¿Pero que es lo que nos pasa y porqué hemos llegado a este grado de sumisión?
Sobre esto se puede especular con que es causa de años de dejadez, años en los que hemos confiado ciegamente en ellos; despreocupándonos de nuestras responsabilidades y dejando en sus manos nuestro destino y la educación de esta generación. Y a la vista está lo que ha supuesto esta terrible irresponsabilidad. Esperábamos que cumpliesen sus promesas, que mejorasen nuestras vidas. Pero todas nuestras expectativas han quedado truncadas. Lo que se ha quedado patente y demostrado, ya no tan solo es su incompetencia, sino de que siempre han antepuesto su servidumbre a los grandes capitales a los nuestros. Después de todo lo sucedido ¿Puede quedar alguien que albergue una sola duda sobre sus intenciones? ¿Puede quedar alguna duda que para ellos solo somos el rebaño del cual extraen el dinero para pagar sus cuantiosos sueldos y contentar a los mercados, los banqueros y los intereses de las multinacionales?
Ya tenemos claro que protestar no
sirve de nada, les dan igual y se las pasan por el
forro; y esta claro el porqué. Se saben invencibles, pues a su
servicio están los que debieran velar por nuestra seguridad. Y como
hemos visto, no dudan en lanzar esa caballería contra los que les
molestan. Todo un ejercito de policías está a su servicio, al igual
que un numeroso contingente de obedientes funcionarios que conforman
un sistema burocrático diseñado solo para asegurar sus ingresos y
que paguemos sus injustos impuestos.
Las consecuencias: millones en paro,
algunos, muchos más de los que nos pensamos o los que nos dicen sus
medios de desinformación masiva al borde de la exclusión social que trabajan para ellos.
Cientos de miles de familias perdieron sus hogares, otros tantos mal
viven con la espada de Damocles que supone una hipoteca pendiendo de
su cuello. Los jóvenes, los que todavía no tiene ataduras, escapan de este solar en el que están convirtiendo el país.
¿Pero porqué nadie se levanta contra
esta terrible injusticia? El miedo, quizás el creer que es
imposible cambiar nada, o simplemente porque no queremos. Es difícil
saberlo, pues la respuesta a esta cuestión está en cada uno de
vosotros, somos todos y cada uno de nosotros los que debemos preguntarnos porque estamos inmóviles ante tanto despropósito e injusticia. Os diré que los pusimos allí, y que como los
pusimos también los podemos echar; de echo, nadie más que nosotros
puede hacerlo. Y que para ello, no es necesario derramar ni una sola
gota de sangre, ni tan siquiera de sudor, vasta con desobedecer sus
leyes, a su policía y no pagar sus abusivos impuestos; allí es donde les duele. Ahora bien, para que esto suceda debemos empezar
a confiar unos en los otros, no debe ser un impedimento el saber si
el otro lo hará, eso no debe hacernos dudar. Si este fuego se
inicia, que lo hará tarde o temprano, no habrá bombero que lo
apague. Será cuando llegará el momento de quemar todo este sistema
y hacer uno nuevo. No hay que esperar a que alguien llegue con la
antorcha. Si lo hacemos, seguramente veremos como sale el policía de
turno y le infla a porrazos, debemos de ser todos los que lo hagamos.
Al fin y al cabo ¿Que puede ser peor que este sistema que esclaviza
al ser humano? Tomemos las riendas de nuestro destino y acabemos de
una vez por todas con esta porquería de sistema. Hay muchas otras
formas de fomentar la prosperidad y nuestra evolución como seres
humanos libres, que no esta ignominia.
Y por si hay dudas del tipo de personas que nos gobierna:
Segunda parte
Y por si hay dudas del tipo de personas que nos gobierna:
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