Si juntásemos todos los libros sobre leyes que existen, solo en este país, y los quisiéramos almacenar en una habitación, con toda seguridad necesitaríamos una habitación muy grande. Son muchos libros y en ellos hay tantas leyes, que lo más probable es que ahora mismo esté incumpliendo alguna escribiendo esto. Es más, casi puedo afirmar que muchos de los actos que he hecho a lo largo del día de hoy, por insignificantes que me parezcan, han violado alguna ley. Me inquieta saberlo, pues sé que el desconocimiento de la ley, no me exime de su cumplimiento; algo que considero del todo perverso e injusto. Pero, aun conociendo estas leyes generales, hay reglamentos, normativas municipales, normativas de tráfico, leyes internacionales, control de aduanas y otras formas de regulación y control que seguro me dejo por el camino, que desconozco y no sé si he violado. Son leyes que condicionan y afectan mi vida y que pienso que han sido hechas para dirigirme y controlarme. No importa que no me gusten o no las conozca, es lo que hay; me dice el poder.
Además tengo otro problema, pues como reflexiono a veces, y esta es una de ellas, he llegado a la conclusión final de que las leyes, que me han vendido como que son para mi bien, están hechas en realidad para dirigir mi conducta y definir mi estilo de vida, en definitiva para crean un sistema de control férreo de mí libertad individual. Y buena prueba de ello es que las leyes que me dan derechos son pocas. Por contra, aquellas que atentan contra una conducta "improcedente", las que me prohíben hacer cosas, son muchas. Además, me he dado que la tendencia es a ir a más, ha profundizar más en el control, las sanciones, y la prohibición. Por otra parte, me doy igualmente cuenta, de que los legisladores, dan más privilegios a los controladores, a los que tienen el dinero o a los que tienen el poder que a mí, algo ciertamente sospechoso. Por otro lado, me doy cuenta de que existen leyes, a las que yo llamo leyes ilógicas. Son las que defino como aquellas donde el legislador, no solo pensaban en controlar
aspectos simples de mi conducta cuando las hacían, sino que quería establecer una
sociedad a su medida, un modelo ajustado a sus creencias. Esto es la imposición de las ideas o creencias de una pequeña parte al resto de la sociedad. porque claro está que legislando sobre el individuo para controlarlo, controlas y diriges la sociedad. Y aunque no me guste la
sociedad que plantea el legislador, no va a importar en lo más
mínimo, porque sus leyes se deben cumplir si o si.
No me cabe ni la más mínima duda de
que todo el sistema legislativo, con toda su intrínseca complicación, ha sido
realizado para construir una sociedad controlada, no ordenarla, como
debiera ser. Se meten en mi privacidad, en mis
decisiones, en mi salud y en definitiva, en mi vida, y eso me jode mucho, porque no he dado mi consentimiento para ello. No admito que la
democracia lo justifique todo, y mucho menos que pretenda ser el único sistema validado. Si aceptara esto, aceptaría ser controlado por
parte de los que imponen, estaría dando mi vida a quien no merece un minuto de mi tiempo. Por ello, incumplir la ley, más
que un delito, me parece un acto de rebeldía ante el poder.
Incumplir la ley, no pagar impuestos, o no obedecer a la autoridad,
es para mí un derecho individual, siempre y cuando, ese derecho no
afecte a terceros, sino solo a la ley, y creo que eso ocurre en muchas
ocasiones.
Las leyes rigen los contratos, sean o no, tan incomprensibles como lo son algunas leyes, y son, como las leyes, de obligado cumplimiento. Gracias a esto, los bancos nos la han metido hasta el fondo con las obligaciones subordinadas, acciones preferentes y demás inventos financieros, que al final siempre benefician a los mismos. Una prueba más de a quien benefician las leyes. Los hechos hablan por si solos y no creo que haga falta que de detalles; lo vemos todos los días en las noticias con puñetera crisis y las detenciones que hay de banqueros y gobernantes que se llevan los dineros, que son el fruto de nuestro trabajo mal pagado, y que ellos se llevan a manos llenas. Todos estos contratos, amparados por las leyes y con letra bien pequeña, están repletos de condicionantes legales, lo mismo que hipotecas, prestamos o cualquier tipo de seguro o documento legal; están hechos para no ser leídos, salvo que se cumpla alguno de los condicionantes. Entonces se aplica la ley de quien lo ha redactado con la intención de salir ganando siempre. Es una más de las estrategias de control, y un producto más del sistema esclavista donde manan las leyes.
Las leyes rigen los contratos, sean o no, tan incomprensibles como lo son algunas leyes, y son, como las leyes, de obligado cumplimiento. Gracias a esto, los bancos nos la han metido hasta el fondo con las obligaciones subordinadas, acciones preferentes y demás inventos financieros, que al final siempre benefician a los mismos. Una prueba más de a quien benefician las leyes. Los hechos hablan por si solos y no creo que haga falta que de detalles; lo vemos todos los días en las noticias con puñetera crisis y las detenciones que hay de banqueros y gobernantes que se llevan los dineros, que son el fruto de nuestro trabajo mal pagado, y que ellos se llevan a manos llenas. Todos estos contratos, amparados por las leyes y con letra bien pequeña, están repletos de condicionantes legales, lo mismo que hipotecas, prestamos o cualquier tipo de seguro o documento legal; están hechos para no ser leídos, salvo que se cumpla alguno de los condicionantes. Entonces se aplica la ley de quien lo ha redactado con la intención de salir ganando siempre. Es una más de las estrategias de control, y un producto más del sistema esclavista donde manan las leyes.
Como todas las leyes están construidas
en un sistema monetario, que creo demostrado que es ineficiente e injusto, es razonable que piense, que las
leyes provenientes del mismo, son igualmente caducas, injustas e
ineficientes. Incumplir estas leyes, es por tanto para mí, una justificación más que suficiente para trasgredirlas, es mi manifestación de no creer en un sistema que, a todas luces, se
muestra agresor contra la mi libertad individual y condicionante de mi
modo de vida.
Este sistema capitalista, consumista y
opresor, manifiestamente inservible para
el avance humano, no ha sido, al contrario que los legisladores,
elegido por nadie, ha sido impuesto y consentido por la sociedad, y
yo no soy la sociedad, no me gusta y no la quiero así.
Como dije, creo que la realidad es que es el sistema capitalista es la fuente de donde manan las leyes, el arquitecto que ha construido esta sociedad controlada y miedosa. Es por ello, que trasgredir la ley, no es un delito, como me dicen, es un acto de pura libertad individual y de querer progresar. Galeleo Galiley lo hizo en su momento, transgredió y violó lo establecido para avanzar. Cierto es que le obligaron a claudicar, pero después de hacerlo dijo: "Y sin embargo se mueve"; nunca le faltó la razón.
Como dije, creo que la realidad es que es el sistema capitalista es la fuente de donde manan las leyes, el arquitecto que ha construido esta sociedad controlada y miedosa. Es por ello, que trasgredir la ley, no es un delito, como me dicen, es un acto de pura libertad individual y de querer progresar. Galeleo Galiley lo hizo en su momento, transgredió y violó lo establecido para avanzar. Cierto es que le obligaron a claudicar, pero después de hacerlo dijo: "Y sin embargo se mueve"; nunca le faltó la razón.
Para finalizar esta
perorata, solo me queda decir: que con las leyes manadas de un
sistema dispuesto a permanecer inamovible en un mundo impermanente y
en constante cambio, no avanzaremos jamás en el bienestar humano. Cada vez más, y se está viendo muy
claramente, tenderemos a la pérdida de libertades individuales, al
sometimiento y al control por parte del poder establecido, el que
nadie ha elegido, convirtiéndonos en una colmena, donde nuestra
libertad consciente no valdrá nada. Y es sabido que especie animal sucumbe si no
es capaz de evolucionar o adaptarse a los cambios. Decir esto, es
mostrar nuestro futuro si cada uno de nosotros seguimos obedeciendo
las leyes hechas por aquellos que quieren permanecer al margen del
tiempo y de los retos. No somos niños para que nos traten como
tales, sin embargo, aceptando sus leyes, aceptamos ser inmaduros,
cobardes y esclavos.
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