Desde hace mucho tiempo se sabe que el
sistema monetario y financiero que nos han impuesto estaba
predestinado al desastre. Esta afirmación no es gratuita, los
síntomas de declive terminal que este sistema nos muestra son más
que evidentes. A pesar de ello, todavía son muchas personas que
creen en ciegamente en él como la única forma posible de gestionar
los recursos, que no es, ni más ni menos, que la gestión de nuestra
forma de vida. La mayoría de personas no se plantean otro sistema
por miedo o porqué están demasiado involucrados como para
plantearse otra cosa. Otros, los menos, más beneficiados y poderosos
de este sistema, no lo hacen porque, sencillamente, tienen mucho que
perder. En conclusión, estamos avocados al desastre por el miedo de
muchos y el lucro de unos pocos.
Cualquier persona que conozca las
cuatro reglas, sabe que la curva interés deuda, tal y como está
concebido y por mucha parafernalia y términos económicos que
quieran añadir, no es otra cosa que una relación exponencial que
conduce al infinito, deuda= intereses que se suma a la deuda y que a
su vez debe ser pagada con nuevos créditos que producen más
intereses, y por tanto nueva deuda. Este es el modelo de crecimiento
en el que estamos todos inmersos. Si trazamos una gráfica interés
deuda tendríamos esto.
Esta gráfica no es ficticia,
corresponde a la deuda de EEUU, que no difiere de otros países del
llamado primer mundo. Como se puede apreciar estamos ya en la fase
vertical de la gráfica. Donde la deuda generada por los intereses se
hace tan grande que es imposible pagarla, lo que se llama quiebra.
Es curioso la forma en que todos los
gobiernos intentan arreglar un problema que es irresoluble. Si nos
fijamos en EEUU, por ejemplo. Su solución es aumentar el nivel de
endeudamiento. Es decir, estamos en situación crítica, pues vamos a
dejar de llamarla situación crítica y la llamaremos así cuando
superemos otro listón mas alto; una solución realmente interesante.
Europa no se queda atrás con Grecia. Si no tiene para pagar la
deuda, le damos un dinero para que pague, y los intereses y la nueva
deuda que nos la paguen a cómodos plazos; una forma de retrasar un
problema.
Por otra parte, las soluciones
estructurales que proponen no son mejores. La de eliminar
funcionarios, por ejemplo. Eliminamos funcionarios, aumentamos la
productividad, reducimos el estado y nos sale más barata la gestión;
con ello pagamos la deuda. Pero claro ¿A donde metemos a los
funcionarios?¿A cobrar el paro? ¿Y de donde sale el dinero para
pagar a los nuevos parados? ¿De lo que nos hemos ahorrado en pagar a
los funcionarios?
Estas medidas son temporalmente útiles
en países como Alemania o Francia, donde la educación y formación
se puede llamar así, pero en países como España, Portugal o Grecia
es imposible de aplicar porque no existen empresas de alta tecnología
ni infraestructura para que estas se implanten de la noche a la
mañana, y mucho menos personas para ocupar puestos en estas
empresas. Pero incluso en países ricos, las cosas se están poniendo
muy feas, y lo que está sucediendo En España no tardará en suceder
en todo el mundo. Si nos apartamos de lo puramente económico y nos
ceñimos al tema de producción, nos damos cuenta enseguida que hoy
en día se necesita muy poca mano de obra no cualificada para
realizar trabajos en los que antes se necesitaban miles de
trabajadores. Hoy en día la producción masiva se hace mediante
máquinas. Incluso en la construcción, en la producción agraria o
en los servicios, el número de obreros necesarios a disminuido,
sobre todo gracias a la aplicación de la tecnología. Nos
encontramos, por tanto, en una sociedad en la que no es necesario
trabajar tanto para producir lo mismo. Es más, gracias a esto
podemos tener mucho más de lo que necesitamos. Sin embargo, los
gobiernos insisten en que debemos trabajar durante más tiempo y
aumentar la producción, pero por qué ¿Para evitar la escasez? ¿Que
escasez?
No se hace por la escasez, se hace para
cubrir la necesidad del perpetuo crecimiento que el sistema necesita
para mantenerse. Esto ha funcionado durante un tiempo, pero ya no
vale, pues no hay capacidad de absorción de la producción, ya no
hay personas que puedan comprar todos los productos que hacemos.
Todos tenemos coches, todos tenemos móviles, hay infinidad de
productos en los supermecados, tanta que algunos productores de
alimentos los destruyen para evitar que bajen los precios, hasta este
punto de estupidez hemos llegado. Y esto más que estupidez es un
crimen, teniendo en cuenta que hay países como Somália, la gente
se mure de hambre.
Pero si tenemos que hablar de
soluciones estúpidas e irracionales, hablemos de la obsolescencia
programada. Este concepto que puede sonar tan complicado, no es otra
cosa que la producción de productos con fecha de caducidad
programada. Hoy fabricamos productos no para que duren el máximo
tiempo posible. Con el objeto de no saturar los mercados los hacemos
para que se estropeen antes, de forma que la empresa que los produce
pueda seguir produciéndolos o sean sustituidos por otros. La
obsolescencia programada es una estrategia que atenta directamente
contra la sostenibilidad de nuestra vida en la Tierra. No tiene en
cuenta que vivimos en un mundo limitado. Más o menos, lo mismo que
todo el sistema monetario, no contempla que nuestros recursos son
finitos, y como éste, nos avoca al desastre. En este término se
engloban otras estrategias igualmente perversas, como vender
productos que necesitan un aporte de recambios caros, como las
impresoras. ¿Donde fueron los cartuchos de tinta que se rellenaban
en las impresoras? ¿Se han preguntado porqué dejaron de hacerse?
¿Creen que es realmente más barato fabricar un cartucho de tinta no
rellenable que uno que no lo es? Pues no, el precio es el mismo, pero
lo que resulta una ventaja para usted y el medio ambiente es una
ruina para la empresa que los fabrica. Es solo un ejemplo de los
miles que podríamos encontrar.
Este concepto también se aplica a la
tecnología. ¿Creen que estamos utilizando la mejor tecnología
posible o la que nos quieren vender?
Estas son las soluciones para intentar
parar lo inevitable, la caída de un sistema que estaba predestinado
al fracaso desde su concepción. Un sistema hecho para hacerle a
usted un esclavo y evitar por todos los medios que usted se realice
como persona y desarrolle todas sus posibilidades.
Existen varios finales para esta
historia, el que usted pude decidir y el que otros le impondrán, de
usted depende. Pero se lo advierto, a lo largo de la historia las
soluciones que han propuesto los criminales que manejan los estados y
las multinacionales no han sido los mejores. Puede que tengan la
tentación de hacer una guerra para reiniciar un sistema que ya no
les funciona, no sería la primera vez.
Dejen de pagar impuestos, no utilicen
el dinero, no vayan a los bancos y todo cambiará. No tengan miedo,
tenemos la tecnología, los recursos y la capacidad para seguir
adelante sin ellos. no necesitamos directores, ni gobiernos ni nadie
que dirija nuestras vidas. Somos los creadores de nuestro destino,
ellos no son nada sin nosotros. Si una persona deja de pagar
impuestos tendrá un problema, si somos miles quien lo hacemos el
problema será de ellos.
Para comprender mejor la situación, una breve explicación de lo que es el dinero
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