La Justicia Universal planteada por el
gobierno de España en la anterior legislatura, no fue mas que una
ilusión fallida, una cortina de humo estéril que nunca sirvió para
nada, salvo para alimentar organizaciones satélite del mismo partido
político que gobernaba entonces. Ahora, con la llegada de la
prefabricada crisis, y un nuevo gobierno títere, esta ilusión se
desvanece definitivamente, como se desvanecieron las esperanzas del
pueblo saharaui, hace ya muchos años, cuando Mohamed reclamó para
si tierras que no le pertenecían y el gobierno de entonces cedió a
la presión ejercida por Estados Unidos y Francia.
La idea de Justicia Universal era,
ciertamente, hermosa y válida para un mundo justo, pero no para
éste. En el mundo que hemos dejado a merced de déspotas y tiranos
no hay sitio para la justicia, y mucho menos si pretende ser
universal. ¿De que hubiese servido juzgar a un genocida, si nunca
cumpliría ninguna pena o resarciría el daño? No era más que un
teatro de variedades de poca monta, que a parte de ser caro no
divertía a nadie.
Que país, gobierno o juez, se iba a
atrever a condenar y perseguir a un genocida asesino como Jang
Zeming, responsable de sesgar la vida de cientos de miles en las
tierras usurpadas del Tibet por el gobierno chino? Cuantos intereses
económicos tendrían que ser obviados para tal hazaña....
Tanto la justicia como la democracia,
son palabras que han perdido su significado en estos tiempos de
oscuridad donde gobierna la hipocresía y la vileza. Donde el engaño,
la distracción, la mentira y la corrupción son partes ineludibles
de gobiernos que no son capaces de defender a su pueblo del
latrocinio de los bancos, las multinacionales o de la especulación
financiera. ¿Como estos gobiernos iban ha defendernos de los grandes
tiranos mundiales, cuando no saben defendernos de los que tenemos en en casa?
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