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martes, 20 de noviembre de 2018

Odio desde los altares de las iglesias catalanas.


Los curas catalanes quieren volver  al pasado. Quieren volver a  aquellos tiempos "gloriosos", en los que la iglesia influía en las decisiones políticas; tiempos de la inquisición, donde decidían quienes estaban poseídos en función del tamaño de sus bolsas de oro y de las tierras que poseían.

Ondean cubanas en los altares porque algunos párrocos abrezaron el nacionalismo. Cambiaron a Jesús y su doctrina por el nacionalismo más rancio y excluyente. Habría que recordarles, a estos hipócritas,  que Jesús nació en un país invadido, pero él dijo de eso. Él solo habló de las personas, el perdón  y del amor. Perdonó a sus asesinos, los romanos invasores de su tierra. Jamás se metió en çen política; quizás  solo aquella vez que expulsó a los mercaderes de los templos. Seguro, que de volver, no vería hoy con muy buenos ojos que los ministros de su iglesia se metiesen en estos berenjenales. Ministros que comulgan con la hostia nacionalista y que discriminan a aquellos que hablan en español o no piensan como ellos. 

Hoy, en algunos púlpitos, retumban las malditas palabras del  poco honorable President, esas que escribió en un panfleto y que puso como título “plan 2000”. Entre otras cosas  decía “El catalanismo debía infiltrarse en todos los aspectos de la vida, incluso en la religión”. Y vaya si lo ha hecho. Hasta tal punto se ha cumplido los mandatos del panfleto, que muchos curas son todavía más radicales que los miembros de la CUB. Incluso, no dudan  a la hora de expulsar de sus iglesias a los feligreses que no comulgan con el nuevo credo nacionalista. Gente tan culta acabando presa de ideologías del siglo XX, causante de dos guerras y millones de muertos. Que tremenda contradicción.

Eso si,  los curas  catalanes si han cumplido con su mandato divino. Han perdonado, y no solo perdonado, sino que se han aliado con los que defienden los mismos ideales que llevaron a algunos a prender fuego a sus iglesias con ellos dentro,  a los que una vez justificaron que se llenaran  las paredes de sangre de  curas en las  oscuras noches de las checas.  No solo los han perdonado, sino que los apoyan en su lucha contra la mitad de la población no nacionalista. Alientan el incumplimiento de las leyes, rezan por los políticos presos, lanzan soflamas nacionalistas desde sus púlpitos y adornan sus iglesias con churros amarillos y cubanas, cubanas en los campanarios de unas iglesias que ya no son de todos. 

¿Es la doctrina de Jesús fomentar el separatismo y el odio entre hermanos desde su iglesia?  

Se decía dar al Cesar lo que es del Cesar y dar a Dios lo que es de Dios, Pero últimamente, la iglesia catalana está más pendiente del Cesar que de Dios. Así no faltan razones para que las iglesias,  cada que pasa estén más vacías.

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