Cada uno ve el mundo de una manera
particular. Hay tantas formas de verlo como ojos que lo observan. Sin
embargo, por muy distorsionada que se nos muestre la realidad, hay
cosas que no se pueden ocultar y no dejan lugar a dudas, y por mucho que queramos evitarlas, se nos muestras con toda su
crudeza.
Las pasarelas nos enseñan las últimas
tendencias de moda, nuevos colores y tejidos hechos para deslumbrar y
dar belleza a cuerpos cuyas mentes han dejado de pensar en las
consecuencias de sus actos. Unas mentes que no ven que detrás
te toda esta industria se esconde un mundo de podredumbre y contaminación.
Muchos de los tintes utilizados por la industria de la moda son venenos, al igual que los tejidos son fabricados con productos tóxicos que deberían ser
tratados con sumo cuidado. Manipular estos productos convenientemente es algo muy caro. Por ello muchas
multinacionales han trasladado su industria a la India o china, donde
la legislación sobre residuos es prácticamente inexistente. Además,
las condiciones de trabajo en que se fabrica la ropa es deplorable.
La gente trabaja en condiciones inhumanas, expuestos a todo tipo de
riesgos. Pero eso no
importa nada a las multinacionales de la moda.
Una vez utilizados estos residuos son
amontonados sin control o directamente vertidos a las cloacas o a la
calle. Las muertes se cuentan por centenares, pero no importa, porque
lo que sobra en estos países es mano de obra barata. Gente
necesitada dispuesta a trabajar por menos de un euro al día
expuestos a todo tipo de tóxicos. Se podría pensar que toda la
culpa es de estas multinacionales, pero lo cierto es que es culpa de
todos los que, sin conciencia, no pensamos en las consecuencias a la
hora de comprar.
Sin saberlo, o mejor dicho, cerrando
los ojos ante esta realidad, compramos cautivados por las tendencia
marcadas por la publicidad, sin saber que con nuestros actos estamos
envenenando nuestro planeta, llenado de porquería los cuerpos de
otros seres humanos. Estoy seguro, que ninguna persona de bien
metería en la boca de otra persona sales de cromo, al menos
conscientemente; pero eso es lo que estamos haciendo cada vez que
compramos un bolso de piel fabricado en la India. Allí las pieles de
baca son tratadas con metales pesados cancerígenos, los tintes,
sobre todo el negro que se utiliza en la ropa íntima, igual, y así
una larga lista de productos tóxicos que después de ser utilizados
son directamente vertidos al mar o a las calles, sin ningún
miramiento ni precaución.
No es mi intención hacerles sentir
culpables de todo esto, solo hacerles ver que son nuestros actos
son los que hacen de este mundo el que es. Las pequeñas acciones que
hacemos en nuestra vida cotidiana son los causantes de muchas muertes
y la infelicidad de muchas personas, solo para que nuestro cuerpo
luzca más bonito, mientras nuestras almas se empobrecen más y más.
Una pequeña reflexión antes de entrar
en una de esas tiendas de moda, que todos saben donde fabrican la
ropa, sería suficiente para evitar muchas muertes, a menos, claro
está, que sea usted de los que piensan que es algo irremediable, que
para que unos pocos lo tengan todo, muchos deben de morir.
Feliz navidad consumista.
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