Al hilo de este suceso recuerdo que no hace mucho tiempo fui a comprarme dos discos duros para sustituir el que se me había roto. Antes de adquirirlos, el dependiente me hizo firmar un papel conforme no iba a utilizar estos discos para grabar material protegido o con derechos de autor, como música o películas. Al menos eso era un un avance, pensé yo, respecto a la anterior vez que fui. En aquella ocasión tuve que pagar el canon si o si. Antes de la sentencia del Tribunal de la EU la ESGAE se pasaba por el forro la presunción de inocencia, un derecho más de nuestra maltratada constitución que ha sido vapuleado por los que tiene el deber de cumplirla. Cuando compré ese disco la SGAE me consideraba un delincuente y me hizo pagar por ello, antes incluso de haber cometido ningún delito. En aquellos tiempos cobraban el canon por cualquier soporte digital de almacenamiento y reproducción; algo así como lo que hicieron con Obama, que lo premiaron con el premio Novel de la paz antes de hacer nada por qué merecerlo. Lo que le está pasando a estos presuntos ladrones ahora, es la toma de su propia medicina. Pero ojo, no les acusemos, llamémolos presuntos porque ellos si disfrutan de la presunción de inocencia que yo entonces no tuve, y no vallamos a acusarlos sin pruebas, pues ya conocemos bien como se las gastan sus bien pagados abogados.
Como yo hace mucho tiempo que dejé de usar software privativo, como Windows, no tuve ningún reparo en firmar aquel documento. Desde que empecé a conocerlo, Linux ha sido para mi el único sistema operativo. No obstante tengo que admitir que metí, ya aunque uso software que libre si grabo en mis discos material protegido, por ejemplo cuando veo un vídeo en youtube, el material queda grabado temporalmente en mi disco duro. También las fotografías, archivos y demás datos que se guardan en el cache de mi explorador, así que por más que firme este papel, técnicamente estoy delinquiendo. Es lo malo que tiene legislar para para apropiarse de algo tan abstracto como la cultura o querer comerciar y especular con ella. La estupidez que significa poner precio a todo resulta aveces realmente molesta, incluso para aquellos que se pretenden beneficiar de esta práctica. Además, el manejo de la ingente cantidad de dinero que han movido en estos años como resultado de aplicar leyes del todo injustas y abusivas, ha resultado toda una tentación para los que defienden los supuestos derechos de los autores. Me pregunto con que justificación nos van a reclamar el canon digital ahora que sabemos a donde va, supuestamente, el dinero recaudado, o con que jeta vendrán ahora los autores, esos que tributan en Miami, a reclamar a Pepe, el del bar de la esquina, a que pague por poner la radio en su negocio.
Por desgracia debemos de cautos. Hemos visto casos judiciales con mucha parafernalia mediática que a acabado en nada, quizás todo esto sea uno más de estos casos. Ya sabemos que aquellos que tienen mucho dinero, también tiene la justicia a su favor. Prueba de ello es el número de años que han estado delinquiendo, cobrándonos un canon completamente ilegal y abusivo, del cual no nos será devuelto ni un euro, a pesar de haber sido cobrado indebidamente; más o menos lo mismo que los políticos inútiles que lo han permitido y que han lapidado el dinero de nuestros impuestos en medidas completamente inútiles o en infraestructuras que pierden miles de euros diariamente porque no se usan. Otra señal de que esto puede no quedar en nada, es que tengo noticias de que algunos asociados han recibido una enigmática carta donde se les avisaba de que algo iba a suceder, pero que no se preocupasen, que no iba a pasar nada.
Pero de todo esto hay que sacar conclusiones y ver donde esta la raíz de todos estos problemas que suponen tanta injusticia. Y la raíz está donde radican todos los problemas no es otra cosa que el "sistema" que rige nuestros destinos, y que pone precio a todo lo relacionado con el ser humano, a cosas que nos pertenecen por derecho de nacimiento, como el Sol el aire o el agua. La creación o el arte o la cultura humana en definitiva, no es algo que pertenezca al solamente al autor, sino a todos los que disfrutamos de ello, porque el artista no se ha hecho de la nada, se ha forjado con los conocimientos de otros que estuvieron antes que él. Se puede pagar a un cantante cuando interpreta su música en directo, cuando compone para que otros canten su música, se puede pagar a un pintor el cuadro que veras colgado cada día en la pared de tu sala de estar, o se le puede pagar a una productora de películas un precio justo por ver su obra; lo que no se puede pagar es por almacenar esa información, por copiarla o modificarla. Si nos remitimos a el concepto que tienen estos sujetos de los derechos de autor, y dejamos que hagan a su antojo, estoy seguro que nos harían pagar un canon por el almacenamiento que hagamos de esa información en nuestra memoria, la cual, por cierto, es mucho más grande que cualquier disco duro que yo pueda comprar. Podrían hacernos pagar por tener cuerdas vocales, capaces de emitir copias de los sonidos con derechos, o por tener oídos, que son susceptibles de escuchar sonidos protegidos con el canon. Lo que digo es absurdo, tanto como estúpido resulta el sistema de aplicar el canon a los soportes digitales.
Ellos, los promotores de esta idea de la propiedad intelectual, alegan para su justificación lo que alegan todos los que creen en el sistema a pies juntillas, el incentivo. Nos dicen que sin el no habría creación, no habría artistas. Me pregunto que incentivo tenían los primeros juglares para dar a conocer su arte, cual es la motivación de los que han hecho LINUX para que crear un software que es capaz de competir en prestaciones con cualquier sistema operativo de pago. No nos engañemos, no era el eterno beneficio, sino demostrar al mundo lo que uno sabe hacer, el afán de superación. Por mucho que nos quieran convencer de lo contrario, este sistema está caduco,y ha llegado el momento de parar esta inercia, hacer frente al sistema y revelarse contra él.
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