Si tiene algo de bueno una crisis es
que de ellas surgen nuevas ideas que ayudan a dar la sensación de
que hay luz al final del túnel. Una de estas ideas es el concepto de
“ La Economía del bien común”. No es algo novedoso, pero si lo
es la forma y el ámbito de aplicación. Para empezar a comprender
el concepto hay que saber que “El bien común” es algo que figura
en todos los preámbulos de las constituciones democráticas, las
mismas constituciones están hechas con este fin. En la constitución española por ejemplo, su primera frase dice:
"La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de:"
Lamentablemente, como tantas otras cosas que dicen las constituciones, se queda en palabras vacías de imposible aplicación en una sociedad basada en el capitalismo y el lucro; que son en mi opinión, los principales causantes de esta devastadora situación en la que vivimos.
CristianFelber, periodista escritor independiente austriaco y promotor de la Banca Democrática, expone la economía del bien común como una solución viable y más cercana al ser humano que el actual sistema económico, una solución para hacer de este mundo un lugar mucho mejor de lo que es ahora. La economía del bien común propone un cambio de mentalidad y de valores que empieza por las empresas, y que sin contraponerse al actual sistema, lo cambiaría de forma radical hasta producir su desaparición.
"La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de:"
Lamentablemente, como tantas otras cosas que dicen las constituciones, se queda en palabras vacías de imposible aplicación en una sociedad basada en el capitalismo y el lucro; que son en mi opinión, los principales causantes de esta devastadora situación en la que vivimos.
CristianFelber, periodista escritor independiente austriaco y promotor de la Banca Democrática, expone la economía del bien común como una solución viable y más cercana al ser humano que el actual sistema económico, una solución para hacer de este mundo un lugar mucho mejor de lo que es ahora. La economía del bien común propone un cambio de mentalidad y de valores que empieza por las empresas, y que sin contraponerse al actual sistema, lo cambiaría de forma radical hasta producir su desaparición.
Las razones para cambiar el modelo son
evidentes. La primera de todas, es que el actual, basado en
el beneficio de unos pocos a costa del esfuerzo de muchos, está
completamente alejado de los que debieran ser los objetivos de una
sociedad humana justa. La igualdad de oportunidades es una quimera inalcanzable. Este sistema excluye lo humano de los
negocios, promoviendo los sentimientos más despreciables, como la
envidia, el egoísmo extremo o la desconfianza.
No me cabe duda alguna de que a lo largo de todos los años que lleva en vigencia, el sistema capitalista ha producido a la humanidad muchos más perjuicios que beneficios Algunos de estos perjuicios, los más grabes, no somos capaces de verlos todavía, ya que no se nos han mostrado con toda su crudeza. Lo que está claro que el uso desmesurado y despilfarrador de los recursos naturales, la obsolescencia programada, la producción de artículos basura y comida tratada con productos químicos, acabará pasándonos factura a todos, y si no somos nosotros, alguien sufrirá las consecuencias de tratar de esta forma a nuestro planeta, y estos serán nuestros hijos; una prueba más de los niveles de egoísmo a los que hemos llegado. Pero algunas de las consecuencias ya las podemos sentir. No hay que irse al futuro para ver que el sistema actual ha creado una sociedad enferma e infeliz, donde la competencia y el afán de lucro nos ha conducido a la actual crisis, una crisis te imprevisibles consecuencias.
Por otra parte, guerras y luchas por los recursos son, hace ya décadas, que es la principal causa de muerte y destrucción en el mundo. Pero si tuviera que buscar el pero de los frutos de este sistema, sería que ha favorecido el ascenso al poder de un reducido grupo de personas, que pese a no haber sido elegidas en unas elecciones democráticas o por sus méritos hacia la sociedad, son los que gobierna al mundo y hacen prevalecer el sistema capitalista por encima de cualquier alternativa; principalmente porque son los únicos más beneficiados del mismo. Estos psicópatas, pues no se les puede llamar de otra manera, controlan las finanzas y los gobiernos, para evitar que, lo que hora les da el poder, sea mantenido a toda costa. Han convertido la democracia en una farsa.
No me cabe duda alguna de que a lo largo de todos los años que lleva en vigencia, el sistema capitalista ha producido a la humanidad muchos más perjuicios que beneficios Algunos de estos perjuicios, los más grabes, no somos capaces de verlos todavía, ya que no se nos han mostrado con toda su crudeza. Lo que está claro que el uso desmesurado y despilfarrador de los recursos naturales, la obsolescencia programada, la producción de artículos basura y comida tratada con productos químicos, acabará pasándonos factura a todos, y si no somos nosotros, alguien sufrirá las consecuencias de tratar de esta forma a nuestro planeta, y estos serán nuestros hijos; una prueba más de los niveles de egoísmo a los que hemos llegado. Pero algunas de las consecuencias ya las podemos sentir. No hay que irse al futuro para ver que el sistema actual ha creado una sociedad enferma e infeliz, donde la competencia y el afán de lucro nos ha conducido a la actual crisis, una crisis te imprevisibles consecuencias.
Por otra parte, guerras y luchas por los recursos son, hace ya décadas, que es la principal causa de muerte y destrucción en el mundo. Pero si tuviera que buscar el pero de los frutos de este sistema, sería que ha favorecido el ascenso al poder de un reducido grupo de personas, que pese a no haber sido elegidas en unas elecciones democráticas o por sus méritos hacia la sociedad, son los que gobierna al mundo y hacen prevalecer el sistema capitalista por encima de cualquier alternativa; principalmente porque son los únicos más beneficiados del mismo. Estos psicópatas, pues no se les puede llamar de otra manera, controlan las finanzas y los gobiernos, para evitar que, lo que hora les da el poder, sea mantenido a toda costa. Han convertido la democracia en una farsa.
La implantación progresiva en las
empresas, la implicación de los gobiernos y ciudadanos en este
cambio, erradicaría con el tiempo y de forma progresiva al sistema
capitalista con todos los males. De forma indirecta sería una
solución a las desigualdades sociales y determinante para evitar el
desmedido uso de recursos naturales, contaminación o el fenómeno de
la deslocalización de empresas, por citar solo algunos de los males
endémicos del actual sistema.
El funcionamiento de una economía por
el bien común está basado en una matriz de puntuación, donde el
valor de la empresa se mide en el beneficio que ésta aporta a la
sociedad y no por su cuenta de resultados. Esta matriz valora de
forma positiva aquellas aptitudes de las empresas que favorezcan a la
sociedad. No quiero extenderme mucho ya que hay una nutrida
información en Internet de esta matriz y de sus puntos de valor,
todos ellos llenos de sentido común. Diré, no obstante, que esta
matriz valora como negativo la desigualdad entre el sueldo más alto
y mas bajo dentro de las empresas, el efecto negativo en el medio
ambiente o las malas prácticas comerciales. Pero lo realmente
importante de la aplicación de la economía del bien común, es la
utilización de esta matriz como barra de medir para el consumidor.
Es evidente, que por intereses
monetarios, no todos los gobiernos ni muchas empresas van a adoptar
este modelo. Golman Sachs, desde luego no se va ha subir a este
carro, pero realmente no es necesario que lo hagan. Lo importante es
que dentro de la economía del bien común, es que para la empresa
que no se sume a esta corriente le acarrearía unas consecuencias muy
negativas, sobre todo llegado cierto estadio de implantación.
Pero a pesar de lo buena que es esta
idea y de los beneficios que aportaría a esta sociedad, se quedará
solo en una idea si no tomamos consciencia de nuestra responsabilidad
personal. Se precisa que se conozca y se tengan en cuenta a la hora
de elegir los productos de consumo diario. La fuerza que puede
ejercer el ciudadano sobre sus gobiernos y las empresas no suscritas
a este sistema, tan solo con elegir a la hora de comprar, es enorme.
Sería un paso decisivo para su implantación. Estaríamos hablando
de elegir entre los productos de una empresa que se preocupa por
nuestro bien o los de una empresa que se preocupa solo por su cuenta
de resultados. Este sencillo acto de elección, obligaría a las
empresas no subscritas al sistema a entrar en el proceso de
implantación, ya que de otra manera sus ventas se reducirían
considerablemente y desaparecerían. Nosotros, como ciudadanos,
debemos exigir a los gobiernos un sello que identifique los productos
de estas empresas para poder elegir que es lo que nos conviene a
todos. También debemos exigir que los gobiernos hagan leyes para
premiar fiscalmente a las empresas que entren dentro de este nuevo
concepto. Si un producto resulta más barato a costa de explotar a
los trabajadores, este producto debería ser más caro en el mercado,
pues en realidad, el precio que están pagando los trabajadores por
hacerlo lo és.
Por la misma razón se debería cargar
con mayores impuestos a los productos alimentarios tratados con
pesticidas y reducir, en igual proporción los impuestos a los
productos hechos de forma ecológica. A la larga, esto equilibraría
los precios y los productos producidos adecuadamente resultarían más
batatos. De la misma forma deberían ser tratados aquellos productos
producidos en la región, respecto a los importados. Ya que el uso
que el gasto de recursos para su trasporte, en realidad es más caro,
y la diferencia de precio, solo es un producto de las desigualdades
sociales de un país respecto al otro.
La economía del bien común es algo
más que un concepto o una idea, es una solución al creciente
materialismo que invade el mundo y que nos somete a una competencia
feroz por el poder o la supervivencia en un mundo de abundancia. Son
ya muchas empresas en todo el mundo que se han subscrito a esta
iniciativa, y con el tiempo serán más. Cuando se establezca una
masa crítica, las demás empresas tendrán, necesariamente que
regirse por estos principios.
Dejo aquí algunos documentos y
artículos que explican mejor lo que representa la Economía del bien
Común. Solo recordar que entidades como Triodos Bank, y muchas otras organizaciones y empresas productoras de alimentos ecológicos se están uniendo a esta iniciativa, más que necesaria en estos tiempos.
Enlaces para saber más:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si no estas de acuerdo o quieres aportar algo, deja tu comentario.