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miércoles, 31 de octubre de 2018

Disentir será delito.


Hay  indicios que  dan pie a pensar que quizás, solo quizás,  un plan estratégico se está  llevando a cabo, un plan urdido por una élite, la que ostenta el poder mundial  en las sombras y que domina las finanzas de todo el mundo.  Se trata, como no, de  una conspiración a gran escala. Una conspiración,  que en esta ocasión, va dirigida a conseguir la homogenización de las ideas, el pensamiento único; en definitiva, acabar con la disidencia a  la oficialidad. Sería una  parte ineludible de un plan maestro, destinado al dominio total del ser humano consistente en el llamado nuevo orden mundial. Es algo siniestro,  anular el sentido crítico y el  libre albedrío, la  única forma de resistencia contra la opresión y la esclavitud planeada  por los conspiradores.
¿Les parece una idea extravagante, insólita e imposible?  Pues no sé de qué se extrañan. Los libros de historia están plagados de enfermos mentales, sedientos de poder, sátrapas, cuidillos, emperadores y reyes que han pretendido el poder absoluto  utilizando las  conspiraciones como medio para obtenerlo. Esos mismos libros están plagados también de personajes que ansiaban  la dominación total sobre su mundo conocido; y no eran personajes de ficción. ¿Qué les hace pensar  que no existen en nuestros días o que han abandonado estas malas artes o sus deseos de dominación? Hoy cómo en el pasado, el poder se sigue forjando a base de conspiraciones. Y ya saben, para qué una conspiración sea efectiva, no debe ser desvelada, debe permanecer oculta, sino no sería tal cosa. Y creo que es obvio, que la  mejor forma de ocultar algo así, es a la vista de todos. Parce una contradicción, pero es así. Cuándo se quiere hacer algo de forma que no levante sospechas, es mejor que tenga la forma de lo absurdo, de algo que parezca imposible, así pasa inadvertido y sorprendes a tú adversario con la guardia baja,  no se dará cuenta de lo que se le viene encima hasta que es demasiado tarde. Nadie podría creer que aquello era verdad. Los que hacen esto conocen  bien la técnica de la rana cocida a fuego lento para que no salte de la olla, imitan también a las  personas afectadas por el síndrome de Münchhausen, esas que administran venenos a sus seres queridos para que estos dependan de ellos y puedan curarlos. Es decir, crean problemas para crear la necesidad de gente a que alguien los resuelva, así nos presentan sus soluciones que aceptamos de buen grado, o mejor dicho, se  las pediremos a gritos. 

Si nos fijamos en lo que está ocurriendo en la sociedad, respecto a temas como la violencia de género, la libertad sexual o el cambio de paradigma, respecto a las tradiciones o la cultura popular, el cambio climático, etc.  Nos daremos cuenta de un hecho curioso, todos  medios de comunicación influyen y lo hacen de forma coordinada, en  que parece una estrategia  para crear corrientes de opinión convergentes. Dicho de otra manera,  los medios de comunicación de masas, salvo los independientes, que quedan bien pocos, actúan en  una estrategia planificada,  en lo que parece ser la consecución de la homogenizar la opinión pública en una dirección única. Lo hacen  también, que intentar ir contra estas corrientes, es exponerse a insultos o calificativos tales como  facha, machista, racista, xenófobo o homófobo o otros improperios, solo por ir a contracorriente. Y no son los medios de comunicación, las autoridades o la justicia, de momento, las que te acusarán, sino, tus compañeros de trabajo, algunos amigos y puede que hasta miembros de tú propia familia; hasta este punto hemos llegado. La tendencia, es que la divergencia sea penada con leyes que pediremos nosotros mismos, y que aceptaremos  cómo hemos aceptado muchas otras antes. Leyes injustas o absurdas, cómo la ley de la memoria histórica y otras similares, que atentan directamente la libertad de pensamiento u opinión. Llegará un punto, que cuestionar la historia, previamente revisada y adaptada, será un delito. Llegará un día que disentir podría ser causa para que a uno le sometan a un proceso de reeducación o lavado de cerebro.    Oponerse al movimiento LGTBI, que  pretenden que veamos normal lo que no es, contra el feminismo radical, que pretende infundir terror y crear una guerra sexos o contra los destructores de la cultura popular, será delito, y sino al tiempo. 

jueves, 25 de octubre de 2018

Demagogia


La demagogia, como muchos saben, es una práctica utilizada por malos políticos, sobre todo por aquellos dispuestos a pagar cualquier precio por o alcanzar el poder y mantenerse en el, sin importarles las consecuencias que pueda tener para el pueblo o para ellos mismos.
Mentir compulsivamente, tratar al pueblo como si fueran niños, hacen ver que todo va bien cuando se avecinan desastres, realizar acciones que a corto plazo pueden funcionar, pero que a la larga provocan grandes perjuicios, estas son algunas de las prácticas de los políticos que han fulminado países enteros y llevado a sus habitantes a la ruina. Y no es de extrañar, ya que la demagogia es un síntoma más de una una enfermedad mental, que además se manifiesta con otros síntomas, como los delirios de grandeza, la megalomanía, la mitomanía, el narcisismo y el egocentrismo. Si juntamos todo esto y añadimos un poco de inteligencia para la manipulación, tenemos un psicópata que esconde un único objetivo, él mismo.
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La demagogia es una forma perversa de gobernar, que aporta solo resultados nefastos, tanto para los políticos que la practican, como para el pueblo que las sufre. A pesar de ello, todavía hay una masa ingente que mantiene a estos políticos en el poder con su voto inconsciente. Con la demagogia, al final todos acaban perjudicados, aunque siempre, en mayor medida el pueblo en general, que puede verse arrastrado por la ideología del demagogo y cayendo en sus mismas contradicciones y miserias morales.
A pesar de conocer sus resultados, hoy en día, los parlamentos de todo el mundo están plagados de demagogos irresponsables, que asumen puestos de relevancia política con el objetivo de hacer realidad sus ambiciones personales, en vez de servir al pueblo y gestionar sus recursos. Se trata pues de un mal endémico de una sociedad a la que le queda mucho por aprender, sobre todo en lo que se refiere al bien común y a la democracia, incapaz de excluir a estos enfermos, tan perjudiciales, de las instituciones y puestos de relevancia política, empresarial o financiero.
Entre principios del siglo XX y hasta hace poco, era más común la práctica de la demagogia por parte de algunos políticos, de la llamada derecha. Ahora, esta práctica se ha extendido y se hace más evidente entre los políticos, de la llamada izquierda. Es lo que se ha dado en llamar populismo, un cóctel realmente tóxico y reaccionario, no tanto por la ideología en sí, que al fin y al cabo, no es más que una etiqueta voluble, sino por el corte totalitario, que apenas se preocupan de ocultar detrás de sus discursos, plagados, como no, de demagogia.

jueves, 4 de octubre de 2018

El germen de la violencia colectiva


La violencia en grupo o colectiva, es un fenómeno que sigue creciendo en pleno siglo 21con las consecuencias que todos conocemos. Al contrario de lo que muchos creen, la participación de las personas en este tipo de violencia, no depende del estatus social o la educación, tampoco de la edad ni de del sexo, si siquiera de ninguna causa concreta. La violencia colectiva es un medio de terror que se utiliza para fines de control social, y por tanto interesa que sea indiscriminado. No es algo que pertenece a la naturaleza humana de forma natral, es inducida.

El individuo que participa en esta violencia,  se ve inmerso en ella sin conocer las causas reales por la que está allí. Se vuelve violento, influenciado por una serie de factores que escapan a su comprensión, entre los que destaca la presión  del grupo, que a su vez ha podido ser creado por intereses oscuros, sin que, ni siquiera los líderes de esos grupos lo sepan. Lo podemos ver en manifestaciones políticas, huelgas, protestas estudiantiles y en eventos deportivos, donde un colectivo parece volverse loco y arremete contra el mobiliario urbano o se enfrenta a la autoridad de forma extremadamente violenta. Son acciones que el individuo no haría  jamás en solitario, sin estar  arropado por el grupo.
Hay muchas películas que puede hacer comprender el fenómeno, pero especialmente una.   “El señor de las moscas” es una película de 1990, dirigida por Harry Hook e  inspirada en la novela de Willian Goldig con el mismo título. En ella,  chicos muy bien educados en colegios ingleses, acaban convirtiéndose en salvajes sedientos de sangre y poder,  llegando a la última consecuencia, el asesinato colectivo.  Algo que llama mucho la atención, tanto en la película como en la realidad, es qué, pese a que el individuo, en todo momento, tiene la decisión de apartarse del grupo o de intentar parar la violencia, no lo hace; muy al contrario, actúa como un animal enloquecido sin sentimientos, mostrando una naturaleza gregaria e irracional, más propia de miembro de una manada de caza que de una persona cabal.
Este tipo de violencia grupal es muy peligrosa, ya que las personas que se dejan arrastrar por ella pueden llegar, como hemos visto muchas veces,  a causar la muerte de otros grupos de personas. El odio irracional que se desata en estas situaciones, se asemeja a las hienas salvajes inmersas en un festín de carne, un aquelarre de bestias que no parecen humanas. Se puede observar  que algunos, se muerden la lengua y que sus ojos están inyectados en sangre, lo que manifiesta una actitud asesina y un sentimiento de odio extremo. Lo curioso es que ese odio no obedece a nada racional ni, necesariamente, a una agresión previa o provocación. En el tema político o deportivo, basta con tener ideas discrepantes o ser de otro equipo, para que los  exaltados inicien una trifulca. Normalmente, la agresión empieza siendo verbal, pasando de las palabras a los hechos y desatando el animal que todos llevamos dentro, con las consecuencias que ya sabemos.
 
La pregunta es ¿Cuál es el germen  causante de que una persona, educada, cariñosa, que en su vida normal es amable, y comedida, acabe   ejerciendo la violencia en grupo?
Para llegar a este extremo, deben haber pasado un proceso de lavado de cerebro previo que les inhiba  la razón y la lógica. Es necesario sustituir estos valores  por la creencia firme de ser poseedores de una verdad absoluta creada para el grupo . En ese momento, es cuando se desinhibe cualquier barrera mental y se abandona el sentido común, dando paso al animal y generando el odio necesario para cometer atrocidades a sus semejantes.
El proceso de convencimiento o adoctrinamiento para la desinhibición del raciocinio, es complejo y tiene gran similitud con métodos bien conocidos, como sería el utilizado para  convertir personas en soldados obedientes y disciplinados, capaces de empuñar armas y asesinar a sus semejantes. Esto se realiza en varias fases y es el resultado de un proceso de ingeniería social muy estudiado, elaborado y complejo.
  
  1.  Lo primero que se necesita es una serie de valores y creencias, que pueden ser falsos o no; eso no importa. La cuestión es que el sujeto se identifique con ellos  y  los asimile como algo propio.
  2. El apego a esas ideas debe ser fuerte, lo suficiente para que su pérdida, en parte, suponga la pérdida de su propia identidad como persona.
  3. Estas ideas serán inculcadas o difundidas por líderes o representantes con carisma, siempre fanáticos y convencidos de estar en posesión de la verdad absoluta.   
  4. Las ideas irán siempre acompañadas de un  simbolismo atractivo que las identifique a estas y al grupo en sí. 
  5. Los seguidores de esta simbología tendrán un nexo de unión, pudiendo ser  una serie de características comunes a las personas que pertenezcan al grupo; país, idioma, forma de andar, color del pelo. Cualquier cosa vale como factor diferenciador del resto. El objetivo será crear una dualidad entre ellos y nosotros y una identidad única.
  6. Estos símbolos  serán exhibidos con orgullo por los miembros del grupo, ya que los representan a ellos, a su grupo y a sus ideas comunes.  
  7. Una ofensa a estos símbolos, supondrá una ofensa al grupo, por ende también a las personas que lo integran y a sus líderes.
  8.  La defensa de los símbolos, los valores o ideales inculcados, se convierte en un bien preciado que debe ser defendido, si es necesario con violencia.
  9. Nada de todo lo anterior sería posible si no existiesen enemigos. Así que, una vez creada la dualidad y la identidad única inconfundible, hay que buscar enemigos que pretendan la destrucción del grupo o de sus fetiches. Si no los hubiese se invitarán, ya que de otra manera el grupo no tiene razón de ser, pues  ya que no existiría esa dualidad de la que he hablado antes. 
  10. Estos enemigos deben ser lo peor y presentados como culpables de todas las desgracias que le ocurran a los miembros del grupo. En cualquier caso, debe ser contra puesto a todo lo que el grupo representa. La creación del enemigo tiene, también, la finalidad de crear miedo, algo tremendamente importante para la cohesión del grupo.
  11. Cuando el individuo ya depende del grupo para dar sentido a su vida, comienza a desatender los valores morales universales, la razón y la ética más elemental. A partir ese momento, el individuo ya no confronta ideas o escucha a personas que no pertenecen al grupo. Ya  no piensa por sí mismo y su fe es ciega e inquebrantable. No importarán los argumentos o razones que demuestran su equivocación, él y el grupo al que pertenece  está en la posesión de la verdad. Esto, en el fondo lo convierte en in ser gregario y dócil, pero ya no es consciente de ello.
  12. Llegado este punto, el individuo está en disposición de convertirse en un soldado obediente, sin embargo, todavía puede dudar de actual con violencia. Para acometer actos violentos,  debe estar sometido al miedo o a la amenaza, sea ficticia o no. Si los líderes han hecho su trabajo, ese miedo habrá sido inducido a través de la falsa idea del enemigo amenazador. El enemigo será odiado profundamente y crecerá el deseo de exterminarlo para evitar que  destruya al grupo. En ese momento, el sujeto estará casi  preparado 
  13. Por último, convine que el individuo pierda toda auto estima, cediendo su libertad a las decisiones del grupo. Esto se consigue a través de mensajes que minan su resistencia. Si estás fuera del grupo no eres nadie. Si no estás con nosotros estás contra nosotros. 
Al final de este proceso, el individuo pierde la libertad y la razón, siendo capaces de acometer actos violentos. No lo hará por ser un valiente, sino todo lo contrario, por ser incapaz de enfrentarse a si mismo.

martes, 2 de octubre de 2018

Gracias CDRs

Felicidades CDR, habéis conseguido tener el protagonismo y la atención del mundo. Gracias a vosotros, lo pocos turistas que pensaban viajar a Cataluña tienen más argumentos para irse a otros lugares cómo Oriente medio, Palestina o Siria que aquí. Estos ya son mejores destinos turísticos que Barcelona o Tarragona o todos aquellos sitios donde habéis ido ha apretar. La imagen que habéis dado al mundo servirá para mejorar el comercio, aumentar los puestos de trabajo y las inversiones. El pueblo catalán os estará profundamente agradecido por vuestra contribución a la madre patria.
Gracias vuestras acciones hemos visto que tipo de país queréis, un lugar oscuro y tétrico, donde impere la represión, la violencia y el totalitarismo. Gracias por pintar nuestros parques, ensuciar nuestras calles y destrozar el mobiliario urbano, ese que han pagado vuestros padres con el sudor de su frente. Habéis hecho un gran trabajo y poco os queda por hacer por el pueblo, ese  que paga   vuestras universidades y los colegios, donde habéis ido a malgastar el tiempo. 
 Esta es la forma con la que pagáis a la sociedad todo lo que ella os ha dado. Así es como se cambia el mundo y el sistema chatines.

En cuanto a Pedro el usurpador, ese cobarde inane que ha estado en silencio durante los disturbios, escondido debajo de su preciado sillón de presidente y  que obtuvo por accidente,  solo decirle que ser presidente es algo más que tener labia y una cara bonita, hay que gobernar, tomar decisiones y mostrar firmeza cuando se están vulnerando los derechos fundamentales de las personas. Escondido y mandando mensajitos por la red, no se solucionan los problemas, tampoco minimizando y justificando o cachetes en el culo. Lo que ha demostrado con su actitud es la falta de carácter para gobernar y no tener ni idea de las consecuencias. Lo mejor que puede hacer es irse a que lo mantenga su mujer, esa que ha colocado a dedo en un buen puesto, supongo que se lo veía venir.

En Este país se ha montado la tormenta perfecta, un presidente inane, una gobierno débil y unos jóvenes, adoctrinados, y alentados por un fascista con aspiraciones imperiales. Que bonito panorama.





Este es el país que ellos quieren, y luego llamáis fascistas a los demás.

lunes, 1 de octubre de 2018

Cataluña, un bucle sin fin.




Las declaraciones del fascista Quin Torra no dejan lugar a dudas. Son una incitación a la desobediencia y la violencia que  ponen a ciudadanos en peligro. Este tarado mental, debe ser inhabilitado de por vida, pero no solo él. Para irresponsables e imbéciles, está su maestro, Pedro el usurpador, que le permite a él y a su séquito hundir a su pueblo en la miseria, y con ello al resto de España. Tanto uno como el otro han traicionado los ideales que soportan sus cargos y deben irse a una oscura cloaca.

Sí, es cierto que ninguno de los políticos que han gobernado esta región del mundo llamada España, han sido files al espíritu del pueblo y a sus necesidades, muy pocos hombres íntegros o estadistas han comprendido  lo que significa gobernar. Si, es cierto que casi todos han claudicado ante el poder del dinero y de los intereses de las grandes fortunas. Todo esto es cierto, cómo cierto es que esta democracia no es perfecta;  pero esto ya se sale de lo tolerable por el pueblo. Se está poniendo en peligro lo poco que teníamos y lo mucho que se podría haber conseguido. Todo por un pensamiento fascista y violento, que está en contraposición a la convivencia más básica. Lo peor es que ya hemos pasado por esto, que estamos ante un fenómeno ya muy conocido en la historia, un fenómeno que tiño de sangre y hambruna esta y otras regiones del mundo. Sabemos que  al igual que las sectas, el nacionalismo  corrompe los corazones y las mentes, volviendo a los que caen en este mal en animales capaces de blandir armas contra sus semejantes. ¿Queremos volver ahí? 

Se tiene que acabar con tanta indulgencia y tolerancia con este tipo de pensamientos tóxicos, propios de mentes trastornadas. No es tolerable, en una sociedad que busca avanzar en la prosperidad y la convivencia  que tarados mentales e incapaces lleguen al poder. No es compresible que un tipo que ha falseado un doctorado siga gobernando un país de 46 millones de habitantes. No es tolerable que un intolerante, xenófobo y abiertamente supremacista ponga en jaque a toda una comunidad y encima lo haga desde un cargo público que paga el sistema que lo sostiene. 

Poco falta ya para que a alguien se le hinchen las narices y acabe pegando un golpe encima de la mesa y salten todas las piezas por los aires. Poco para que se produzca el primer muerto.  Y si eso pasa,  esperemos que no,  será otra vez, el inicio de lo que ya conocemos, cuarenta años perdidos para volver a empezar. Luego, el ciclo se repetirá como un bucle sin fin. Cuando todo acabe, volveremos a falsear la historia y a poner a los criminales como héroes que dieron identidad al pueblo, cómo si cada uno de los individuos que vivimos en este mundo, nos tuviesen que imponer quien somos. Nuevamente autodeterminación, un tarado y vuelta a empezar.

   
Un poco de sensatez para acabar
 


https://www.eleccionesya.es/

Tensando la cuerda catalana



Los separatistas catalanes han vendido al mundo que su movimiento es pacífico,  que representan a la mayoría del pueblo y que tienen  derechos históricos para apropiarse de parte de un territorio común español. Esta sarta de mentiras ha sido repetida hasta la saciedad, siguiendo  la máxima estalinista que una verdad repetida mil veces se convierte en verdad. Después de tanto insistir y gastar los impuestos en marketing, las mentiras  solo han llegado a cuajar muy poco, por lo que se puede considerar como un fracaso. Resulta que después de todo el dinero gastado, solo algunos eurodiputados de extrema derecha y algunos del otro lado del charco has sido seducidos al lado oscuro.  Cómo he dicho, para conseguir esto, el movimiento ha dilapidado millones de euros del presupuesto en untar a medios de comunicación y voceros, así como en constituir chiringuitos, como las embajadas del entramado DIPLOCAT, todo ello con el beneplácito de los sucesivos gobiernos centrales; débiles e ingenuos sometidos a la aritmética parlamentaria. Gobiernos que han tenido muy poco sentido de estado, al primer su estancia en el poder a cambio de pactar con el diablo, en este caso disfrazado de movimiento demócrata. . La realidad, y las pruebas me remito, es que el movimiento separatista, es supremacista, xenófobo e insolidario, diseñado para tapar las corruptelas de los Pujoles y su 3%. Un movimiento financiado por entidades oscuras, como Soros y alentado por los enemigos históricos de España; un país con más de 500 años de historia , que después de una guerra civil cruenta, consiguió ponerse de acuerdo para conseguir una democracia. Una democracia que ha traído un periodo de prosperidad y estabilidad nunca conocido en este territorio; algo que los separatistas quieren destruir ahora. 




Hoy 1 de octubre, para algunos será una celebración, para otros, el día en que se hizo la mayor campaña de noticias falsas de la historia. Fue el día en que a una chica llamada Marta Torrecilla, le rompieron cuatro dedos de la mano y le tocaron las tetas, el día en que hubo más de mil heridos en los hospitales o que votaron más votantes de los que había en el censo; por cierto, un censo robado de forma fraudulenta. En definitiva, se celebrará el día de la mentira  y las noticias falsas, el  día que se realizó el mayor intento de engaño masivo al mundo, mostrando cifras e  imágenes manipuladas. Quisieron hacer creer que éramos unos criminales, cuando simplemente, nos defendimos de un atropello del estado de derecho; un golpe de estado en toda regla.  
  
Uno puede estar a gusto con el sistema y querer que cambie a algo mejor. Yo, personalmente, estoy de esos. Pero no tragaré jamás  que un grupo de fascistas impongan el suyo por la fuerza de los hechos consumados o por medio de la violencia. Un sistema, además, que no dista en nada del que está establecido y que solo se diferencia del actual en una cosa, que es un sistema fascista, supremacista y totalitario. Podría estar de acuerdo, si se pretendiese mejorar la vida de la gente, reforzar la fraternidad, el entendimiento y convencer que la mejor forma de gobierno es aplicar el sentido común para el bien de todos. Pero repito, un movimiento que pretende imponer una realidad falsa, debe combatirse y considerarse un peligro para la convivencia.




Desde el punto de vista estratégico, el movimiento secesionista ha sido muy hábil y paciente. Primero se ha colado por la puerta de atrás, a través de la educación en los colegios, adoctrinando,  reforzando el sentimiento nacional y el odio a todo lo español. Se ha implantado en la sociedad con mentiras y promesas que no se pueden cumplir. Al final, cuando viendo que todo eso no era suficiente, lo han intentando por la fuerza bruta. En definitiva, es un movimiento fascista de libro.     

Este día, para hacer honor a su ideología, nos impondrán incomodidades cortando carreteras, destruyendo la ya tocada economía y dando una imagen deplorable al mundo. Estos fanáticos, que más bien parecen miembros de una secta, intentarán hacerse ver. Demostrarán, una vez más, que no quieren a su pueblo, sino destruirlo y someterlo a sus ideales fascistas y ultra nacionalistas. Son enfermos cegados de odio, tarados y bestias imponiendo el miedo y el terror. No creen en la democracia ni en la razón, pues están ciegos y sordos. Seguirán tensando la cuerda para que, al final, haya un muerto que justifique su violencia o su victimismo patológico producto de un sentimiento de inferioridad totalmente artificial. Esta chusma no representa al noble pueblo catalán, sino a las elucubraciones mentales de unos cuantos locos cargados de odio y resentimiento. La mayoría de ellos han sido engañados  desde muy pequeños, han sido educados en el odio. Espero que despierten y se den cuenta del grave error que están cometiendo, arremetiendo contra sus hermanos, gente que siempre les ha querido; y no me refiero a los gobiernos títeres, sino al resto del pueblo español.     
   

 Y hablando de fake news.

El separatismo se ha convertido estos años en una máquina obsesiva de crear fake news: mentiras y manipulaciones para intentar vender su producto. Cristian Campos, desde El Español, nos recuerda algunas de las que crearon hace hoy un año:

1. “El 1-O hubo 1.000 heridos”

Jamás hubo 1.000 heridos. La cifra oficial de la Generalidad, que cayó desde la cota de los “más de 1.000” del 1-O hasta los 893 de sólo unos días después, fue rebajada por el juez instructor del Juzgado de Instrucción número 7 de Barcelona Francisco Miralles Carrió a sólo 130 en la ciudad de Barcelona, el escenario de la mayor parte de las cargas policiales de la jornada. Sólo dos de esos “heridos” fueron considerados heridos graves: uno de ellos fue ingresado por un infarto y el otro, por el impacto de una pelota de goma en un ojo.
La cifra falsa tiene su origen en el llamado “protocolo del 1-O”. Es decir, en las órdenes recibidas por los hospitales de toda Cataluña para que se asignara ese día un código concreto a todos los ciudadanos “atendidos por la actuación de la Policía Nacional o la Guardia Civil”. La trampa estaba en la letra pequeña del contrato. La jerga hospitalaria distingue entre ciudadanos “heridos” (lesionados) y “atendidos o asistidos” (los que pasan por un hospital sin estar realmente enfermos o lesionados, en la mayor parte de los casos por nervios o ansiedad).
De esta manera, la Generalidad se aseguró de que todos los ciudadanos que acudieron a un hospital el 1 de octubre, algunos de ellos afirmando haber sufrido un “ataque de ansiedad” o incluso “mareos” al ver las cargas policiales en TV3, fueran contabilizados como “heridos”.
Según una investigación del diario El Mundo, muchos centros ni siquiera percibieron un incremento de la actividad en urgencias. Uno de los casos más llamativos fue el de uno de los centros de atención primaria de la zona del Vallés en el que apenas se contabilizaron cinco casos. Tres de ellos eran heridos leves por rasguños y arañazos, y los otros dos, víctimas de ataques de ansiedad.
“Este balance de heridos no existe en Europa desde la II Guerra Mundial”, dijo Jordi Sánchez, presidente de la Asamblea Nacional Catalana por aquel entonces y hoy en prisión a la espera de ser juzgado por rebelión. Jordi Sánchez, como el resto de los líderes separatistas, mentía entonces y sigue haciéndolo hoy.

2. “Fue un referéndum de estándares internacionales”

Ninguna autoridad o institución nacional o internacional de prestigio, más allá de las de estricta obediencia separatista, ha dado jamás validez alguna al simulacro de referéndum del 1-O. Las condiciones en las que se produjo la consulta, con ciudadanos votando hasta cuatro veces y un constante trasiego de urnas preñadas de votos que aparecían por sorpresa en el maletero de coches particulares o en los lugares más insospechados, no invitan tampoco a pensar que sus supuestos resultados se acerquen ni por asomo a la realidad.
Fue la Generalidad la que se encargó, apenas unas horas antes de la votación, de dinamitar cualquier resto de credibilidad que le pudiera quedar a su simulacro de referéndum de independencia al anunciar el llamado “censo universal”, que en la práctica permitía a los catalanes independentistas votar en cualquier colegio electoral tantas veces como lo desearan debido a los problemas informáticos vividos en los colegios electorales. El Gobierno catalán llegó incluso a invitar a los ciudadanos a que se imprimieran las papeletas en su casa y el mismo Carles Puigdemont votó en un colegio que no le correspondía después de que la Guardia Civil clausurara el suyo.
La votación tampoco contó con una junta electoral con una mínima apariencia de imparcialidad capaz de confirmar la corrección del proceso. El Gobierno autonómico sí encargó en cambio a un autodenominado “grupo académico” de siete afines un “seguimiento” de la jornada. Nadie prestó jamás excesiva atención a sus conclusiones puesto que el resultado anunciado por la Generalidad se dio por válido entre el separatismo desde el primer minuto.
Ni siquiera el equipo dirigido por la neozelandesa Helena Catt, el más “predispuesto” a confirmar las bondades de la votación, dio la más mínima validez al resultado más allá de un genérico “vimos repetidamente que quienes trabajaban en los colegios electorales lo hacían de buena fe, y no vimos ningún intento de manipulación”. La misión de “observadores internacionales” dirigida por el embajador holandés Daan Everts fue bastante menos amable: “La misión debe concluir que el referéndum, tal y como se hizo, no puede cumplir con los estándares internacionales”.

3. “Hubo un 43,03% de participación y votó ‘sí’ el 90,18% de los catalanes”

“Recuento final basado en papeletas verificadas y no secuestradas”, dice la página web de la Generalidad en la que aún se pueden consultar los supuestos resultados oficiales del simulacro de referéndum del 1-O. Dadas las condiciones en las que se produjo la consulta, la veracidad de esos datos es tan dudosa como el mito del Arca de Noé.
Recordemos, en cualquier caso, que estamos hablando de un Gobierno formado por personajes que en algunos casos (Clara Ponsatí) han reconocido “haber jugado de farol” con el Estado, que en otros casos han huido de la Justicia dejando en la estacada a sus propios compañeros (Carles Puigdemont, Toni Comín, Meritxell Serret Marta Rovira entre otros) y que, en prácticamente todos los casos, siguen sosteniendo la idea de que una de las regiones más ricas de la quinta economía europea, con una renta per cápita media de 25.000 euros anuales, está “oprimida” por un Estado que aparece en todos los rankings internacionales como uno de los más libres, democráticos, tolerantes y descentralizados del mundo.
Dicho de otra manera: estamos hablando de un Gobierno y de un movimiento que ha hecho de la mentira, la manipulación y la hipocresía su modus operandi habitual.

4. “No va de independencia, va de democracia”

Este ha sido uno de los eslóganes más repetidos por el independentismo durante los últimos doce meses. Si se atiende a sus palabras y no a sus hechos, el independentismo apenas habría pretendido consultar a los ciudadanos acerca del nivel de autogobierno que deseaban para su comunidad. “Y en cierto modo es así”, escribe el periodista Daniel Gascón en su libro El golpe posmoderno. 15 lecciones para el futuro de la democracia, probablemente uno de los mejores que se han escrito sobre lo ocurrido durante el último año en Cataluña. “Pero no en el sentido en el que ellos lo decían”, añade.
Es una obviedad, pero en la Cataluña de 2018 se hace necesario recordarlo a diario: no existe democracia sin Estado de derecho. El referéndum no sólo era ilegítimo y fraudulento, sino también delictivo, puesto que nacía de las leyes predemocráticas aprobadas en el Parlamento catalán el 6 y el 7 de octubre de 2017, los días en que los partidos separatistas catalanes dieron eso que Curzio Malaparte describe como “un golpe de Estado de funcionarios“.
Según la profesora de Derecho Constitucional Argelia Queralt, las llamadas leyes de desconexión “supusieron la práctica eliminación del debate entre los grupos y la posibilidad de la oposición de plantear sus puntos de vista ante un texto que no podía aprobarse con las reglas de juego existentes, como habían puesto de manifiesto el secretario general y el letrado mayor del Parlamento”.
La Ley de Transitoriedad Jurídica, una especie de Constitución provisional a la espera de la aprobación de una Constitución catalana definitiva, no sólo convertía en ciudadanos de segunda a los ciudadanos catalanes no nacionalistas y aplastaba los derechos de los ciudadanos españoles, sino que imponía por la fuerza un régimen pseudo-totalitario sin separación de poderes, situaba la voluntad popular por encima de las leyes y concedía poderes prácticamente absolutos al presidente de la República, al que convertía también enjefe de Estado y primer ministro.

5. Cataluña ha votado por la independencia

Incluso dando por buenos los resultados falsos del simulacro de referéndum del 1-O, el separatismo no consiguió más que el 38,5% de votos favorables a la independencia respecto al total del cuerpo electoral, un porcentaje muy inferior a esa “mayoría clara” que suele exigirse en derecho internacional como requisito previo para la adopción de decisiones de graves consecuencias prácticas, como la ruptura de un Estado.

6. “No hubo violencia”

La confusión entre violencia física y violencia política, es decir entre delitos comunes y delitos políticos, ha sido habitual entre los líderes del proceso separatista. El régimen separatista ha ejercido a lo largo de 40 años de democracia, y en distintos grados en función de la permisividad del Gobierno central de turno, una violencia extrema contra la mitad de los ciudadanos catalanes, los no nacionalistas.
Durante el último año, esta violencia ha alcanzado cotas inéditas en la democracia española. No le resta gravedad el hecho de que esta se haya expresado a través de mecanismos no habituales (“posmodernos” en la terminología de Gascón) como la ocupación del espacio público con simbología independentista, la desobediencia o la presión social, financiera y mediática contra los discrepantes.
Durante cuarenta años, el régimen nacionalista ha impedido a los catalanes desafectos elegir libremente el idioma de escolarización de sus hijos. Ha desobedecido todas las sentencias del Tribunal Constitucional al respecto. Ha situado a la mitad de sus ciudadanos fuera del paraguas protector de los Mossos d’Esquadra. Les ha llamado colonos, charnegos, bárbaros, invasores y desagradecidos. También ha hecho mofa de ellos en los medios de comunicación públicos y privados catalanes y les ha caricaturizado como fascistas descerebrados a medio alfabetizar.
Ese régimen ha aislado, marginado y ridiculizado a los críticos, y ha abjurado de sus intelectuales, artistas, escritores, periodistas y empresarios impermeables al sentimentalismo nacionalista. Ha insultado y deslegitimado a los líderes de la mitad de los ciudadanos incluso cuando estos han ganado elecciones autonómicas y obtenido más de un millón de votos (Inés Arrimadas). Ha condenado al ostracismo a disidentes y críticos, por más catalanes que fueran estos. Albert Boadella, Félix de AzúaIsabel Coixet, Francesc de Carreras, Albert Rivera, Aleix Vidal-QuadrasXavier García Albiol, Juan Carlos Girauta o Jordi Cañas son testigos de lo dicho.
El referéndum del 1-O no fue sólo el segundo golpe de Estado sufrido por la democracia española durante sus 40 años de vida, sino también el día en que poco más de un tercio de los ciudadanos catalanes decidieron que sus derechos (imaginarios) a la autodeterminación debían ser impuestos a los dos tercios restantes a costa de sus derechos civiles y políticos. Fue el día en el que ese tercio de ciudadanos catalanes, según las propias cifras proporcionadas por la Generalidad, votaron por una república étnica y culturalmente pura. Es decir, por un ideal fascista barnizado de palabras grandilocuentes como “democracia”, “dignidad” o “paz”.

7. “Fue un día de dignidad”

Un pueblo que encuentra digna la implantación de un régimen nacionalista de raíz étnica no merece la independencia ni, muy probablemente, la autonomía. El 1-O será convertido por el nacionalismo en una de sus habituales derrotas históricas a conmemorar, pero la Democracia española haría bien considerándolo como lo que es: el día en que un grupo de españoles refractarios a los usos de la democracia intentaron imponerse a sus compatriotas por la fuerza.”

Artículo de https://www.dolcacatalunya.com/2018/10/las-siete-fake-news-del-buti2/