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martes, 7 de enero de 2020

La jornada de la vergüenza

Durante mucho tiempo se ha estado gestando esta especie de aquelarre de la mentira y la demagogia, donde políticos de poca monta, que dicen ser representantes del pueblo, proyectan llevarse sus poco merecidos privilegios; totalmente inalcanzables para el resto de los mortales. Mentirosos, trileros, demagogos y farsantes, se disputan los favores del pueblo por dinero, como cortesanas  ofreciendo sus servicios en un prostíbulo de mala reputación. La elección de la cortesana se llama investidura.

De todos estos buscavidas, pagafantas y farsantes, pocos son los que saben que es una nómina y menos los que saben lo que es el trabajo. Pero saben mentir, faltar a la palabra dada y apuñalar por la espalda a sus semejantes sin miramiento alguno. Es  lo que les a permitido estar allí, disputándose los favores de un pueblo adormecido o engatusado por sus mentiras y promesas.

De lo peor de esta casta de parásitos rastreros destaca uno. Me refiero a ése que  heredó el talante del nefasto Zapatero; el mismo  que vio la crisis cuando ya estaba pisando a todos los españolitos y hoy se dedica a mirar las nubes. De sus asquerosas enseñanzas aprendió un tipo que hoy pretende ser presidente; aunque de facto hace tiempo que ejerce como tal;  dedicado a dilapidar el dinero público en propio beneficio. Esta rata repugnante, que se escapó de alguna jaula del laboratorio de los horrores del P$O€, pretende hacerse con el poder y alcanzar sus enajenados anhelos de codicia infinita.  Un tipo que destaca por un ego y una cara de cemento armado, tipo ACME, completamente indestructible.

Es muy difícil encontrar encima de la tierra un ser más mentiroso, fracasado  y voluble; un psicópata de libro.   Lo raro de todo esto, no es que un ser tan despreciable exista, lo raro es que llegue al poder. Que suceda esto, solo puede explicare por la existencia de un problema muy grave que afecta a la mayoría de un pueblo; ya que es el pueblo el que elige que tal infamia se de. Me refiero a esos borregos que van a votar sin reflexionar.  A esos borregos, porque no tiene  otro nombre, que votan de forma irreflexiva, sectaria, sin atender a más razón que decir que son afines a unas ideas que ni siquiera conocen. Para ellos solo existe el comunismo es una palabra sin sentido, el libre mercado un concepto difuso. Perdonan las mentiras como si fuesen travesuras de un niño pequeño, sin reflexionar en las consecuencias. Son esos que piensas que un líder político es un dios que vendrá a salvarlos de sus miserias, en vez de un funcionario público puesto ahí para gestionar sus dineros. Se piensan que una cara bonita y la verborrea  fácil, son sinónimos de capacidad para resolver los problemas y gestionar un país.
Pero no toda la culpa es suya. Un sistema electoral diseñado para favorecer mayorías abominables y privilegiar al poderoso, es buena parte del problema. Nadie quiere cambiarlo y los pocos que lo quieren hacer, temen que sus esfuerzos acaben en saco roto.

En España no hay democracia, es una farsa que permite partidos políticos que acaparan un poder absolutista, diseñado para destruir el sentimiento de unidad que permitiría la existencia de un estado de derecho, libre y demócrata.  
  

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