No es algo nuevo ni desconocido que la
empresa multinacional Monsanto está llevando a cabo un control total
de la producción de alimentos, pero con la difusión de un nuevo
reportaje de origen francés, se ha puesto al descubierto, con datos
y testimonios veraces, muchas de las intrigas que esta compañía
lleva a cabo a nivel político; acciones merecedoras de la categoría
de crímenes contra la humanidad porque van en contra de salud humana
y del medio habiente.
Monsanto es un claro ejemplo de como la
codicia de una empresa multinacional puede llegar a la falta total
de escrúpulos y de ética en los negocios. No importa nada más
que los beneficios, y si para ello se tiene que arrasar una población
entera, lo hará, como lo está haciendo ya en la India y en otros
muchos países, arruinando a pequeños agricultores y llevando a
muchos incluso al suicidio. Pero lo más grabe es que lo está
haciendo con la colaboración, necesaria, de los organismos
encargados de velar para que esto no suceda; gobiernos y estamentos
de seguridad alimentaria bien pagados por esta compañía.
Si ven el reportaje en su totalidad
podrán comprobar como la historia de esta empresa no comienza ahora.
Desde su creación allá por 1900, solo se ha dedicado a crear
venenos legales, ya sea para destruir plantas o enfermar lentamente a
la gente. Las enormes ganancias atesoradas siempre han estado
relacionadas con la muerte. Su verdadero trabajo asesino no ha hecho
más que empezar, de hecho es muy posible que la gente que ha muerto
hasta ahora por sus productos, no sea más que una pequeña parte de
los que podrán morir en un futuro próximo por hambre.
Cuando el gobierno de Estados Unidos
permitió a Monsanto patentar sus semillas modificadas
genéticamente, y cobrar derechos de explotación de las mismas, en
la práctica supuso que una empresa privada se apropiase de la vida
misma. Esto, a parte de crear un precedente muy peligroso, supone un
terrible riesgo para la biodiversidad. Después de esto, la empresa
no ha hecho más que crecer e imponer su ley de patentes, sometiendo
a los agricultores con una ley hecha a medida de la empresa por el
gobierno de Estados Unidos, cómplice de toda esta historia. Desde
luego lo que han montado es un negocio redondo. Monsanto produce y
tiene la patente de las semillas de algunas de las plantas más
extendidas. A parte de esto, su gran éxito comercial consiste en
que las plantas modificadas por ellos resisten el herbicida que ellos
mismos producen. Con ello no hay competencia posible. Si eres
agricultor y utilizas sus plantas estás irremediablemente obligado a
consumir también el herbicida. Esto le ha dado a Monsanto, a parte
de unas ganancias extraordinarias, un poder coactivo inmenso sobre
muchos gobiernos, especialmente en la casa blanca. El riesgo de sus
políticas totalitarias es la monopolización de cultivos como la
soja y el maíz, algo que ya casi ha conseguido. Ahora imaginemos
por un momento que toda o la gran mayoría de plantaciones fuesen de
estas variedades de plantas modificadas. La planta, por supuesto es
inmune al veneno de Monsanto, y puede crecer sin malas hierbas a su
alrededor, dando mejores cosechas. Ahora bien, conociendo a la
naturaleza y su funcinamiento, puede que un parásito u otra
enfermedad, se especializase en alimentarse del maíz o la soja
transgénica. Dado que todas las plantas son iguales, la enfermedad
no tendría freno. Esto, en el caso hipotético que se produjera,
llevaría un tiempo resolverlo, tiempo en que la escasez de alimentos
podría llevar a la hambruna a medio planeta. Tanto la soja como el
maíz, no son solo alimentos para los humanos, en su mayor parte se
utilizan para la fabricación de piensos para la ganadería. Imaginen
el desastre que se podría producir. Ya no haría falta una guerra
para acabar con la mitad de la población del planeta.
Pero no quiero extenderme demasiado,
les dejo el reportaje, que seguramente eliminarán prondo de la red.