No está nada mal para un sujeto que lo único que ha hecho en toda su vida artística es dirigir un grupo superconocido de los 60, Los Canarios, que seguro que muchos recuerdan. También plagiar a Vivaldi, al que por cierto nunca pagó derechos de autor, y hacer parte de la música de Jesucristo Superstar, al que tampoco pidió permiso para explotar su imagen. Después de eso, se dedicó exclusivamente a mandar sicarios por los bares y todo aquel lugar que tuviera un transistor o televisión para sablarlos debidamente con un impuesto de dudosa legitimidad. No obstante, la SGAE, debe estarle muy agradecida por su habilidad para adaptar esta organización “sin animo de lucro” a los tiempos modernos, y saber aprovechar sus amistades en el gobierno socialista para expandir su imperio sobre las nuevas tecnologías. A él tenemos que agradecerle el incremento de los precios de toda la electrónica de consumo, reproductores, discos duros, cds, dvds, y todo aquello que sea capaz de almacenar información digital, aunque sea nuestra propia información o ya hubiésemos pagado por ella, todo ello con el beneplácito del sus colegas en el gobierno. A buen seguro, un favor hecho como pago al apoyo de los artistas para la campaña de la ceja.
Rubalcaba abrazándose a Teddy Bautista |
Por otra parte, debemos de saber todos que la SGAE recauda dinero de forma ilegal por la música que ya no tiene derechos de autor, de autores muertos o desconocidos. Si tú pones música clásica en un restaurante para ambientar la comida, Mozar o Vivaldi por ejemplo, cuyos derechos ya no son aplicables, ten por seguro que aparecerá el inspector con su librito de notas y la consiguiente citación judicial días después. No es de extrañar que con todo esto, la cantidad de dinero recaudad por ESGAE ascendiese el año pasado, y eso que fue un año malo según ellos, a más de 300 millones de euros. Una cantidad de la que desconocemos en que porcentaje acabó en manos de los autores, ya que la Sociedad General de Autores Española no tiene una contabilidad muy trasparente que digamos.
Quien quiera librarse de esta tiranía puede hacerlo de varias formas,he insto a que se haga para quitar poder a estos energúmenos utilizando los recursos legales que hay disponibles. Existe un tipo de licencia para la música que protege los derechos de autor pero facilitando la copia y la distribución de la música, se llama CREATIVE COMMONS. Todo artista o usuario que escuche o haga música con esta licencia, puede considerarse libre de pagar impuestos a la SGAE. Esta sociedad ha perdido muchos juicios por intentar arremeter contra bares que pudieran demostrar que toda la música que han puesto ha sido creada con esta licencia. Para los que compréis reproductores, discos duros o tarjetas de memoria, disponéis de varios recursos, pero el más eficaz es solicitar a la tienta un documento que certifique que el dispositivo no va ha ser usado para reproducción o grabación de material protegido. De esta manera, no solo ayudáis al establecimiento, sino que pagaréis menos por adquirir el producto. Muchas tiendas de informática ya están entregando este documento sin que lo pidáis para que el usuario lo firme. Resulta bastante molesto, y sobre todo anticonstitucional, que tengamos que demostrar nuestra inocencia cada vez que compremos, pero al menos es una forma de librarnos de ellos.
Es una auténtica aberración, que la cultura, patrimonio de todos, y en otro tiempo accesible para todo el mundo de forma gratuita, sea hoy en día un medio de lucro para unos privilegiados que viven del trabajo de los demás. Aunque me quedo más perplejo aun viendo como los autores y creadores colaboran intencionadamente con estos vividores, la mayoría de ellos autores de tres al cuarto que no merecen tales sueldos y privilegios. Estaría muy bien que ellos, los que dan les sustento, se dieran cuenta del daño que están causando, no solamente por encarecer el acceso a la cultura, sino por empobrecer en general a la sociedad. No quisiera pensar que estos autores, después de todo lo que ha pasado, sigan dando soporte a la SGAE por proteger su estatus, es decir, sentarse en el sillón de su casa a esperar que los dineros de sus discos lleguen a sus manos sin dar un palo al agua. Me resultaría muy sospecho que lo siguiesen haciendo, cuando saben que no tendrían que pagar el 10% de cada entrada de sus conciertos. Quizás es que prefieren sentarse y no hacer conciertos, donde se vería realmente cuales son sus cualidades y el público que tienen.
Si se hiciese una encuesta sobre quien es la persona más odiosa entre los internautas en este momento, Teddy sería el más votado, por encima incluso de la ministra Sinde, ferviente defensora del impuesto revolucionario, uff... perdón, quise decir derechos de autor.
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
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