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lunes, 16 de junio de 2014

Como emanciparse del estado


Disponer de mucha información suele ser para ti una ventaja a la hora de tomar decisiones, pero si la información proviene de gente interesada en confundirte o engañarte, tus decisiones serán siempre erróneas e irán encaminadas a cumplir los deseos de quienes producen información defectuosa. Es por ello, que saber leer entre líneas y separa el trigo de la paja es una cuestión ineludible en estos días, donde la información abunda casi tanto como las mentiras o las falacias.

Ante la crisis premeditada y ejecutada por la élite, algunos movimientos sociales, considerados de corte izquierdista, nos plantean soluciones, y aunque nos pueden parecer buenas, seguirlos ciegamente sin análisis, de la misma forma que seguimos a otros antes, podría ser un error más en nuestro camino al desastre. Seguro que hay buenas intenciones en los individuos que están dentro de estas organizaciones, pero no encontraremos en la organización en sí nada que nos haga pensar que quieren darnos la libertad que nos han quitando otros. Para descubrir sus verdaderas intenciones hay que ir a sus principios, basados en una ideología trasnochada y que se me antoja muy parecida a la ideología de sus eternos enemigos imaginarios, a los los que llaman los de la derecha. Y digo imaginarios, porque el enemigo, si lo debemos considerar así, no es la derecha ni el capitalismo, o el comunismo como dicen el bando contrario; esto es una mentira más que nos han hecho creer como verdad para fomentar un enfrentamiento de ideas que en realidad no es tal. Quien crea enemigos lo hace solo como una forma de manipulación para llevarte a un pensamiento visceral de odio. Es cierto que hay muchos enemigos a vencer, pero todos están dentro de ti. El miedo, la falta de responsabilidad y tu indecisión, solo por citar algunos te los enemigos reales a los que te enfrentas. La historia nos enseña claramente cual es el destino de los hombres que creen que el enemigo está fuera. Cuantos millones murieron por seguir a falsos profetas que prometían prosperidad y libertad achacando de su falta un enemigo, sabemos lo que pasó porque sus nombres están impresos en lápidas o en fosas comunes. Se trata de promover en el eterno engaño de la la dualidad, izquierda derecha, bueno malo, el bien y el mal. Esto acaba traduciéndose en enfrentamiento, no solo entre seres de la misma especie, sino contra el sentido común. También, y aunque parezca una contradicción, hay cuidarse mucho de los que de los movimientos sociales que reclaman más democracia como solución. No sé si por desconocimiento o intención, obvian que la democracia nunca ha sido un fin en si mismo, sino un medio. El fin debería ser la justicia, la igualdad y la libertad, todo lo que se aleje de esos fines es sospechoso de proceder del sistema.

Es comprensible que con todos estos dilemas te sientas perdido, porque es lo que desean. Entre unos y otros no sabes por donde tirar ni te fías de nadie. Mientras te debates en ir hacia la derecha que te oprime, o hacia la izquierda, que promete lo que nunca cumplió cuando estuvo en el poder, los que manejan los hilos de ambos bandos sacan provecho de ti. Los que han creado este paradigma, siguen conspirando y aprovechándose de tus dudas, haciendo leyes cada vez más duras, que te quietan tu libertad y te someten a la esclavitud absoluta, como fue su pretensión desde el principio.

Desde muy pequeño te enseñaron que debían existir las normas y que debías respetarlas. Más tarde, te sentaron en un pupitre y te enseñaron el mundo tal y como ellos querían que lo vieses; así fue como te cortaron las alas de tu imaginación, que podían haberte llevado mucho más lejos de donde has llegado. Cuando creciste dentro del sistema te diste cuenta que había muchas leyes y que las leyes no eran sinónimo de justicia. Quizás fue entonces cuando despertaste y te diste cuenta en que mundo vivías, pero ya era tarde. Demasiados compromisos adquiridos con el banco, los impuestos y tu nombre en mayúsculas en todos los documentos que te marcan como ganado humano; demasiado sumido en los placeres mundanos diseñados para desviar tu atención. Cuando te preguntaste porque existían la leyes, posiblemente te darías cuenta de una cosa muy importante; las leyes existen solo para que pienses que el ser humano es por naturaleza estúpido. Es como un crío que nunca crecerá al que se debe cuidar y él que siempre que siempre necesitará un padre estado que esté cuidándolo y le diga lo que tiene o no tiene que hacer.