Hablar del futuro es siempre
arriesgado, pues te aleja de vivir el momento presente que al fin y
al cabo,es lo único que realmente existe. Pero tal y como están
las cosas en el momento presente, es necesario saber lo que se
avecina, pues no sería inteligente no estar preparado teniendo el conocimiento.
Estamos en un callejón sin salida, con
un sistema económico haciendo aguas por todos lados. Economistas
prestigiosos como José Luis Sanpietro, Santiago Niño Becerra ya
hablan de que esto se acaba, que el capitalismo es un modelo agotado.
Es ya solo una cuestión de tiempo, quizás de meses. Estamos ante una crisis mundial de proporciones todavía
desconocidas, donde los pronósticos, viendo como se van sucediendo
los acontecimientos, no son nada buenos.
Durante el periodo del capitalismo
especulativo muchos se han hecho inmensamente ricos, mientras la gran
mayoría se empobrecía. Estos ciudadanos de segunda o de tercera, o
el rebaño, como les debe gustar llamarnos, además hemos visto como
los servicios públicos, de los que hasta hace bien poco
disfrutábamos, están despereciendo. Las pensiones, la protección
social, la sanidad, la educación, si ya antes eran mejorables, ahora
van camino de la extinción por falta de fondos. Por otra parte, los
empresarios han tenido que hacer recortes de sueldos, que sumado a la
drástica subida de impuestos, ha llevado a muchas familias a la
ruina. Lo dramático de todo esto es que no será por falta de
médicos, profesores, escuelas etc. Lo dramático digo, es que sea
por el desvió de los recursos monetarios para pagar una deuda
especulativa y artificial generada por el mismo sistema que se hizo
para proporcionarnos una buena calidad de vida. Pero esta perversión
o defecto del sistema, se queda muy pequeño si vemos la peor de las
consecuencias. El pueblo llano jamás tubo poder de decisión sobre
el modelo económico, pero gracias a la perversión del sistema, no
solo no tiene poder el pueblo, tampoco sus representantes. Este
sistema ha propiciado un traslado de poder desde los parlamentos al
poder económico. Hoy los parlamentos ya no deciden, decide el dinero
y aquellos que lo poseen. Todo para pagar la miserable deuda. Se
imaginan cuanto poder y cuantas voluntades pueden comprar con diez
millones de euros. Pues hay hombres en este planeta que tienen esto
multiplicado por unos cuantos miles, suficiente dinero para pagar
toda la deuda que ha generado el sistema.
Crisis es cambio, y un cambio no es
malo si sirve para darnos cuenta de lo que funciona y lo que no.
Puede que esta crisis sirva para que de una vez por todas tome el
pueblo el poder que siempre se le ha negado. Desgraciadamente, y
aunque albergo esperanza, no pienso que vaya ha ser así. No existe
todavía la conciencia suficiente como para comprender que es la
libertad. Hay demasiado miedo, y ese miedo hará que el rebaño se
lance en brazos de un nuevo pastor. Para alguien que ha llevado
cadenas toda su vida, le es difícil imaginar que se siente sin
ellas, pero si ni siquiera sabe que las lleva puestas, jamás
intentará quitárselas para saber lo que se siente.
Es muy posible que muchos se rebelen,
sería bueno que fuesen movimientos como los del 15M, aunque espero
que con objetivos más concretos y sabiendo donde están los
problemas. Puede que haya violencia y caos durante el periodo de
transición, pero al final, los que hoy tiene el poder, el dinero y
las fuerzas de seguridad se impondrán, imponiendo un nuevo sistema
que asegure todos los cabos sueltos del anterior sistema. Más
seguridad, más leyes, menos libertad a cambio de nuestras almas.
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