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jueves, 13 de diciembre de 2018

Ana Oramas, Una pequeña luz entre desperdicios dialécticos


Tergiversar, manipular, mentir, insultar, despreciar, injuriar y otras cosas que se me quedan por ahí, sirven en la política actual para obtener objetivos que no ayudan en nada a la sociedad; todo  lo contrario, la crispa, crean malestar y la empobrecen moralmente, al dar la a la misma la  falsa imagen de que esto es lo que merecemos. Estos políticos de baja estopa, son el  fruto de un sistema educativo carente de valores, donde se ha despreciado la ética, la moral y la filosofía como regentes de toda acción. Son, sin lugar a dudas,  la peor generación de políticos de la democracia española, con diferencia kilométrica respecto a las que iniciaron su andadura.

 Progres insulsos y cobardes, veletas cambiantes, independentistas egoístas y traidores, que reniegan de la constitución que permite su existencia, populistas de derechas, nostálgicos  guerracivilistas de izquierdas, que pretenden un estado bolivariano  despertando  el odio que condujo a una guerra; todos ellos  carentes de sentido común y ofuscados en imponer y no en convencer.  Esta es la basura predominante que se levanta de su asisto para soltar sandeces desde el púlpito del congreso.

Un gran político se distingue por dejar a un lado los personalismos y sus propias ambiciones personales, para servir al interés general de la sociedad. No importa de qué signo o ideología sea, sin esta condición estamos ante una persona sin principios ni valores, alguien  que ha llegado a la política para lucrarse o enaltecer su ego, ya tan desmesurado que no cabe en sus cuerpos bien alimentados. Entre toda esta podredumbre asoman, de vez en cuando, alguno bueno. Un buen ejemplo es  esa mujer brillante llamada  Ana Oramas. Su luz asoma tímidamente  entre la basura que la rodea, esa chusma que  llena el congreso y el senado español de desperdicios dialécticos. Persona valiente, que con  coraje defiende su tierra de la misma manera y fuerza con la que defiende el sentido común, el respeto y la buena política. Ana  construye y no daña, no falta el respeto. Así  pone en evidencia la miseria moral de sus colegas, más preocupados de tapar sus miserias que de dar prestigio a su profesión. Pero su voz apenas se oye entre el griterío despectivo de payasos como Tardá o Rufián, entre las estupideces de ese usurpador mentiroso, cobarde  y despreciable presidente, incapaz de anteponer el interés general a su tremenda ambición y ansias de representar su papel de presidente.
No me quedo corto al decir, que el futuro en manos de esta basura está sentenciado al enfrentamiento civil, pues para muchos de estos políticos, sobre todo para los independentistas y los mal llamados anti-sistema, parece un ser sueño incumplido teñir las calles de sangre.    

Por cierto, para pensar un poquito.

     

lunes, 3 de diciembre de 2018

VOX el lado oscuro de la fuerza

 La energía en el universo tiende a  buscar el equilibrio. Cuando nace una fuerza, otra de signo contrario y de poder equivalente aparece para restablecerlo. De esta forma se  mantiene la armonía  de las cosas en la naturaleza; yo diría que es parte de su  belleza salvaje. En la política sucede más o menos lo mismo. Cuando una fuerza política cae en el  extremismo, otra de la misma fuerza y signo contrario aparece para oponerse. Así pues, se pude afirmar que Vox es la consecuencia del abono pestilente excretado por las fuerzas extremistas de izquierda; esos que nunca asimilaron que perdieron una guerra que ellos mismos empezaron. Se repite la historia con actores diferentes, pero es la misma escena. Parece que, de la misma manera que el orden natural se rige por ciclos repetitivos, lo haga también la escena política; diferentes actores pero misma obra macabra en la que la mayoría estamos inmersos, como actores secundarios y pusilánimes. 

Pero entrando en la realidad de las cosas y alejándolos un poco de las metáforas; hablemos de Vox y de su espectacular auge en las urnas andaluzas. Este partido político, populista y demagogo, tiene ideas que no son del gusto de muchos, pero es una opción tan respetable como las ideas de los secesionistas, los que quieren la vuelta a la república o los que quieren imponer un régimen bolchevique. En democracia, todas las ideas son respetables, pero es el pueblo el que decide cual es válida y cual no. Así es la democracia, o al menos eso pensábamos antes de que algunos la entendiesen de otra manera. Porque para algunos, la democracia solo es buena si triunfan sus ideas u opción política, en caso contrario ya no lo es tanto. Tan mala es en esos casos,  que se sienten legitimados para intentar ganar en las calles lo que no han ganado en las urnas, algo que siempre trae malas consecuencias. Se retratan así estos supuestos demócratas, que curiosamente se jactan, no solo de ser los más demócratas del mundo mundial, sino de estar en posesión de una superioridad moral indiscutible. Estos mismos, que nada más saberse el resultado de las elecciones andaluzas, como antaño, llaman a luchar en las calles contra un supuesto fascismo de derechas, que no es más que su imagen reflejada en el espejo. Son muy hipócritas al no reconocer que son ellos los auténticos fascistas, al menospreciar a parte de la población, insultándoles y tratándolos de idiotas. Ellos no han reconocido ni uno solo de sus errores, como basar sus campañas electorales en el miedo al enemigo, en vez de plantear soluciones a la gente. Tampoco la tremenda contradicción que supone defender la unidad del país cuando el presidente de tú partido está aliado con aquellos que pretenden destruirlo, solo  para poder permanecer en el poder.


Era todo un poema de tragedia griega el rostro de Susana Díaz, vapuleada por un pueblo harto de tanta corrupción y palabrería barata. La reina de la vacuidad fue destronada por su mala gestión, por su pertenencia a un partido político incoherente y presidido por un tipo mentiroso y acompañado de un séquito de inmorales, que evaden impuestos y mienten. Las cosas son así Susana, y debes marcharte y respetar la voluntad del pueblo. Así es esta democracia imperfecta, que permite el engaño del pueblo durante años. Pero todo tiene un límite y se ha rebasado con creces.

Quizás dentro de muchos años, la gente estará preparada para ser demócratas de verdad y poder intervenir en la gestión de los recursos, la planificación de las ciudades y todas aquellas cosas que le atañen, sin representantes que conviertan su sentido común en pura estupidez y ambición personal. Hasta entonces, tendremos que esperar años para que un gobierno corrupto caiga, para evitar que un presidente usurpe la voluntad popular con engaños y no tenga consecuencias. Cuando llegue ese día, recordaremos con vergüenza estos días de circo político y luchas fratricidas por el poder. Quizás entonces llegaremos a ver personas que dediquen su tiempo a la política, sin perseguir las riquezas y la gloria del cargo, solo sirviendo  al pueblo, mejorando su bienestar igual que el suyo propio, sin pedir más de lo que se pide en un buen trabajo.

martes, 20 de noviembre de 2018

Odio desde los altares de las iglesias catalanas.


Los curas catalanes quieren volver  al pasado. Quieren volver a  aquellos tiempos "gloriosos", en los que la iglesia influía en las decisiones políticas; tiempos de la inquisición, donde decidían quienes estaban poseídos en función del tamaño de sus bolsas de oro y de las tierras que poseían.

Ondean cubanas en los altares porque algunos párrocos abrezaron el nacionalismo. Cambiaron a Jesús y su doctrina por el nacionalismo más rancio y excluyente. Habría que recordarles, a estos hipócritas,  que Jesús nació en un país invadido, pero él dijo de eso. Él solo habló de las personas, el perdón  y del amor. Perdonó a sus asesinos, los romanos invasores de su tierra. Jamás se metió en çen política; quizás  solo aquella vez que expulsó a los mercaderes de los templos. Seguro, que de volver, no vería hoy con muy buenos ojos que los ministros de su iglesia se metiesen en estos berenjenales. Ministros que comulgan con la hostia nacionalista y que discriminan a aquellos que hablan en español o no piensan como ellos. 

Hoy, en algunos púlpitos, retumban las malditas palabras del  poco honorable President, esas que escribió en un panfleto y que puso como título “plan 2000”. Entre otras cosas  decía “El catalanismo debía infiltrarse en todos los aspectos de la vida, incluso en la religión”. Y vaya si lo ha hecho. Hasta tal punto se ha cumplido los mandatos del panfleto, que muchos curas son todavía más radicales que los miembros de la CUB. Incluso, no dudan  a la hora de expulsar de sus iglesias a los feligreses que no comulgan con el nuevo credo nacionalista. Gente tan culta acabando presa de ideologías del siglo XX, causante de dos guerras y millones de muertos. Que tremenda contradicción.

Eso si,  los curas  catalanes si han cumplido con su mandato divino. Han perdonado, y no solo perdonado, sino que se han aliado con los que defienden los mismos ideales que llevaron a algunos a prender fuego a sus iglesias con ellos dentro,  a los que una vez justificaron que se llenaran  las paredes de sangre de  curas en las  oscuras noches de las checas.  No solo los han perdonado, sino que los apoyan en su lucha contra la mitad de la población no nacionalista. Alientan el incumplimiento de las leyes, rezan por los políticos presos, lanzan soflamas nacionalistas desde sus púlpitos y adornan sus iglesias con churros amarillos y cubanas, cubanas en los campanarios de unas iglesias que ya no son de todos. 

¿Es la doctrina de Jesús fomentar el separatismo y el odio entre hermanos desde su iglesia?  

Se decía dar al Cesar lo que es del Cesar y dar a Dios lo que es de Dios, Pero últimamente, la iglesia catalana está más pendiente del Cesar que de Dios. Así no faltan razones para que las iglesias,  cada que pasa estén más vacías.

lunes, 5 de noviembre de 2018

Las nuevas pero viejas enfermedades mentales


Cordyceps unilateralis es el nombre en latín  que recibe un  hongo, que  tiene la macabra habilidad de convertir a las hormigas carpintero en zombis. Se trata de un hongo parásito capaz de adherirse a las fibras musculares de la hormiga, haciendo  que esta se convierta en zombi, vamos, muertos andantes. El parásito, no solo toma las funciones motoras de la desdichada víctima. La habilidad más notoria del hongo, es que en poco tiempo se hace con el control del sistema nervioso central de su víctima, de forma que, una vez infectada, la hormiga carpintero deja de hacer sus labores cotidianas y trabaja para el huésped. De alguna manera que todavía se desconoce,  un simple hongo,  hace que la  hormiga carpintero abandone el nido y busque  un lugar oscuro debajo de la hojarasca, donde las condiciones de  luz  y humedad sean propicias para el desarrollo del parásito.  La hormiga, contra su voluntad, muerde entonces una hoja con todas sus fuerzas una hoja,  y queda atrapada por sus propias mandíbulas. Finalmente,  después de una agonía, que puede durar una semana o más, en la que el hongo va creciendo e invadiendo su cuerpo lentamente, muere. Después, de su cabeza brota entonces el hongo para esparcir sus esporas,  como un estandarte de victoria. De esta forma  comienza un nuevo ciclo vital,  contaminar a otras desdichadas hormigas que pasen por allí.  Por suerte, este hongo, que se sepa, no afecta a los humanos, de momento.             
En cambio, el  venenum gentem, si es una enfermedad que afecta a los humanos, y que lleva varios años causando millones de muertes y destrucción en todo el planeta. Sus síntomas empiezan al escuchar propaganda de sujetos infectados. Una vez contaminados, sus  cerebros se vuelven mantecosos y empiezan a oler mal. En ese momento se pierde la percepción de la realidad y esta queda completamente trastornada. Para el afectado, todo lo que no esté relacionado con la enfermedad,   se convierte en una grotesca amenaza. Al mismo tiempo,  comienza a decir disparates y a difundir propaganda, la misma que a él le infectó.  La enfermedad afecta por igual a viejos y jóvenes, gente de toda condición social pude adquirir esta terrible enfermedad.   No se sabe muy bien si es un hongo o una bacteria, el caso es que  acaba destruyendo la sensatez y el buen juicio, llevando al infectado a su propia autodestrucción en forma de obsesión enfermiza.

Otra enfermedad similar que afecta a los humanos, que está en pleno auge y que es bastante antigua, es el Communismi socialismi et populism. No difiere mucho de la anterior en cuanto su origen y forma de propagación, aunque en esta ocasión, la enfermedad se aprovecha de la debilidad de las  defensas  intelectuales,  especialmente de la necesidad que crea la pobreza, generalmente causada por los mismo infectados cuando acceden al poder político.   La propaganda, fuente primaria de la enfermedad, en esta ocasión es más virulenta, ya que cuando acceden al poder, también suelen infectar profusamente a los medios de comunicación, hasta el punto de convertirlos en zombis que difundirán su propaganda.  En los infectados  por esta terrible enfermedad, se crea una terrible obsesión que se traduce en querer controlar todos los aspectos de la vida, tanto de los sanos, como los infectados. Persiguen la uniformidad de ideas y que todos seamos iguales, no que todos tengamos los mismos derechos, eso es de gente sana.

Cuando en un sujeto se ve afectado por venenum gentem  y  Communismi socialismi et populism,  éste termina por adquirir el síndrome del   nationalis socialismi, la cepa más virulenta de este grupo de enfermedades que afectan al cerebro.  En este caso, los afectados quieren que todos acaben enfermos, y los que son inmunes a la enfermedad muertos. Hay que estar muy atento a los síntomas, ya que no se detecta fácilmente la enfermedad cuando está en sus fases iniciales.  Algún comentario en cuentas de redes sociales, símbolos o banderas, pueden alertarnos de un grupo de este tipo enfermos. También hay que tener mucho cuidado de subestimarlos,  ya que la enfermedad no les arrebata sus facultades mentales. Por el contrario, su obsesiva necesidad de hacer que todos nos sometamos a su voluntad, hace que se suelan juntar en organizaciones muy bien estructuradas, donde aúnan esfuerzos y recursos para transmitir la enfermedad al mayor número posible de personas.

Por suerte, todas estas enfermedades tienen varias vacunas, el sentido común, la ciencia, la razón, la ética, la moral y la filosofía. Además de todas estas, está la más importante, leer la historia real y la que está contaminada por la enfermiza mente de los afectados. Ninguna de estas enfermedades ha causado beneficio alguno a la humanidad, y si lo ha hecho ha sido efímero y seguido de guerras y sus muertes. Saber que estas son enfermedades y no ideologías salva patrias, es la mejor forma de inmunizarse. Tómense  una cucharadita de sabiduría cada día, y estén seguros de que no le afectará ni tendrán que sufrir los síntomas totalitarios de estas enfermedades.

miércoles, 31 de octubre de 2018

Disentir será delito.


Hay  indicios que  dan pie a pensar que quizás, solo quizás,  un plan estratégico se está  llevando a cabo, un plan urdido por una élite, la que ostenta el poder mundial  en las sombras y que domina las finanzas de todo el mundo.  Se trata, como no, de  una conspiración a gran escala. Una conspiración,  que en esta ocasión, va dirigida a conseguir la homogenización de las ideas, el pensamiento único; en definitiva, acabar con la disidencia a  la oficialidad. Sería una  parte ineludible de un plan maestro, destinado al dominio total del ser humano consistente en el llamado nuevo orden mundial. Es algo siniestro,  anular el sentido crítico y el  libre albedrío, la  única forma de resistencia contra la opresión y la esclavitud planeada  por los conspiradores.
¿Les parece una idea extravagante, insólita e imposible?  Pues no sé de qué se extrañan. Los libros de historia están plagados de enfermos mentales, sedientos de poder, sátrapas, cuidillos, emperadores y reyes que han pretendido el poder absoluto  utilizando las  conspiraciones como medio para obtenerlo. Esos mismos libros están plagados también de personajes que ansiaban  la dominación total sobre su mundo conocido; y no eran personajes de ficción. ¿Qué les hace pensar  que no existen en nuestros días o que han abandonado estas malas artes o sus deseos de dominación? Hoy cómo en el pasado, el poder se sigue forjando a base de conspiraciones. Y ya saben, para qué una conspiración sea efectiva, no debe ser desvelada, debe permanecer oculta, sino no sería tal cosa. Y creo que es obvio, que la  mejor forma de ocultar algo así, es a la vista de todos. Parce una contradicción, pero es así. Cuándo se quiere hacer algo de forma que no levante sospechas, es mejor que tenga la forma de lo absurdo, de algo que parezca imposible, así pasa inadvertido y sorprendes a tú adversario con la guardia baja,  no se dará cuenta de lo que se le viene encima hasta que es demasiado tarde. Nadie podría creer que aquello era verdad. Los que hacen esto conocen  bien la técnica de la rana cocida a fuego lento para que no salte de la olla, imitan también a las  personas afectadas por el síndrome de Münchhausen, esas que administran venenos a sus seres queridos para que estos dependan de ellos y puedan curarlos. Es decir, crean problemas para crear la necesidad de gente a que alguien los resuelva, así nos presentan sus soluciones que aceptamos de buen grado, o mejor dicho, se  las pediremos a gritos. 

Si nos fijamos en lo que está ocurriendo en la sociedad, respecto a temas como la violencia de género, la libertad sexual o el cambio de paradigma, respecto a las tradiciones o la cultura popular, el cambio climático, etc.  Nos daremos cuenta de un hecho curioso, todos  medios de comunicación influyen y lo hacen de forma coordinada, en  que parece una estrategia  para crear corrientes de opinión convergentes. Dicho de otra manera,  los medios de comunicación de masas, salvo los independientes, que quedan bien pocos, actúan en  una estrategia planificada,  en lo que parece ser la consecución de la homogenizar la opinión pública en una dirección única. Lo hacen  también, que intentar ir contra estas corrientes, es exponerse a insultos o calificativos tales como  facha, machista, racista, xenófobo o homófobo o otros improperios, solo por ir a contracorriente. Y no son los medios de comunicación, las autoridades o la justicia, de momento, las que te acusarán, sino, tus compañeros de trabajo, algunos amigos y puede que hasta miembros de tú propia familia; hasta este punto hemos llegado. La tendencia, es que la divergencia sea penada con leyes que pediremos nosotros mismos, y que aceptaremos  cómo hemos aceptado muchas otras antes. Leyes injustas o absurdas, cómo la ley de la memoria histórica y otras similares, que atentan directamente la libertad de pensamiento u opinión. Llegará un punto, que cuestionar la historia, previamente revisada y adaptada, será un delito. Llegará un día que disentir podría ser causa para que a uno le sometan a un proceso de reeducación o lavado de cerebro.    Oponerse al movimiento LGTBI, que  pretenden que veamos normal lo que no es, contra el feminismo radical, que pretende infundir terror y crear una guerra sexos o contra los destructores de la cultura popular, será delito, y sino al tiempo.