La respuesta del
gobierno español al movimiento 15M fue la ley mordaza. De la misma
forma que el terrorismo sirvió como escusa para que los estados
eliminen libertades, derechos o violen nuestra privacidad. Es la
vieja estrategia de problema, reacción, solución. Su eficacia ha
sido tal, que no es exagerado decir que ni el mismísimo Hitler
hubiese soñado una mundo mejor. Ni siquiera George Orwell fue capaz
de imaginar hasta que punto fue profética su novela 1984, pues lo
que tenemos ahora es casi peor que el mundo que él recreo. Nos
vigilan, nos someten a un sin fin de leyes, nos prohiben todo tipo de
cosas, cuartan nuestra libertad, condicionan nuestra educación, nos
obligan a mantener el sistema con trabajo esclavo, nos enferman, y
nos atontan con sus entretenimientos, todo ello en pro del dios
dinero y el poder. Las democracias han quedado secuestradas por las
multinacionales, los gobiernos contaminados de los intereses
financieros, la libertad convertida en una palabra sin significado.
No se puede negar que de nos ser por el terrorismo o por movimientos
como el 15M, esto no hubiese sido posible.
Son muy evidentes
las vinculaciones del terrorismo con las cloacas de algunos estados,
de la misma forma que el 15M es un producto de los servicios secretos
españoles. A estas alturas de la película, donde las informaciones
corren libremente, es ser sumamente ingenuo pensar que esto no es
así. Las armas no crecen en los árboles, los lanzagranadas de alta
tecnología no son fabricados en un taller clandestino, se fabrican
en los estados poderosos, los mismos que financian a estos grupos
armados aparecidos de la nada. De la misma forma, en una sociedad
tan polarizada como la española, no hay movimientos espontáneos que
surjan de la nada sin instigadores que lo fomenten. Sé que es
difícil pensar que son los propios gobiernos quienes promueven
este tipo de amenazas, pero cuando uno ve las consecuencias, no le
cabe otra hipótesis viable. El problema lo han creado ellos para
implantar cosas que de otra forma nadie aceptaría. No es nuevo, ni
es la primera vez que se hace. A lo largo de la historia se ha hecho
muchas veces, de la misma forma que se han utilizado los atentados de
falsa bandera para provocar situaciones favorables al poder.
Solo tenemos que
fijarnos en algo sutil, de lo que nadie habla y que no se dice en los
medios de comunicación. La auténtica amenaza para el bienestar de
todos está en los paraísos fiscales. Allí se gurda el dinero que
sirve para comprar armas, es donde se evaden los impuestos que
podrían mejorar la vida de la gente, es donde residen las grandes
fortunas del narcotráfico y de los políticos corruptos. Sin duda es
uno de los mayores problemas que tienen actualmente el mundo. Pero
claro, siguen ahí, nadie los toca. Ningún gobierno hace nada por
erradicarlos, no hay soldaditos americanos invadiendo estos lugares
para devolver el dinero a los pobres o a las arcas de los maltrechos
estados víctimas de la especulación y de la deuda usurera. Son
auténticos terroristas que matan de hambre a mucha gente, pero nadie
mueve un dedo. Muchas bonitas palabras, alguna que otra concesión,
pero ahí están, protegidos por todos los gobiernos.
El 15M, que ahora
vuelve para decirnos que siguen en la brecha, no me da ninguna
confianza. Para mi, los resultados de sus existencia son más
represión, y lo único que realmente importa son los resultados.
¿Acaso traen algo nuevo? ¿La abolición del dinero? No, no traen
nada de esto, de hecho no es más que humo. Pues cuando no tienen
ninguna alternativa creíble, no es un movimiento revolucionario,
solo hacen el ruido suficiente como para justificar una reacción del
gobierno. Asambleas sin resultados, donde no se establece una
desobediencia civil activa, una revolución de verdad, un reset del
sistema o la abolición de un sistema ya caduco que limita las
aspiraciones del ser humano.
Olvidan que hay
otros caminos, que es posible crear una sociedad justa, donde el ser
humano solo tenga que trabajar la mitad de lo que lo hace ahora o
quizás menos. Elimínese la propiedad privada, el dinero y los
estados y tendremos un mundo más humano. Utopía no es un sueño,
puede ser una realidad si lo que realmente se quiere es hacerla
posible, pero no están por la labor. República, comunismo,
monarquía, capitalismo, un sin fin de ideas confusas que nunca han
llegado a buen término. Todas estas ideologías y otras tantas que
me dejo, han consistido en el sometimiento de la mayoría a un
pequeño grupo elitista, que lejos de mirar por los intereses de
todos, solo mira por los suyos.
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