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domingo, 10 de mayo de 2015

Silencio de los medios de comunicación ante la huelga de técnicos de Moviestar.


Pocos se han enterado de la huelga y de las manifestaciones de los técnicos de mantenimiento de la mayor compañía telefónica de España, o mejor dicho la única. Unas protestas bien fundadas, ya que la situación actual de este colectivo es terrible, aunque no muy diferente a la de otros trabajadores, cuyas empresas, a pesar de tener grandes beneficios, han aprovechando la crisis para reducir salarios y precarizar los contratos, sirviéndose de subcontratos y otras estrategias similares que van en contra de los derechos laborales ganados con mucho sufrimiento.

Esta compañía, como muchas otras, han llevado a sus trabajadores a la esclavitud sin ninguna justificación; bueno, ninguna no ya que los beneficios de sus altos cargos y los de los inversores de han crecido en proporción a lo perdido por sus trabajadores. Estamos hablando de una compañía propietaria de todas las líneas de cobre y que ahora también está monopolizando la fibra óptica. En estas condiciones, la competencia es un puro camelo. Todas las otras compañías son satélites que utilizan o alquilan sus infraestructuras. Infraestructuras por cierto, obsoletas. Pues como ya dije en otro post, no solo las lineas de cobre lo son; la fibra que están poniendo es multimodo, una tecnología que ha ya se ha quedado antigua. Pero como ha ocurrido con las línea de cobre, la aprovecharán hasta sacarle todo el jugo para luego implantar otra y volvernos a pedir dinero por ello. En esta situación, no es de extrañar que España esté a la cabeza de los países donde las telecomunicaciones son las peores y más caras.
Lo más escandaloso y el motivo fundamental de este post es que casi ningún medio de comunicación de este país, especialmente la televisión, haya dedicado algún comentario a las numerosas y concurridas manifestaciones de los trabajadores de esta compañía, la precaria que viven o la situación de las telecomunicaciones en el país. Pero no deberíamos extrañarnos mucho, pues la razón es que parte de los beneficios obtenidos por la situación de falta de competencia real es que se puede invertir mucho en publicidad, comprar medios de comunicación o contratar en sus consejos de administración a políticos; lo que se conoce como puertas giratorias. Exactamente eso es lo que hace esta multinacional, cuyo capital un día fue de todos los ciudadanos. Un capital humano y técnico malvendido, curiosamente por el socialista Felipe Gonzalez; aunque todo hay que decirlo, por orden expresa de la EU. Así pues, está claro que los medios de comunicación no pueden morder la mano que les da de comer; no solo por perder la fuente de ingresos que supone la publicidad, sino porque buena parte de ellos están comprados. Así es como se consigue que los medios de comunicación masiva hayan quedado reducidos a meros productores de propaganda y exaltación del liberalismo. En tales condiciones, ya es imposible creer o orientarse por ellos, están contaminados y no son fiables; cosa que ya se sabe desde hace tiempo.

Pro otra parte, no hay que olvidar nunca lo que significa una privatización para entender todo esto, sobre todo si lo que se privatiza son empresas vinculadas a sectores estratégicos de un país, como es la energía, las telecomunicaciones... en definitiva los servicios básicos. Se trata de convertir algo que es de todos los ciudadanos y ha sido pagado con sus impuestos, en propiedad privada de algunos, ya sean extranjeros o inversores que solo quieren conseguir un rendimiento económico, sin importarles para nada el bienestar de los ciudadanos o la calidad del servicio. La privatización de servicios significa perder la independencia de un país y de los gobiernos. El país queda completamente subyugado al capital y los intereses económicos, que como todo el mundo sabe, no son los mismos que los intereses de los ciudadanos.

En definitiva, esto es más de lo mismo, cosas que se suman a un sistema neoliberal que está conduciendo al ser humano a un estado de esclavitud, donde la libertad desaparece para implantar, de facto, un sistema totalitario, donde el capital es lo que está por encima de la necesidad humana. Si esto es lo que pasa cuando se privatiza este servicio público, imaginen lo que puede pasar con la sanidad.

Quizás muchos de los usuarios se hayan visto afectados por averías, fruto de sabotaje de los piquetes, pero en mi opinión no les faltan motivos para hacer estas y otras acciones más contundentes. Quedarse impasibles mientras el movimiento neoliberal va destrozando todo a su paso es casi peor que ser uno de estos enfermos que no les importa más que engrosar su cuenta de resultados a costa del mal de otros. Es algo que el capitalismo llevado a su extremo ha favorecido y lo sigue haciendo, cada vez con más virulencia.

No hay que plantearse si las privatizaciones son buenas o no; a la vista están los resultados para quieran verlos y no ignorar sus nefastas consecuencias. A la hora de votar en en esta democracia contaminada por los medios de comunicación y condicionada por la opinión de una mayoría aborregada, hay que tener en cuenta que quizás no sea tan descabellado votar a partidos políticos de que pretendan nacionalizar sectores estratégicos. Lo malo es que ya sabemos en que quedan las promesas electorales una vez que los partidos acaban en el poder; siempre se someten a los poderes económicos, incumpliendo sus promesas y haciendo lo que le interesa al poder.

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