Desde 2006 la Unión Europea dispone
de una fuerza antidisturbios llamada EUROGENDFOR. Similar a la
guardia civil española en su organigrama. Esta policía, de
naturaleza y organigrama militar, puede intervenir de forma inmediata en cualquier
país de la Unión , no está sujeta a ninguna constitución y se
rige por la normativa europea, es decir, depende solo la burocracia
del parlamento para intervenir sin que ningún país subscrito al tratado pueda negarse. Por supuesto, se han adaptado las normativas
de cada país de la UE, que han intervenido en la creación de este
grupo, para que sus legislaciones no puedan interferir en sus
actuaciones; el último país en hacerlo ha sido Alemania.
Hay muchas cuestiones sobre la
creación de este cuerpo de élite que nos tendrían que poner en
alerta. Primero de todo los motivos por los cuales se formó, la
naturaleza militar de dicha fuerza y, muy especialmente, que apenas
ningún medio de comunicación se haya hecho eco de esta noticia.
A mí, no me cabe ninguna duda, que los
burócratas europeos, y en última instancia, sus amos, ya sabían
que esta fuerza iba ha ser necesaria. Esta crisis económica
artificial y provocada deliberadamente por los poderes financieros,
requería de una herramienta de control que sustituyese a las
policías locales. Nada mejor que la fuerza para poner en vereda a
una ciudadanía cabreada. Una fuerza de intervención que no
dependiese de ningún país, bien armada, instruida y pagada; desde
luego mucho mejor pagada que las policías locales de los países
de la EU. Un ejercito de mercenarios al servicio de la burocracia
europea, esta claro.
Las recientes manifestaciones en
España,Portugal y otros países sometidos a las caprichosas
restricciones producidas por la deuda artificial, están llevando a
las fuerzas del orden nacionales a un dilema moral: “Defender los
intereses de una inútil casta política antidemocrática , o hacer
su verdadera función, que es defender a los ciudadanos de los
abusos, aunque estos provengan del poder.” Ya se han dado algunas
manifestaciones y protestas por parte de los cuerpos de seguridad
locales y sus sindicatos. Protestando, no solo por los recortes en
sus salarios y medios, sino también por no poder detener a los
verdaderos delincuentes, alojados en altos y lujosos edificios, y a
los que todos conocemos bien. No es extraño pues, que se haya creado
esta fuerza de intervención paramilitar y de obediencia ciega al
poder establecido.
Esto no es más que otra consecuencia
de la cesión que hacemos de nuestro poder al ejercer el derecho al
voto en esta falsa democracia. Porque lo podemos ver de muchas
maneras, siendo muy ingenuos claro, pero la verdad es que en el
momento que depositamos en voto en una urna, estamos cediendo nuestra
soberanía personal y nuestro poder de decisión sobre asuntos
importantes a unos políticos, previamente seleccionados por el poder
del dinero, para que rija el destino de nuestras vidas. Este sistema,
establecido hace ya demasiado tiempo, debe ser cambiado antes de que
se apropie definitivamente de nuestra libertad. Pues poco a poco,
leyes hechas por la influencia de multinacionales y entidades a las
que nadie ha elegido, están sometiendo al pueblo europeo a la
esclavitud, diezmando los derechos y obligándonos a pagar un sistema
que ya no funciona.
Tal y como yo lo veo, los
acontecimientos futuros van ha requerir pronto de la intervención de
estas fuerzas, que dada su naturaleza militar, no van ha tener ningún
miramiento a la hora de reprimir las protestas del pueblo con extrema
violencia, mucho mayor de lo que lo están haciendo ya las policías
locales de cada país de la EU. Lo que hasta ahora hemos visto, no es
mas que una pequeña muestra de lo que se nos viene encima. Pero al
contrario de los que piensan algunos, no podemos responder con violencia a esta
agresión, pues tenemos todas las de perder.
Hay que perder el miedo y actuar como
lo hicieron otros, que siendo minoría y no teniendo ejercito
consiguieron vencer y alcanzar sus objetivos. Con resistencia,
firmeza, desobediencia e insumisión; sin utilizar la violencia, que
sería su escusa perfecta para agredirnos con más saña.
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