Escuchando las noticias, me ha
sorprendido una, que por su cercanía y trascendencia me ha hecho
reflexionar, y como consecuencia de esa reflexión he escrito este
artículo.
En un pueblo de la provincia de
Tarragona llamado Falset, el pasado lunes 20 de febrero, su tenientede alcalde fue detenido y acusado de pederastia. Tras ello, fue puesto en libertad con cargos. Dado que se trata
de un personaje público y que el pueblo, a pesar de ser capital de
comarca, es pequeño, la noticia ha conmocionado a la población.
Como consecuencia el primer teniente de alcalde presentó su
dimisión. De los demás implicados, solo son conocidas sus
iniciales, no haciéndose públicas sus identidades.
No cabe la menor duda de la gravedad
de la acusación, ni tampoco del deber del encausado de dimitir de su
cargo, al tratarse de un cargo público; pero de lo que no hay duda
tampoco, es hacer pública esta acusación es una flagrante
violación de los derechos del encausado. Dada la cercanía del
personaje con sus ciudadanos, hacer estos supuestos hechos públicos,
con toda seguridad, le conllevará un juicio paralelo que, se
demuestre o no su culpabilidad, lo va a marcar de por vida, a él, y
con toda probabilidad a su familia.
Y después de exponer estos indeseables
efectos me pregunto: ¿Como es posible, que sin haberse enjuiciado
los hechos, sean conocidos por la opinión pública? ¿Donde queda
la protección de la intimidad personal y sus derechos fundamentales?
No es la primera vez que la prensa da
carnaza al populacho para escarnio de un personaje público, como no
es la primera vez, que sumarios secretos salen a la luz pública sin
ningún control con fines interesados. Esto, indiscutiblemente, lleva
como he dicho antes, a juicios paralelos, donde el personaje queda
totalmente desamparado y a merced de las hienas de revistas,
periódicos y programas de infame gusto, por no hablar de los
comentarios de los vecinos, si se trata de un pueblño pequeño como
es el caso. La consecuencia directa es que su vida se convertirá en
un infierno, quizás inmerecido.
No pretendo hacer una defensa de este
personaje, y mucho menos de la pederastia, pero si una denuncia
pública de como los derechos fundamentales son violados por la
prensa sin ningún tipo de escrúpulos y sin esperar a que la
justicia pruebe delito alguno. No sería el primer caso en el que un
juez ha tenido que sobreseer casos de este tipo, al no poder
demostrar que el acusado fuese consciente de lo que estaba haciendo,
después de haber sido ya juzgado por la prensa rosa y la opinión
pública.
Por otra parte, y ya aludiendo al
delito del que se le acusa, deberíamos reflexionar todos un poco,
sobre lo fácil que es que alguien sea acusado por posesión de
material pornográfico infantil. En un artículo que escribí hace
algunos meses llamado “la conspiración en EMULE”, aludía a algo
que está sucediendo y que tiene muchos visos de ser organizado por
alguien. Se trata de colocar material audiovisual en la red con
nombres falsos, que en realidad esconden material pornográfico,
algunos de ellos pedófilos. La gente que utilizamos Emule para
compartir archivos y que no somos, ni mucho menos delincuentes como
pretenden algunos, nos encontramos muchas veces con la ingrata
sorpresa, de que al abrir el archivo, que pensábamos era una buena
película descatalogada, en realidad se trataba de un vídeo porno
con el nombre de esta película. En el momento en que usted baja ese
material y lo graba en su disco duro, o simplemente lo está
descargando, por supuesto sin conocer su contenido, puede estar
cometiendo un delito, mucho más grabe de lo que pretenden las
empresas de producción audiovisual que sea; puede estar incurriendo
en un delito de pederastia. No estoy diciendo que sea este el caso de
primer teniente de alcalde, pero podría serlo, ¿Y entonces qué?
¿Quien restaura su honor?
En conclusión es que gracias a unas
leyes cada vez más intrusivas, a través de Internet, se le permite
a la policía, con la colaboración necesaria de nuestros proveedores de internet, el acceso a nuestra privacidad; provocando en ocasiones
efectos indeseables de consecuencias trágicas.
A nadie le gusta que otros conozcan
aspectos de nuestras vidas que no deseamos que se sepan, pero hemos
llegado a un punto donde esto ya no es posible, salvo que no busques
nada en internet o no la uses como algunos pretenden que la uses, y
aun así, si la utilizas solo para lo que ellos quieren, también
sabrán tus gustos para comprar. Ver según qué es un delito,
escuchar según qué es un delito, disentir ¿Será también un
delito en el futuro?
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