Existen lugares en el mundo que no
suelen aparecen en los grandes titulares. Son lugares en los que la
vida de un ser humano no vale nada. Del lugar que quiero hablar hoy
muy poco se sabe o trasciende a los medios de comunicación. A pesar
de la trascendencia que tiene para el modelo económico mundial,
sobre todo el la alta tecnología ligada a la telefonía móvil, este
lugar, como otros, parece que no exista. Se dan en él varios
factores comunes a otros sitios con similares características: es
una región con grandes recursos naturales, extremadamente pobre y
donde la violencia campa a sus anchas. En estos casos, disponer de
recursos naturales, se convierte en una maldición y la causa de la
pobreza y la violencia. Esto, claro está, no es por el hecho en si
de disponer de recursos, sino porque no interesa que una región como
esta, con grandes recursos naturales, prospere; sobre todo cuando se
trata de algo que mueve tanto dinero como es la telefonía móvil.
Así, de esta forma, es como las
compañías multinacionales en el La república del Gongo pueden
extraer los ricos recursos con el mínimo coste. Estas
multinacionales son las mismas que mantienen los conflictos armados
y caos, lo que trae como resultado millones de personas desplazadas,
hambruna y muerte; toda una tragedia humanitaria que los medios de
comunicación ignorar, quizás porque obedecen también a estas
mismas multinacionales. Pero en el caso De la República Democrática del Congo,
todavía es más sangrante. La extracción de oro y el preciado coltán, está llevando a los pueblos indígenas a la extinción. Su
rica cultura y sus extensas áreas de selva virgen están siendo
devastadas y severamente amenazas por la minería. Naturaleza de
incalculable valor ecológico está siendo arrasada por la codicia.
Formas de vida ancestrales, en simbiosis con el medio natural,
desaparecen día a día por esa misma codicia de las empresas
multinacionales que están operando en aquellas tierras. Estas mismas
empresas venden las armas y crean los conflictos con el único fin de
robar los recursos al país. Ni siquiera se molestan en llevar allí
maquinaria para arrancar el oro de la tierra. En régimen de
esclavitud, indígenas, aveces niños, trabajan en las minas hasta
morir, en condiciones inhumanas.
La milicias paramilitares ejercen el
control de la región y la extracción de los minerales. Es una
intrincada red de tráfico de personas y minerales, que al final
acaban siendo la moneda de cambio para comprar armas y poder. Estas
milicias están gobernadas por señores de la guerra, animales acostumbrados a matar, a veces por pura diversión.
Ante esta atroz situación, como sucede
en otros países, llámense Tíbet, Angola, Somalia y muchos más.
Las Naciones Unidas y otros organismos oficiales hacen la vista
gorda, cuando no, contribuyen a perpetuación de los conflictos,
siendo cómplices de esta situación absolutamente aberrante, que
todavía hoy, en pleno siglo XXI se produce al margen de todo control
e intervención internacional.
Decir que no podemos hacer nada frente
ha esta atrocidad es negar una realidad. En primer lugar deberíamos
pensarlo dos veces antes de cambiar constantemente de teléfono.
Estos aparatos, en realidad son mucho más caros de lo que nos
pensamos, y la razón de que cuesten relativamente poco dinero,
quizás no sea por su bajo coste de fabricación. A este respecto, ya
se han descubierto curiosas y posiblemente maliciosas formas de
control dentro de estos aparatitos, cuya tecnología escapa a nuestra
comprensión. Nadie nos puede asegurar o certificar que dentro de
los nuevos smartphones se esconda software malicioso, destinado al
control total de nuestras actividades.
Desactivar la cámara frontal cuando
está grabando una imagen inadecuada, seguimiento por GPS, borrado de
datos a distancia, transmisión de datos personales, son solo algunas
de las cositas que estos aparatos, de última tecnología, puedenhacer sin que usted intervenga. No olvidemos que es software que
contienen estos dispositivos no es abierto. Nadie, salvo su
constructor, conoce realmente los programas que se esconden dentro,
porque nadie tiene las fuentes con las que se escribió.
Sospecho que existe un interés oculto
por las las grandes multinacionales de la telefonía, para que
llevemos uno de estos aparatos en el bolsillo. Que si bien pueden
facilitarnos la vida, también pueden ser el medio por el cual nos
controlen. Pero si no fuera esta suficiente razón, piensen en las
consecuencias, en la cantidad de vidas humana que cuesta y en los
parajes naturales que se perderán para siempre. Culturas con más
valor que la nuestra, que se han sabido adaptar al medio sin
destruirlo, viviendo en plena armonía con su entorno, pueden estar a
punto de desaparecer por nuestro capricho de estar a la última en
tecnología. Me extraña. Que sabiendo todo esto, prefiramos ignorar
una realidad, que no por suceder lejos, repercute en nuestras vidas.
Ahora, sabiendo esto, no podemos seguir siendo cómplices y
colaboradores necesarios para que estas atrocidades se sigan
cometiendo, en nombre de un supuesto progreso, que no es otra cosa
que suministrar a una élite una herramienta más para controlar a
sus borregos.
Os dejo algunos datos, sitios de interés y vídeos para mayor información.
Sobre todo, y para quien le guste leer, estos enlaces son especialmente interesantes, pues son el relato de alguien que está allí, y que nos hace vivir, a través de sus ojos, una realidad que no podemos seguir ignorando.
http://caiganlasmascaras.es/wp-content/uploads/2012/09/C1-DOC-4.pdf
http://caiganlasmascaras.es/wp-content/uploads/2012/09/C1-DOC-9.pdf
http://caiganlasmascaras.es/wp-content/uploads/2012/09/C2-DOC-23.pdf
http://caiganlasmascaras.es/wp-content/uploads/2012/09/C2-DOC-24.pdf
http://caiganlasmascaras.es/wp-content/uploads/2012/10/DOC-26.pdf
http://caiganlasmascaras.es/wp-content/uploads/2012/10/DOC-30.pdf
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