Las herramientas que utiliza el poder
para conducir a la sociedad pueden ser tan sofisticadas como burdas,
lo que cuenta a la hora de ser aplicadas es su efectividad, y como
hemos podido ver en los últimos tiempos, de esto no les falta.
Desde los medios de comunicación de
masas hasta el dinero, son muchas y variadas, cada una de ellas
cumpliendo su objetivo, de todas estas herramientas la televisión destaca por sus ventajas. Con ella se puede cambiar la opinión pública, distraer,
confundir al pueblo o ridiculizar a los disidentes, y sabemos bien que la creación de
opinión es fundamental para realizar acciones más contundentes sin
que el pueblo se subleve. Preparar a la gente para quitarle las libertades y derechos, bajar las jubilaciones o los sueldos, para estas cosas es fundamental la televisión. Con todo esto no es de extrañar que
resulte raro encontrar televisiones que no pertenezcan a grandes
grupos empresariales y que estos grupos estén de una u otra manera
relacionados entre si. De no ser así podrían darse puntos de vista
alternativos o haber disidentes que se saliesen de la línea marcada
el poder. No obstante, no todas los medios de comunicación de masas
han sido alienados por el poder, hay excepciones, pero
lamentablemente divididas y recluidas en el mundo virtual, en Internet, el último refugio. También es cierto que hay disidencia en las televisiones controladas por el poder, pero es una disidencia controlada y aparente, sin contundencia en sus argumentos ni alternativas reales a lo establecido.
Algunas de las estrategias usadas por
el poder para contrarrestar los movimientos disidentes es llamarlos
conspiranoicos, hacer programas que hablan de conspiraciones poniendo
en tela de juicio su veracidad o hacer programas que tratan estos
temas, como podría ser la esclavitud a la que nos somete el sistema económico basado en el sistema del dinero fiduciario. estos temas se tratan de forma lúdica, para que parezcan programas de entretenimiento. De
esta manera tan sencilla se crea una opinión desfavorable a priori,
un prejuicio que evita el interés o intentar verificar la veracidad
de lo que dicen los llamados conspiranoicos, unos locos que siempre piensan mal del sistema y que son una amenaza, según ellos, para el resto de la ciudadanía.
Los medios de comunicación de masas
representan pretenden ser para el pueblo la verdad, pero se lo crean o no, al poder le da igual, pues no hay
alternativas destacables a la versión de su verdad. Es como el dinero, el sistema fiduciario o
las leyes de los gobiernos, no hay alternativas ni resistencia
posible, o al menos esto es lo que hemos dado por sentado gracias a
los medios de comunicación de masas controlados por el poder. Nuestra equivocación es
evidente, no solo este no es el único sistema posible, sino que
además nos perjudica a todos y al planeta donde vivimos. Pensar,
como nos han inculcado, que este es el único mundo posible, es donde
reside la base del nuevo orden mundial, del pensamiento único. Las
leyes, los medios de comunicación, el sistema en si, es el compendio
de herramientas que facilita este nuevo orden, donde una reducida
casta de privilegiados somete al resto de los mortales. Preservar
este estatus es el único objetivo de todas estas herramientas.
Alguien dijo una vez: Si la gente
supiese realmente como funciona el sistema del dinero habría una
revolución mañana mismo, creo que fue Henrry Ford. Y que razón
tenía. El dinero por definición fue una herramienta para facilitar
los intercambios, pero hoy en día es otra cosa. Es la cadena que nos
atenaza al sistema, la que sutilmente nos fuerza a permanecer
quietos. Se ha convertido en la mejor forma de dominación y control
jamás creada por el hombre. Mejor que el control mental, que la
razón o que la peor de las cárceles. Su acción, combinada con el
control de los medios de comunicación y los gobiernos, cada día más
globalizados y dependientes dentro de las leyes impuestas por el
sistema fiduciario, ha sido decisivo para consolidar un sistema
esclavista del que muy pocos pueden salir, o quieren hacerlo.
Ahora pueden llamarme conspiranoico e
ignorarme como les han dicho que hagan, pero aunque una mentira se
repita mil veces seguirá siendo una mentira. Y la gran mentira es
que no hay alternativas o que no se puede salir de este sistema. Si
es cierto que puede costarte la cárcel, e incluso la muerte, pero si
no hacemos nada ahora, a buen seguro, revelarse o disentir en el
futuro, si será motivo seguro de muerte, o quizás de que te metan
en un centro de reeducación.
Reporte de JM desde los albores de 1984
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