Hay que dar la
enhorabuena a los participantes del referéndum ilegal el día 1 de
octubre por haber demostrado un civismo y una determinación
merecedores de elogio y admiración. Sin duda quedó demostrado que
un pueblo tiene la fuerza necesaria para derrocar al poder. Su
derecho de opinar, reunirse y manifestarse es inalienable, como lo
son todos los derechos humanos. Este pueblo no merece gobernate
alguno y mucho menos los que enfrentan, manipulan, oprimen y conducen
al enfrentamiento.
Bajo mi personal punto de vista, estoy seguro que el gobierno catalán ha llevado a su pueblo hasta aquí, plenamente consciente de la reacción que se produciría. Una reacción torpe y estúpida que esperaban de un presidente de gobierno inepto e incapaz de convencer ya a nadie. Y es que no es para menos: Como carta de presentación, este presidente ofrece el carnet del partido más corrupto que ha pisado el poder, al que se le añade ahora el de ser el más cínico y estúpido que ha parido madre. Porque hay que ser estúpido para no ver lo que se estaba buscando con esta convocatoria; precisamente la reacción violenta que mandó ejecutar.
Ahora las imágenes de vergüenza, hablarán. Para
algunos servirán de justificación, para otros no serán para tanto
y las justificarán y minimizarán en pro del statu quo. Como siempre, por los medios de
comunicación,en función de sus intereses, las mostrarán de una manera o de otra. Lo que no podrá negar
nadie son las testimonios de las gentes apaleadas. Imágenes de
vergüenza que nos retrotraen a otros tiempos, tiempos indignos de
seres humanos evolucionados.
Es bien sabida mi
aversión a la democracia así como mi desprecio por el nacionalismo,
las fronteras y las banderas; pero también mi profundo respeto a los
derechos humanos e individuales. En este caso, el referéndum
atentaba, como toda votación, contra la libertad personal de muchos,
además de ser ilegal. Como en cualquier votación, era una
mayoría aplastando los derechos de una minoría. No obstante, el
derecho a manifestar la opinión es un derecho absoluto, y mucha de
la gente que estaba allí, no solo manifestaba su voto favorable a la
autodeterminación, sino el descontento de ver como un gobierno
corrupto y autoritario saqueaba sus bolsillos. Tenían todo el
derecho a estar allí, ejerciendo ese derecho; pues lo hacían de
forma pacífica. Hubiese sido muy sencillo dejar que votasen
y luego decir, lo siento, pero esto técnicamente imposible y con la
constitución actual no se puede hacer. Pero vamos a ver como podemos
solucionarlo. No hubiese sido necesaria fuerzas policiales más que
para detener a los promotores de la fiesta, más que nada para que
pagasen los gastos y los platos rotos. Pero no, lo que se esperaba se cumplió, y suerte
de que la violencia no estalló más que por las fuerzas de represión
y muy pocas veces contada por el pueblo. La sangre hubiese corrido a raudales.De todas formas, hay que tener cuidado con las imágenes y las fuentes, porque cuando hay intereses cruzados existe el riesgo de la manipulación o de la omisión. En cualquier conflicto, y este lo és, la primera víctima es siempre la verdad.
Ahora las cosas ya
están un poco peor que ayer, ya nunca serán iguales. Las heridas
abiertas no cicatrizarán con facilidad, y eso si cicatrizan. El
mismo odio que se generó en otros tiempos y que provocó una guerra
entre hermanos ha sido convocado y empieza a asomar con fuerza. Ayer, igual que hoy, estos gobernantes pasarán a los anales de las historia como
auténticos gilipollas, incapaces de llegar a acuerdos, corruptos y
puede que hasta por ser unos genocidas. Solo espero que el pueblo sea
más inteligente que sus gobernantes y no se deje llevar por ellos como siempre.
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