Pocos se han
enterado de la huelga y de las manifestaciones de los técnicos de
mantenimiento de la mayor compañía telefónica de España, o mejor
dicho la única. Unas protestas bien fundadas, ya que la situación
actual de este colectivo es terrible, aunque no muy diferente a la
de otros trabajadores, cuyas empresas, a pesar de tener grandes
beneficios, han aprovechando la crisis para reducir salarios y
precarizar los contratos, sirviéndose de subcontratos y otras
estrategias similares que van en contra de los derechos laborales
ganados con mucho sufrimiento.
Esta compañía,
como muchas otras, han llevado a sus trabajadores a la esclavitud sin
ninguna justificación; bueno, ninguna no ya que los beneficios de
sus altos cargos y los de los inversores de han crecido en
proporción a lo perdido por sus trabajadores. Estamos hablando de
una compañía propietaria de todas las líneas de cobre y que ahora
también está monopolizando la fibra óptica. En estas condiciones,
la competencia es un puro camelo. Todas las otras compañías son
satélites que utilizan o alquilan sus infraestructuras.
Infraestructuras por cierto, obsoletas. Pues como ya dije en otro
post, no solo las lineas de cobre lo son; la fibra que están
poniendo es multimodo, una tecnología que ha ya se ha quedado
antigua. Pero como ha ocurrido con las línea de cobre, la
aprovecharán hasta sacarle todo el jugo para luego implantar otra y
volvernos a pedir dinero por ello. En esta situación, no es de
extrañar que España esté a la cabeza de los países donde las
telecomunicaciones son las peores y más caras.
Lo más escandaloso
y el motivo fundamental de este post es que casi ningún medio de
comunicación de este país, especialmente la televisión, haya
dedicado algún comentario a las numerosas y concurridas
manifestaciones de los trabajadores de esta compañía, la precaria
que viven o la situación de las telecomunicaciones en el país. Pero
no deberíamos extrañarnos mucho, pues la razón es que parte de los
beneficios obtenidos por la situación de falta de competencia real
es que se puede invertir mucho en publicidad, comprar medios de
comunicación o contratar en sus consejos de administración a
políticos; lo que se conoce como puertas giratorias. Exactamente eso
es lo que hace esta multinacional, cuyo capital un día fue de todos
los ciudadanos. Un capital humano y técnico malvendido, curiosamente
por el socialista Felipe Gonzalez; aunque todo hay que decirlo, por
orden expresa de la EU. Así pues, está claro que los medios de
comunicación no pueden morder la mano que les da de comer; no solo
por perder la fuente de ingresos que supone la publicidad, sino
porque buena parte de ellos están comprados. Así es como se
consigue que los medios de comunicación masiva hayan quedado
reducidos a meros productores de propaganda y exaltación del
liberalismo. En tales condiciones, ya es imposible creer o orientarse
por ellos, están contaminados y no son fiables; cosa que ya se sabe
desde hace tiempo.
Pro otra parte, no
hay que olvidar nunca lo que significa una privatización para
entender todo esto, sobre todo si lo que se privatiza son empresas
vinculadas a sectores estratégicos de un país, como es la energía,
las telecomunicaciones... en definitiva los servicios básicos. Se
trata de convertir algo que es de todos los ciudadanos y ha sido
pagado con sus impuestos, en propiedad privada de algunos, ya sean
extranjeros o inversores que solo quieren conseguir un rendimiento
económico, sin importarles para nada el bienestar de los ciudadanos
o la calidad del servicio. La privatización de servicios significa
perder la independencia de un país y de los gobiernos. El país
queda completamente subyugado al capital y los intereses económicos,
que como todo el mundo sabe, no son los mismos que los intereses de
los ciudadanos.
En definitiva, esto
es más de lo mismo, cosas que se suman a un sistema neoliberal que
está conduciendo al ser humano a un estado de esclavitud, donde la
libertad desaparece para implantar, de facto, un sistema totalitario,
donde el capital es lo que está por encima de la necesidad humana.
Si esto es lo que pasa cuando se privatiza este servicio público,
imaginen lo que puede pasar con la sanidad.
Quizás muchos de
los usuarios se hayan visto afectados por averías, fruto de sabotaje
de los piquetes, pero en mi opinión no les faltan motivos para hacer
estas y otras acciones más contundentes. Quedarse impasibles
mientras el movimiento neoliberal va destrozando todo a su paso es
casi peor que ser uno de estos enfermos que no les importa más que
engrosar su cuenta de resultados a costa del mal de otros. Es algo
que el capitalismo llevado a su extremo ha favorecido y lo sigue
haciendo, cada vez con más virulencia.
No hay que
plantearse si las privatizaciones son buenas o no; a la vista están
los resultados para quieran verlos y no ignorar sus nefastas
consecuencias. A la hora de votar en en esta democracia contaminada
por los medios de comunicación y condicionada por la opinión de una
mayoría aborregada, hay que tener en cuenta que quizás no sea tan
descabellado votar a partidos políticos de que pretendan
nacionalizar sectores estratégicos. Lo malo es que ya sabemos en que
quedan las promesas electorales una vez que los partidos acaban en el
poder; siempre se someten a los poderes económicos, incumpliendo sus
promesas y haciendo lo que le interesa al poder.
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