Iba ha decir Los resultados de las
elecciones griegas no dejan lugar a dudas. Pero después de analizar
los datos y los precedentes no puedo confiar que sea así. Contra todo pronóstico, Nueva Democracia, por un estrecho margen, ha
vencido. Y digo contra todo pronóstico porque se esperaba que el
partido de corte reformista y alternativo Syriza, hubiese ganado, o
al menos así lo decían las encuestas. Me pregunto si no estamos
ante un nuevo fraude electoral orquestado desde las más altas
instancias europeas. Porque desde luego, si hubiese ascendido al
poder Syriza, las cosas para el euro se iban a poner muy mal, se
tensaría demasiado la cuerda que en este momento laza a los
europeos.
Nueva Democracia, o mejor dicho,
Nuevo fraude, es uno de los causantes de la crisis griega, el partido
responsable del despilfarro y la corrupción que ha conducido a
Grecia donde está ahora. Sin embargo, el pueblo griego, movido por
el terror inducido desde las instituciones europeas y los medios de
comunicación, que no han dado cuartel a Syriza, han preferido no
jugársela y morir con Europa y su moribundo euro.
Grecia, como cualquier territorio,
tiene recursos y fuerza de trabajo para subsistir por si solo, desde
luego sin lujos, y mucho menos comprando armas a sus deudores. Ese es
el mensaje del líder de Syriza . Pero los medios de comunicación,
no han hecho hincapié en estos aspectos de su discurso. Lo que si
han hecho es inducir el pánico entre los electores, diciéndoles la
tragedia que supondría salir del euro, y por supuesto, evitando en
todo momento, hacer publicidad de las propuestas de Alexis
Tsipras. Tanto los medios locales como
internacionales, en todo momento, han denominado a este partido y a
sus dirigentes de “izquierda radical”. Todo el mundo sabe que
este adjetivo entraña negatividad y rechazo, y no es una casualidad
que se utilice solo para aquellos que discrepan de las posturas
oficiales o sean alternativa a las mismas, sean o no de izquierdas.
La manipulación del lenguaje es algo que siempre ha funcionado a la
hora de trastocar la opinión pública. Todas las medidas propuestas
por Alexis Tsipras iban encaminadas para el beneficio del pueblo
griego. Seguramente su aplicación hubiese supuesto, en un primer
momento un cataclismo económico, pero hubiese liberado al pueblo
de la opresora cadena europea, que en este momento asfixia su
libertad con recortes y perdida de derechos sociales. Se puede decir
que los poderes que manejan Europa, no podrían permitirse una nueva
Islandia en el Mediterráneo, hubiese sido un mal ejemplo para los
que todavía sostienen el proyecto europeo.
El pueblo griego, como toda manada de
borregos, es miedoso, se asusta con facilidad, y más cuando toda la
maquinaria mediática se pone en marcha para ese fin. Estamos, sin
duda, ante un nuevo fraude democrático. Basta que un treinta por
ciento de la población este asustada para que el poder consiga sus
fines de dominación, justo como se ha demostrado en Grecia.
Después de estos resultados, la gente
seguirá suicidándose por las calles, seguramente habrá nuevas
negociaciones para retrasar el pago de la deuda, alargando así la
agonía del maltrecho sistema financiero, y no cabe duda, que se
ahondarán los recortes sociales. Es un paso más para afianzar la
gran dictadura del sistema capitalista que gobierna el mundo en
nuestros días. Un sistema manejado por unos burócratas títeres de
obedecen ciegamente a sus amos al margen de lo humano y del sentido
común, intentando preservar un sistema insostenible que se aleja de
la aspiración natural de toda sociedad. Su modelo, el único viable
para ellos, poco a poco se está dejando ver como lo que es, una
dictadura encubierta, sutilmente camuflada en forma de democracia.
He titulado a este artículo el
Laberinto Griego porque es en eso donde se ha metido el pueblo
griego. Su futuro, sin duda, es encontrarse en el con el minotauro
europeo, que lo estará esperando para cobrar su deuda. La alianza
del Nueva Democracia con el PASOC es algo cantado. Ambos partidos son
europeistas y favorables a la Europa de los burócratas ajenos al
pueblo y seguidores del neo-liberalismo más radical. Posiblemente
lleguen a un acuerdo para retrasar el pago de la deuda, algo que no
va a calmar a los mercados, a los usureros que juegan con el futuro
de las personas. Este será un laberinto sin retorno, en cuyo centro
estará esperando el minotairo de la dictadura, de los impuestos, de
la pérdida de derechos y de la ruina humana.
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