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lunes, 5 de noviembre de 2018

Las nuevas pero viejas enfermedades mentales


Cordyceps unilateralis es el nombre en latín  que recibe un  hongo, que  tiene la macabra habilidad de convertir a las hormigas carpintero en zombis. Se trata de un hongo parásito capaz de adherirse a las fibras musculares de la hormiga, haciendo  que esta se convierta en zombi, vamos, muertos andantes. El parásito, no solo toma las funciones motoras de la desdichada víctima. La habilidad más notoria del hongo, es que en poco tiempo se hace con el control del sistema nervioso central de su víctima, de forma que, una vez infectada, la hormiga carpintero deja de hacer sus labores cotidianas y trabaja para el huésped. De alguna manera que todavía se desconoce,  un simple hongo,  hace que la  hormiga carpintero abandone el nido y busque  un lugar oscuro debajo de la hojarasca, donde las condiciones de  luz  y humedad sean propicias para el desarrollo del parásito.  La hormiga, contra su voluntad, muerde entonces una hoja con todas sus fuerzas una hoja,  y queda atrapada por sus propias mandíbulas. Finalmente,  después de una agonía, que puede durar una semana o más, en la que el hongo va creciendo e invadiendo su cuerpo lentamente, muere. Después, de su cabeza brota entonces el hongo para esparcir sus esporas,  como un estandarte de victoria. De esta forma  comienza un nuevo ciclo vital,  contaminar a otras desdichadas hormigas que pasen por allí.  Por suerte, este hongo, que se sepa, no afecta a los humanos, de momento.             
En cambio, el  venenum gentem, si es una enfermedad que afecta a los humanos, y que lleva varios años causando millones de muertes y destrucción en todo el planeta. Sus síntomas empiezan al escuchar propaganda de sujetos infectados. Una vez contaminados, sus  cerebros se vuelven mantecosos y empiezan a oler mal. En ese momento se pierde la percepción de la realidad y esta queda completamente trastornada. Para el afectado, todo lo que no esté relacionado con la enfermedad,   se convierte en una grotesca amenaza. Al mismo tiempo,  comienza a decir disparates y a difundir propaganda, la misma que a él le infectó.  La enfermedad afecta por igual a viejos y jóvenes, gente de toda condición social pude adquirir esta terrible enfermedad.   No se sabe muy bien si es un hongo o una bacteria, el caso es que  acaba destruyendo la sensatez y el buen juicio, llevando al infectado a su propia autodestrucción en forma de obsesión enfermiza.

Otra enfermedad similar que afecta a los humanos, que está en pleno auge y que es bastante antigua, es el Communismi socialismi et populism. No difiere mucho de la anterior en cuanto su origen y forma de propagación, aunque en esta ocasión, la enfermedad se aprovecha de la debilidad de las  defensas  intelectuales,  especialmente de la necesidad que crea la pobreza, generalmente causada por los mismo infectados cuando acceden al poder político.   La propaganda, fuente primaria de la enfermedad, en esta ocasión es más virulenta, ya que cuando acceden al poder, también suelen infectar profusamente a los medios de comunicación, hasta el punto de convertirlos en zombis que difundirán su propaganda.  En los infectados  por esta terrible enfermedad, se crea una terrible obsesión que se traduce en querer controlar todos los aspectos de la vida, tanto de los sanos, como los infectados. Persiguen la uniformidad de ideas y que todos seamos iguales, no que todos tengamos los mismos derechos, eso es de gente sana.

Cuando en un sujeto se ve afectado por venenum gentem  y  Communismi socialismi et populism,  éste termina por adquirir el síndrome del   nationalis socialismi, la cepa más virulenta de este grupo de enfermedades que afectan al cerebro.  En este caso, los afectados quieren que todos acaben enfermos, y los que son inmunes a la enfermedad muertos. Hay que estar muy atento a los síntomas, ya que no se detecta fácilmente la enfermedad cuando está en sus fases iniciales.  Algún comentario en cuentas de redes sociales, símbolos o banderas, pueden alertarnos de un grupo de este tipo enfermos. También hay que tener mucho cuidado de subestimarlos,  ya que la enfermedad no les arrebata sus facultades mentales. Por el contrario, su obsesiva necesidad de hacer que todos nos sometamos a su voluntad, hace que se suelan juntar en organizaciones muy bien estructuradas, donde aúnan esfuerzos y recursos para transmitir la enfermedad al mayor número posible de personas.

Por suerte, todas estas enfermedades tienen varias vacunas, el sentido común, la ciencia, la razón, la ética, la moral y la filosofía. Además de todas estas, está la más importante, leer la historia real y la que está contaminada por la enfermiza mente de los afectados. Ninguna de estas enfermedades ha causado beneficio alguno a la humanidad, y si lo ha hecho ha sido efímero y seguido de guerras y sus muertes. Saber que estas son enfermedades y no ideologías salva patrias, es la mejor forma de inmunizarse. Tómense  una cucharadita de sabiduría cada día, y estén seguros de que no le afectará ni tendrán que sufrir los síntomas totalitarios de estas enfermedades.

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