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miércoles, 23 de mayo de 2018

La gran conspiración.

Los partidos políticos, que tradicionalmente han gobernado desde el principio de la democracia española, rinden pleitesía a intereses económicos, que a su vez, son dirigidos por un gobierno en la sombra instaurado desde el uso del dinero fiduciario. Éste, con frecuencia  suele utilizar a España como laboratorio social. Por desgracia, no ha sido este hecho el que está cambiado la opinión pública, decantando su voto a otras fuerzas políticas alternativas, sino la corrupción. Esto sería una cosa muy buena y un síntoma de una sociedad madura, si no fuese porque los casos de corrupción, como otras muchas cosas que suceden,  forman parte de un plan de ingeniería social perfectamente estudiado, donde las resoluciones judiciales se modulan en los tiempos según convenga a sus intereses.
Si analizamos las alternativas a los partidos políticos tradicionales, salpicados por la corrupción, lo que veremos es un horizonte realmente desalentador. Por un lado tenemos a los movimientos populistas liderados por energúmenos de ideologías, unas veces muy cercanas al estalinismo y otras al fascismo. Aunque las estrategias hayan cambiado respecto a sátrapas del pasado, estos son todavía peores que sus antecesores; ya que utilizan la demagogia igual que sus maestros, pero no se manifiestan abiertamente y con orgullo de sus pensamientos radicales;  al contrario, hacen ver que son corderitos maltratados. No obstante y como dice en la Biblia, que a veces hay que leer, “por sus actos los conoceréis”. Unos par de ejemplos: Tanto el podemita y estalinista Pablo Iglesias como El fascista Torra, a pesar de su aparente abismo ideológico, tienen muchos puntos en común. Los dos son unos demagogos capaces de todo para alcanzar el poder. En realidad, aunque manifiesten lo contrario, anteponen sus ideales trasnochados al bienestar del pueblo, no importándoles en absoluto enfrentar a la gente y provocar divisiones muy peligrosas. Ambos han cometido errores garrafales, uno por su incoherencia y el otro por dejar escritos por la red, en los que manifiesta su verdadera cara fascista y xenófoba; demasiados descuidos para no ser intencionados. La teoría que expongo es simple: Estas opciones políticas  no han sido creadas para gobernar, sino que están para desviar al pueblo por una tercera vía, acorde con los intereses del sistema establecido.

¿Adivinan cuál?

Ciudadanos se nos muestra como partido moderado, alejado de los extremismos de podemos o del independentismo. Limpio de la corrupción del PPPSOE. Es muy parecido a los partidos tradicionales: modernos pero sin ataduras ideológicas, transversal y limpio de corrupción; muy bonito para ser verdad. Resulta que su líder, el joven y dinámico Albert Rivera fue invitado al club más selecto y secreto del planeta como la joven promesa, mucho antes que tuviese el protagonismo actual y que fuese una alternativa para gobernar España. El club Bilderberg , que supuestamente es el brazo ejecutor del verdadero gobierno transnacional que mueve los hilos del mundo, lo recibió con los brazos abiertos, tal vez para marcarle el camino a seguir. No es descabellado pensar que fuesen estos mismos quienes diseñaron el conflicto catalán y el movimiento 15M, del que surgió podemos. Esta teoría haría cuadrar muchas de las cosas que están pasando. Por supuesto, no quiero que la crean, ni tampoco tiene porque ser verdad, es tan solo una hipótesis que da sentido a unos acontecimientos inexplicables.

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