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sábado, 14 de febrero de 2015

La riqueza se amasa con el sufrimiento ajeno.


A muchos les resulta ya familiar escuchar la palabra igualdad en boca de nuestros políticos. Es una palabra que forma parte ineludible de su bien estudiada jerga. Hace ya años que la escuchamos, sobre todo cuando aluden a los derechos entre hombres y mujeres, siempre acompañada de esa neo-lengua que nos quieren imponer, donde en vez de utilizar el masculino como genérico, utilizan redundancias como: ellas y ellos, las mujeres y los hombres, el padre y la madre, etc. Me resulta un poco contradictorio, que si ambos sexos deben de tener los mismos derechos, pongan tanto empeño e incluso esfuerzo mental en no olvidarse de soltar su estúpida coletilla diferenciadora; toda una contradicción.

Es obvio que hombres y mujeres son diferentes, tanto como que deben tener los mismos derechos. A estas alturas cuestionarse que la naturaleza, que es mucho más sabia que los hombres, se equivocó al hacer las cosas así, es un poco temerario. Por mucho que algunas feministas radicales se empeñen en lo contrario, ambos sexos no podrían existir el uno sin el otro. Pero en fin, son ese tipo de cosas que las nuevas corrientes de control mental han impuesto para dividir lo que es indivisible.

Lo que mas me revienta es que tanto declarar a voces igualdad y que sean ellos los primeros que no la cumplen. Solo hay que ver el reparto de sexos entre cualquier órgano de decisión política o empresarial para darse cuenta de la hipocresía de esta casta de lacayos.

Hablan mucho de los derechos e igualdad de hombres y mujeres y en cambio, muy poco sobre los derechos y la igualdad de “todos”. Por lo visto les debe resultar muy incómodo reconocer que tal igualdad no existe en esta maravillosa sociedad de mierda que han creado o mejor dicho, que les hemos permitido crear.

De nada sirve tener derechos si no hay igualdad y para que exista esta igualdad, también tiene que haber igualdad de oportunidades y recursos. Para desgracia del resto de la población, eso no es así. La riqueza y recursos del planeta esta en manos de unos pocos bastardos. Una condición que les permite eludir las leyes que nos afectan a los demás, tener acceso los avances médicos, a la mejor alimentación, educación y a toda la información que para nosotros es secreta. En definitiva, hacer lo que les venga en gana con su vida y con la nuestra.

La influencia de estos tipos en las instituciones políticas de todos los países no es directa. Ellos nunca dan la cara porque se consideran una raza a parte. Se limitan a influir en ella a través de la herramienta con la que han conseguido su estatus; el dinero. 

Por poner un ejemplo: solo las 200 personas más ricas de España poseen  un patrimonio total de 135.000.000.000€, mientras que más de un 20% de la población está en el umbral de la pobreza o en la más absoluta miseria.

Las crisis, fruto de los chanchullos financieros que han montado, lejos de arruinarlos, les ha servido para agudizar más esta desigualdad. Están consiguiendo  reducir la sociedad a dos clases, ellos y nosotros. Véase la gráfica de reparto de la riqueza para comprender que es lo que está pasando.

pirámide-riqueza-mundialEl reparto de la riqueza y recursos del planeta dibuja un escenario dantesco, donde los de la base tiene que trabajar, casi en exclusividad, para procurar riqueza a unos cuantos, capaces de todo por hacer que las cosas sigan como están o empeoren para el resto. Estos mismos gráficos demuestran que con el reparto de la riqueza y de los recursos de forma equitativa, tendríamos una sociedad con mucho tiempo libre, prospera e idílica.

En este momento, el mayor obstáculo que tiene la humanidad para avanzar en ese objetivo son estos indeseables. Por nuestro bien y el de nuestros hijos, deberíamos desterrarlos y enviarlos a un vertedero, donde tengan que rebuscar entre los desechos para comer, durmiendo a la intemperie; tal y como ellos han hecho con buena parte de la población mundial.

Quedan muchos que todavía están pensando que vivir en una sociedad así puede tener un largo recorrido, pero no hay principio sin final y tarde o temprano a cada cerdo le llega su san Martín; ellos lo saben bien. Los últimos acontecimientos en Urania, las injerencias de EEUU en todo oriente y la crisis griega, hacen pensar que están dispuestos a permanecer allí, en su atalaya, a costa de lo que sea. No quieren perder lo que tanto tiempo les ha costado conseguir. Saben que si esta situación se prolonga demasiado tiempo, cada día que pase, el descontento y las personas que despiertan serán más. Lo más lógico es que actúen antes de que sea tarde para ellos, o bien provocando una gran guerra o una crisis que les sirva para sus planes, como ya han hecho antes.

Sus medios de comunicación y el exceso de información basura, así como una educación que enseña lo que hay que pensar y no a pensar, han conseguido vaciar de contenido palabras tan grandiosas como amor, fraternidad, colaboración y libertad. Las han fragmentado en porciones pequeñas con las que no se puede lidiar. Pero estas palabras son un todo indivisible, que llevadas hasta sus últimas consecuencias serían la solución a nuestro problema. No es cuestión de luchar por las libertades, sino por la libertad. El amor debe ser incondicional, pues si no es así, no es amor. Solo colaborando entre todos por objetivos comunes, con fraternidad y amor obtendremos la libertad. Pero si entramos en sus juegos, dejándonos llevar por sus elucubraciones y engaños, no conseguiremos otra cosa que lo que cada vez vemos más cerca, el control total de nuestra persona.

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