Nota del autor: Que no se asusten las mujeres por el título de este articulo, no pretendo ponerlas a los pies de los caballos, y mucho menos negar que hay personas machistas o violentas. Solamente abrirles los ojos y enseñarles que hay detrás de este movimiento totalitario y radical llamado feminismo.
Disgregar o separar de un todo es lo
que necesita un buen estratega para dominar o controlar a su
adversario. Pero enfrentar a los disgregados es asegurarse de la
victoria final; y esto es exactamente lo que se pretende hacer con la
sociedad enfrentando a los sexos. La nueva doctrina de género es una
estrategia perfectamente planificada para destruir lo poco que queda
de la antigua sociedad, basada en núcleos familiares fuertes. La idealización de que el hombre y la
mujer son iguales, es algo más que una falacia, es una estrategia
perversa que va contra natura y que tiene ese fin claro y siniestro.Y desde luego, no tiene nada que ver con la igualdad de derechos o hacer una
sociedad más justa.
El movimiento sexista, comúnmente
llamado “FEMINAZI”, es el caballo de Troya de los que pretenden
crear la disgregación entre sexos. Este movimiento utiliza con
habilidad la idea falsa de que la mujer es el sexo débil como
estrategia para convencerlas que el hombre las ha estado explotando.
Apelan a un sentimiento de inferioridad que degrada el hecho de ser
mujer, no reconociendo su feminidad como una virtud, sino como una
carga. Obviamente, este movimiento sexista
niega las peculiaridades y diferencias que hay entre ambos sexos, llegan incluso ha exaltar el aborto como un acto de libertad, cuando
lo que conlleva es la destrucción de un ser humano. Esto es
sencillamente eludir la responsabilidad del daño que produce negar
la vida a un no nacido.
Lo más curioso de todo esto, es que es muy raro que una feminazi haya tenido que sufrir en sus carnes el terrible drama que supone un aborto. Los remordimientos de conciencia y las secuelas psicológicas, pueden marcar a una mujer de por vida, algo que no parece que estas exaltadas hayan sufrido. No hablarían con tanta ligereza si hubiesen tenido que pasar por la camilla de un abortorio de mala muerte, y sintiesen como una vida es arrancada de sus entrañas, y yo si hablo con conocimiento de causa.
Lo más curioso de todo esto, es que es muy raro que una feminazi haya tenido que sufrir en sus carnes el terrible drama que supone un aborto. Los remordimientos de conciencia y las secuelas psicológicas, pueden marcar a una mujer de por vida, algo que no parece que estas exaltadas hayan sufrido. No hablarían con tanta ligereza si hubiesen tenido que pasar por la camilla de un abortorio de mala muerte, y sintiesen como una vida es arrancada de sus entrañas, y yo si hablo con conocimiento de causa.
Hablan de igualdad, pero en realidad es supremacía, imposición, y degradar al sexo
contrario, como lo hacen los machistas a los que tanto odian. Pero
ver el profundo engaño al que están sometidas estas nuevas
religiosas del feminismo extremo, tendríamos que ver los resultados
nefastos de la implantación de la ideología de genero en la
sociedad, y como ha afectado a la mujer:
Desde que las mujeres pertenecientes a
la burguesía salieron a la calle por primera vez en Inglaterra,
allá por el siglo XV, uno de los mayores “éxitos” para el
poder, fue que las mujeres se pusiesen al mismo nivel de esclavitud
que hombre. El “derecho al trabajo”, llevó a la mujer fuera de
casa, con ello el estado se hizo cargo de las funciones de educador
de los hijos. Tanto la calidad de vida del hombre como el de la mujer
disminuyó hasta llegar a nuestros días, donde los hijos son
adoctrinados por el estado sin impedimentos y ambos cónyuges se ven
forzados a trabajar para sobrevivir. Otro de los logros esgrimidos
por las feminazis, al principio del movimiento, fue el derecho al
voto. Un derecho que ha sido tan útil como lo era y lo es en la
actualidad para el hombre en esta farsa de democracia. En definitiva,
más esclavitud y más dependencia del estado, justo lo que el poder
necesitaba para controlar la población y crear una sociedad de
borregos.
Lamentablemente, ninguna seguidora de
la nueva religión es capaz de ver cual es el engaño del falso dios
y quien están sirviendo en realidad. Desde luego parece una
conjunción planetaria que sus tres más fervientes seguidoras, sean personas que presentan un currículum tan extenso como la señora
Bibiana Aido, Leire Pagin o María Teresa Fernández de la Vega, entre otras muchas, ejemplos claros del tipo de personas que
siguen este movimiento y cuyo perfil psicológico, es una mujer en un
constante enfrentamiento consigo misma, repudiando su naturaleza y
sus sentimientos y sumida en una permanente contradicción entre lo
que pretende ser y lo que es.
Tres ejemplos de feminazis para acabar
Si te faltan recursos exagera.
Ministra redescubriendo a Stalin
Licenciada sin título que sabe más que la ciencia.
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