Una nueva “acción humanitaria o misión de paz” se ha puesto en marcha. En realidad, y por mucho que le cambien el nombre, una guerra, que como todas la guerras se sabe como empieza pero nunca como acaba. Apenas nos han explicado nada, ni los motivos por los que se ha iniciado. Se ha producido una gran desinformación y una sucesión de acontecimientos muy rápidos. No se ha debatido en los parlamentos, no se nos ha dicho el coste ni el objetivo, ni lo que va a durar; solo se han limitado, sus señorías, a apretar el botón del si. Todos los medios de comunicación nos dicen que la intervención humanitaria, como les gusta llamar a esta invasión, es para evitar que Gadafi masacre a su pueblo, sin embargo, no para acabar con el dictador. Savo no matar al dictador, curiosamente, es lo que se pretendía en Irak, acabar con Sadam para evitar que exterminara a los Kurdos. Casualmente, tanto en Irak como en Libia hay petróleo. También, casualmente, hay decenas de dictadores y sátrapas en el mundo mucho peores que Gadafi, pero casualmente no se hacen acciones humanitarias. Demasiadas casualidades ¿No les parece?
Al igual que en Irak, buena parte del pueblo de Libia está con su dictador. Es el jefe tribal dominante de un pueblo al que no se le ha permitido avanzar, pues occidente, como hizo lo hizo con Irak, a corrompido el país. Occidente fue quien colocó a Gadafi, fue quien ha permitido su gobierno durante todos estos años. los mismos que ahora mandan sus aviones a bombardear Libia, antes caminaba de la mano con el dictador y negociaban con él.
El germen de todo esto, las revueltas iniciadas en Egipto, pero sería otro tema hablar ahora de quien provocó esas revueltas en Oriente. si realmente fue el pueblo o agitadores pagados con el objetivo de llegar a donde estamos ahora.
Todo el mundo debería saber que lo que realmente estaba amenazando Gadafi y las revueltas en Libia y en otros países, es el suministro de petróleo en Europa. El objetivo real de esta guerra es pues, asegurar ese suministro, expropiándolo si fuese necesario. Para ello no sería extraño que se hubiese trazado un plan maquiavélico para que llegásemos a este punto, con el fin último de controlar las reservas de petróleo.
Ahora que ya conocemos el objetivo, centrémonos en las consecuencias que nos atañan a las personas de a pie. Nos hablan de un costo de la operación de veinte millones de euros. Pero aunque esta cifra, sobre todo a los que están en el paro, ya les parezca grande, no se asemeja en nada al coste real; nos engañan y de que manera. España, por ejemplo, ha desplegado una fragata, un submarino, cuatro cazabombarderos F-18, un avión de vigilancia marítima CASA CN-235 y otro avión Boeing 707 de reabastecimiento en vuelo. Para que nos hagamos una idea del coste real de esto: un avión F18 cuesta, cifras aproximadas, 12.000€ por hora de vuelo, un submarino 35.000€ al día. Cada misil que se lanza, no crean que son baratos. Los hay desde 100.000€ para arriba, hasta llegar al más caro, que cuesta, más o menos, un millón de dólares, según estimaciones, ya se han lanzado más de 300. ¿Realmente se creen que esto nos va a costar 25 millones de euros, teniendo en cuenta que se han lanzado más de trescientos misiles?
El coste diario de esta operación armada, se lo puede costear un país como Estados Unidos, que gracias a los petrodólares puede endeudarse todo lo que quiera y más. Estados Unidos, por cierto, se ha inhibido del tema, ya que la mayor parte del petroleo que exporta Libia es a Europa. Un país como España , con un 20% de paro y una economía, prácticamente en la ruina no puede costearse una guerra como esta. Con este panorama, pueden ustedes imaginar, que las medidas que ya se han tomado para sangrar nuestros bolsillos, ahora, con la “misión de paz” vamos ha tener que empeñar hasta la camisa. Habrá nuevos impuestos, nos subirán más la luz, presionarán a la policía parta que ponga más multas, todo con el fin de recaudar para pagar la enorme deuda que actualmente tenemos, y que se incrementará más aun con esta guerra.
Me pregunto yo, donde han quedado los que protestaban en la guerra de Irak, el talante de nuestro presidente y la voz crítica de la oposición, sobre todo ahora, que ha tenido la oportunidad de tirarle en cara a este presidente que tenemos, todas aquellas cosas que se dijeron entonces de la guerra de Irak. Porque entonces, para este presidente, aquello era una guerra, mientras que a esto, le llama misión de paz, cuando ya hemos visto que no existen diferencias. Es más, ahora si hemos enviado material de guerra, y no soldados para ayudar a reconstruir o realizar acciones humanitarias.
Es curioso escuchar ahora a Blanco, Pepiño para los que le queremos tanto, defender con argumentos falaces esta operación. Argumenta, este pobre hombre, este mediocre, que aquí no hay foto de las Azores, que hay aprobación de la O.N.U. Ya saben, ese organismo que vela tanto por los derechos humanos, que consiste por ejemplo, que un país invada a otro, como lo hace China con Tibet, y no sin sangre.
Escuchando las noticias de los portavoces del gobierno y a los políticos, o más bien, la propaganda cargada de mentiras y las justificaciones, no me queda más que pensar que todos están al servicio de alguien que tiene, incluso, más poder que los gobiernos. Todos ellos sirven a este poder. Son títeres del sistema y todos practican la misma ingeniería social, las misma perversiones del lenguaje y las mismas estrategias, las mismas consignas; todo ello con el objetivo de endulzar lo que es una tragedia, de hacernos ver que lo que se hace está bien y que es por nuestro bien. No es así, no se engañen. Esto nos es otra cosa que una invasión y el espolio de los recursos de un país.
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