YPF, la empresa filial de Repsol ha
sido expropiada por el gobierno de Argentina en una decisión personal de su
presidenta Cristina Fernandez de Kishner.
La clave de esta expropiación la veo
yo en lo que representaba Repsol-YPF en el mundo de los gigantes del
petroleo, un grano en el culo, un enano molesto al que había que
poner freno. Acabando con su crecimiento, como de facto ya se ha hecho, de paso se hunde la economía del país, que
por el tamaño de su ruina, es capaz de terminar con el sueño
europeo de ser rival para la economía más grande y más endeudada
del planeta, Estados Unidos.
No es por casualidad que
esta decisión haya sido tomada después que la presidenta de
Argentina se reuniera con Obama en la cumbre de las Américas veinticuatro horas antes de tomar la decisión. Ella ha
tenido que recibir su apoyo. De no ser
por él, la condenaría de Argentina a la exclusión del comercio
mundial, sería mucho más contundente. Puedo especular diciendo que lo
más probable es que Obama le dijera a Kishner, tranquila, que esos
burócratas europeos no serán capaces de ponerse de acuerdo para
tomar medidas. Nosotros traeremos nuestras potentes empresas aquí y ya
nos ocuparemos de extraer tu tesoro, quedándonos con un poquito
claro. Ya lo hemos hecho antes, fíjate en Iraq. Fíate querida
presidente del socio americano, que en buenas manos estas y buena
plata recibirás a cambio.
Pobres argentinos, con lo bien que me
caéis, vais y os echáis en brazos del amigo del Norte, ese que ha
robado tanto. ¿Acaso no habéis aprendido nada del
pasado?
Seguramente, yo aquí tendré que
pagar los platos rotos, porque como sabéis, mis queridos amigos
argentinos, cuando en estas grandes empresas se gana dinero pocos son
los que reciben, pero si se pierde o se va al traste, ¡Ay si se
pierde! entonces pagamos todos. Pero tranquilos, no os guardaré
rencor, sé que estas son maniobras ajenas a nuestra amistad, y que en
el fondo vosotros seguís considerándome vuestro hermano, como debe
ser entre los pobres. Que Dios os guarde y vigilad la fortuna de
vuestra bien amada presidenta, seguramente notaréis como crece sin
motivo aparente.
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