hijos diferentes a los suyos? Podría haber llegado a ser un buen escultor, quizás a escribir como es debido, educar a mis hijos y estar cuando me necesitaban, pero no, tenía que fichar. ¿y aun cree que es un trato justo? Pues siga creyendo, al fin y al cabo, usted como yo, somos esclavos del mismo sistema. Vivimos en una sociedad que ha olvidado cual es el motivo por el cual se creo, perdiendo nuestra humanidad en el camino. Aquí se queda con su empresa y mi compasión. Pues yo, aunque tarde, he despertado, usted ya no lo hará jamás y su karma, inexorable, como a todos, le pasará factura.

jueves, 24 de abril de 2014

El fracaso de la educación, una causa premeditada.


Las datos sobre el fracaso escolar en España y en otros países, rebelan unas cifras intolerables para una sociedad donde se hace cada vez necesario tener un mínimo de cultura para entender lo que está sucediendo en el mundo. Teniendo en cuenta estos datos, se comprende que la juventud y el individuo, en general, no entienda el sometimiento al que están sujeto. Si uno desconoce la verdadera situación en la que vive, es normal que tampoco quiera cambiarla, y mucho menos enfrentarse a ella.

La ingenuidad nos puede conducir a pensar que este hecho es casual y no lo ha buscado nadie, pero analizando el origen de la educación obligatoria, se comprenderá perfectamente que este hecho es algo planificado desde el principio y que sus objetivos no han cambiado.

Lo que conocemos hoy como sistema de educación se remonta a los tiempos de Napoleón. Aunque antes ya se había implantado en Alemania de 1717 por el rey Federico Guillermo. Pero fue Napoleón, este controvertido y despótico personaje histórico, quien lo extendió por toda Europa, trasladándose, sin cambios, al nuevo mundo. Es conocido como sistema escolarización prusiana.

El objetivo de Napoleón, como la idea original aplicada en Alemania, era dar los conocimientos necesarios al pueblo para que este sirviera al estado. Soldados obedientes y disciplinados, buenos trabajadores, y todo ellos adoctrinados en un sentido patriótico para consolidar la fuerza del estado nación . Para ello diseño dos sistemas o niveles principales. Un sistema que se limitaba a la alfabetización y adquisición de los conocimientos necesarios para hacer trabajos o ser soldados rasos. Este sistema era obligatorio de la misma forma que lo es ahora. Por otro lado, un sistema educativo más avanzado y completo, se impartía para los que tenían talento, aquellos que debían estaban destinados a dirigir los trabajos o los ejércitos, pero, como ahora, se limitaba al ámbito donde donde desarrollaría su actividad el individuo. Era algo equiparable a las actuales universidades. Había un tercero, mucho más completo y libre, pero solo al alcance de los hijos de los gobernantes y personas de gran poder económico. Para estos, ningún conocimiento estaba vetado o oculto, pues como en nuestros días, se lo podían permitir con dinero. El objetivo de este sistema elitista es equiparable a las universidades de prestigio de nuestros días.

Mediante la escolarización obligatoria, todo el mundo aprendería que «el trabajo hace libre», y trabajar para el Estado, incluso dejando la propia vida a sus órdenes, era la mayor libertad de todas.”

Así es como veían el mundo los primeros ingenieros sociales, una idea que no ha cambiado desde el nacimiento de la educación obligatoria hasta nuestros días. Seguramente, y como no aporto muchos datos, a algunos puede que esta visión particular de la educación les parezca simplista y poco objetiva. Pero si analizamos fríamente los conocimientos adquiridos por nuestros hijos y la forma en que se les educa en los colegios, veremos que es así; aunque nos la quieran vender de mil formas. Para los creadores de este sistema educativo, como para los que hoy lo dirigen, dejar la educación en manos de los padres es peligroso. El control que ejerce el estado sobre el individuo, es decir, el poder de los intereses económicos, que son quienes controlan el estado, se pondría venir abajo.

Así pues, que quede muy claro. Este sistema educativo obligatorio, no ha sido diseñado para expander nuestra mente, fomentar nuestro ansia innato por aprender, promover el crecimiento personal o mejorarnos como personas; tan solo es un sofisticado método de control que se implanta de forma obligatoria desde los primeros años de nuestra vida. Encapsula el conocimiento, lo limita, y en lo que se refiere a los conocimientos históricos, si es necesario, se manipulan para justificar el propio estado.


No nos extrañe pues, que los alumnos se desmotiven, que los profesores se comporten como trabajadores, y no como maestros. Porque la educación obligatoria esta precisamente para eso; desmotivar. Hay mucha diferencia entre un maestro y un profesor. Los padres somos maestros, pues transmitimos nuestro conocimiento a través de la experiencia, los profesores solo imparten los conocimientos que les permiten impartir. No es la educación la que nos hace libres, sino el conocimiento adquirido a través de nuestras experiencias o las de otros. Esto es lo que hace a un ser humano sabio, contestario y peligroso para aquel que quiera someterlo. 

Es recomendable ver este vídeo para comprender mejor de lo que hablo.


El ignorante no nace; se hace.
Al ignorante ya se le va inculcando la ignorancia desde la cuna. Los padres de los ignorantes procuran inculcar a sus retoños sus ignorancias: ir a misa, ser obedientes ante los superiores para no tener problemas, procurar pensar como los demás para no desentonar. El ignorante va creciendo deglutiendo la telebasura, tomando Cola Cola y zampando bocadillos rebosantes de hormonas en los Burger Kings y jaleando a los millonarios jugadores del Madrid, Barça, etc, y pagando burradas en las taquillas de los estadios -tras haber pasado la noche a la intemperie para conseguir ver, en vivo, los goles de Ronaldo.y Messi. Acuden en manada borreguil al concierto de tal o cual cantante, y pueden desplazarse cientos de kilómetros para escuchar unos gritos del un cantante de fama mundial. A la hora de votar, entregan su voto sin el menor criterio y vuelven a dar su confianza a los mismos por mucho que olvidaran de cumplir sus promesas electorales y les suprimieran conquistas sociales. Entre tanto, la prensa, telediarios, periódicos, etc. ofrecen todos los muertos que se producen en el mundo, pues son esas noticias las que alimentan a la plebe. En tanto el DOMINADOR mueve los hilos del mundo, enriqueciendo a unos ( ellos mismos) y arruinando a los DOMINADOS (el resto). Los dominadores son los dueños de los medios de comunicación, o bien con sus millones imponen la desinformación necesaria para que los dominados continúen entusiasmados, alimentándose con el “menú” que les preparan sus amos en las alturas. Y se hace necesario el despertar de los dominados, pero les resulta difícil salir de la inercia que han aprendido desde la cuna. ¿Y quienes son los Dominadores? Pues pobres criaturas que sólo poseen millones y más millones. Y que son dignas de tanta compasión como los dominados.

domingo, 20 de abril de 2014

El Periódico Cuidado, llegan los antisistema




Cuando leo un titular como este me puedo dar cuenta hasta que punto el cáncer se ha enraizado en los medios de comunicación. Solo le falta un gran cartel de peligro y después una leyenda que rece así: “si votáis a estos subversivos estáis perdidos”. Cuando ves el titular así, ya te importa un carajo lo que diga después, pues la idea primordial del artículo se ve desde el principio; inducir al miedo.

¿Acaso este sistema es el mejor, es inamovible o los llamados por ellos, antisistema, no tienen derecho a presentarse a unas elecciones?

No hubiese dicho ni palabra si el titular hubiese dicho, fuerzas políticas alternativas se presentan a las elecciones europeas, pero no, los llaman así de forma intencionada y peyorativa con una intencionalidad clara. Quizás con el objetivo de defender la alianza PPSOE y la prevalencia de su sistema, o porque tienen miedo a que les quieten las subvenciones que mantienen al periodico.
Este tipo, que se hace llamar periodista, me parece que no es más que otro títere protegiendo su mísero puesto de trabajo subvencionado. Uno más, como todos los obedientes y serviles títeres que trabajan para mantener la prevalencia de este sistema y contrarrestar cualquier movimiento que lo amenace.
Espero, que no suceda lo mismo que sucedió en la edad media, cuando cualquier voz disonante apoyada en la ciencia disentía de los postulados de la iglesia.

jueves, 10 de abril de 2014

La estafa eléctrica.


La electricidad, como todo el mundo sabe, es uno de los motivos de nuestro éxito como especie encima de la tierra. Sin ella, todas las comodidades de las que ahora disfrutamos serían inalcanzables. Pero a pesar de su importancia, cuando encendemos un interruptor no nos cuestionamos, ni por asomo, cual es su procedencia y como llega hasta nosotros. Lo único que nos preocupa es que llegué y que no falte. Y la preocupación es bien fundada, pues sin ella todo nuestro modo de vida se iría al garete. Cuando una avería o problema en la red de distribución nos priva de este elemento fundamental de nuestra vida, nos damos cuenta lo dependientes que somos de ella. Se ha convertido, por tanto, en un bien indispensable de primera necesidad. 


Al principio, cuando en nuestro país, la distribución y suministro de energía estaba en manos del estado, en teoría nos pertenecía a todos y todos disfrutábamos de ella a un precio asequible. Pero llegaron los tempos de las privatizaciones, y lo que era de los ciudadanos de este país, y que había costado tanto sacrificio e impuestos crear, fue vendido furtivamente. Se vendieron las redes de distribución, las centrales eléctricas y hasta los pantanos. Nada quedó en manos de sus propietarios legítimos. Por supuesto, y en concordancia con los tiempos que corrían, nadie preguntó a los ciudadanos si queríamos vender tan importante patrimonio. Simplemente, al igual que la red telefónica, las refinerías y tantas otras cosas, se vendieron a espaldas del ciudadano. Así fue como el ciudadano, sin apenas ser consciente de ello y sin recibir ni un solo duro, perdió el control de su futuro. Todo ese dinero se tradujo en inversiones funestas, dinero que pasaba de político en político a través de lo que luego se llamó boom inmobiliario. Todo eso acabó formando parte de lo que hoy conocemos como crisis económica. 

Actualmente, la energía, gracias a la magia del neoliberalismo y el capitalismo salvaje, ha quedado en manos de unos cuantos empresarios, o mejor dicho especuladores. La consecuencia directa, como era de esperar, es que la competencia, argumento al que aluden siempre los neoliberales, es inexistente. Si solamente fuera eso, podríamos decir: bueno, el gobierno antes de vender las compañías ya fijaba el precio; no hay gran diferencia. El problema, es que estas compañías han adquirido tanto poder, que mandan sobre el gobierno, y hasta dictan las leyes que le son favorables. 

Muchos convencidos o aducidos por el neoliberalismo, argumentan que esto nos ha traído un mejor servicio, pero como toda falacia tiene su punto débil. Nadie sabe que hubiese pasado si la energía hubiese quedado en manos públicas.
Esto lo podemos extrapolar a todo el sistema capitalista, basado en el dinero fiduciario. Ellos, los que salen tan beneficiados, en comparación con el 99,8% del planeta, afirman que el capitalismo es bueno porque nos ha traído el progreso. Y yo me pregunto ¿Que presente hubiésemos tenido con otros sistemas? Pues la verdad, que yo sepa no se ha probado ningún otro sistema.
Menos mal, que cada vez más gente se está dando cuenta de este engaño y en la falacia en la que se apoya este sistema. Organizaciones de todo tipo ya están comenzado a despuntar. Organizaciones que ven en la propiedad un condena a la miseria y que abogan por la disponibilidad, un concepto sencillo, pero de una aplastante lógica. ¿Que es lo importante de un objeto? ¿Disponer de él cuando se necesita, o que sea nuestro?

Nos dicen que la crisis ha pasado, que comienza la prosperidad, sin embargo, nunca he visto tantos pobres pidiendo algo que llevarse a la boca, jamás a tantos en paro y en situaciones críticas. Todas las posesiones importantes del país están en manos de los banqueros, infraestructuras, energía, viviendas. Los únicos que están saliendo de la crisis han sido ellos, sobre todo después de regalarles miles de millones de fondos públicos. Quizás sea porque ahora se han dado cuenta de que existe un filos de sangre que todavía no han explotado. Nuestro sistema de seguridad social, el estado de bienestar, eso todavía no esta en sus manos.


domingo, 6 de abril de 2014

¿A quien defienden las organizaciones sociales?


Las organizaciones ecologistas y defensores de los derechos humanos, esas que los medios de comunicación dan tanta trascendencia cuando denuncian o protestan, están dirigidas por los mismos multimillonarios y multinacionales causantes de los desastres ecológicos, y atrocidades cometidas en países pobres. Las personas que pertenecen a las bases de estas organizaciones desconocen quienes son sus jefes, y en más de una ocasión se han jugando la vida con convicción, pensando que la causa que defendían lo merecía, pero la realidad es que están sirviendo a intereses económicos.
Dicho de otra manera, el control de la opinión pública necesita de válvulas de escape que sirvan de aliviaderos cuando se pretende hacer algo que va contra toda justicia, y las mayoría de estas organizaciones serven para este propósito. Buena prueba de ellos es que su actividad se centra, fundamentalmente en minucias. Sirven, de esta manera, a desviar la atención de las atrocidades e injusticias de mucho mayor calado, repercusión social o ecológica.

¿Por qué altos cargos de Amnistía Internacional son miembros o ex-trabajadores del Departamento de Estado de EE.UU., de la CIA, millonarios, como por ejemplo Henry Solomon Benenson, Irene Khan, Zbigniew Brzezinski o Heather Odom, que son los mismos que controlan supuestas organizaciones sin ánimo de lucro como Greenpeace, WWF (presidida por cazadores de tigres y elefantes) o Sierra Club , Human Rights Watch, Amigos de la Tierra y Ecologistas en Acción?”



Siempre los vemos actuar cuando se trata de memeces, pero cuando se trata de brutales atentados ecológicos que se cometen por parte de las grandes multinacionales, casi siempre apoyadas por el estado intervencionista de EEUU, ni están ni se les espera. Lo mismo ocurre con las organizaciones que defienden los derechos humanos. No es que no puedan ni tengan recursos para actuar, lo que ocurre es que les sucede lo mismo que a los perros, que a menos que sea un perro salvaje, nunca muerde la mano del amo que le da de comer.



No nos debería extrañar todo esto, pues estamos hartos de ver como la industria de los transgénicos, militar, energía o farmacéutica, controla a los gobiernos en todos los países utilizando lo que llaman las puertas giratorias, es decir: altos cargos de estas compañías son propulsados al poder mediante inyecciones de grandes cantidades de dinero en las campañas electorales. Una vez en el poder, apoyan leyes que benefician a las compañías, a las que nunca dejan de pertenecer, y luego vuelven a su puesto con grandes recompensas. Aquí es donde la democracia se convierte en una ilusión y la política deja de ser el poder del pueblo para convertirse en el poder del capital. Es una forma de corrupción que propicia un totalitarismo encubierto contra el que no se puede luchar políticamente.
Esta misma forma de corrupción es la que impregna a las organizaciones sociales o ecologistas. De hecho, nada queda exento de este cáncer propiciado por el propio sistema capitalista. En todo este entramado de corrupción, las buenas acciones, los ideales o el sentido común, quedan diluidos en un mar de fango.
Es muy difícil atinar donde acabará todo esto, lo que está claro es que es una senda de auto-destrucción propiciada por una avaricia sin mesura. Si añadimos que los medios de comunicación, y sobre todo la educación, han sido, ya hace varias generaciones que sometidas a esta dictadura del capital, no se puede esperar nada bueno del futuro, tan solo esperar que un gran número de personas se de cuenta de esta realidad y les de la espalda.