El acuerdo alcanzado
por el partido PPSOE convierte a cualquier disidente en terrorista. A
partir de la imposición de la nueva ley tendremos que pensarnos muy
bien lo que digamos en las redes sociales o en nuestros blogs, porque
podríamos ser acusados de terroristas por el simple hecho de
denunciar una de las muchas fechorías que comete este gobierno
fascista. Bastaría con incitar a la gente a protestar y que en
nuestro nombre cometieran cualquier acto vandálico, para que nos
metieran en la cárcel. Es una vuelta de tuerca más utilizando la
escusa del terrorismo para controlar y meter miedo a los disidentes,
que en absoluto tiene que ver con el terrorismo y si con el
descontento de esta forma de eliminación de los derechos.
Pero para entender
lo que está pasando y como poco a poco han conseguido mermar nuestra
libertad, hay que entender que es el terrorismo y de donde está su
origen. Solo entonces comprenderemos como los que nos dan las
soluciones, es decir, el aplastamiento de nuestra libertad , son los
mismos que lo han creado el terrismo.
Para que existan
personas dispuestas a morir o cometer los más atroces asesinatos,
debe haber un caldo de cultivo apropiado. Este se compone
principalmente de pobreza, que es lo que lleva a la desesperación y
a la falta de educación, entre otras cosas. Pero la pobreza puede
ser de dos tipos: la natural, que implica hambre y falta de recursos
básicos para vivir y la creada artificialmente. Es este tipo de
pobreza es la que crea el terrorismo. Su existencia se fundamenta en
una comparación entre los que tiene muchas cosas y los que no las
tienen tantas. Yo Pienso que este es un concepto artificial y
equivocado, porque la comparación no puede ser posible. Se puede ser
muy rico sin nada más que lo necesario, algo que esta sociedad
intenta tapar. Esta pobreza solo existe cuando trastornan nuestra
percepción de la necesidad o la propiedad.
Pero para ciñéndonos
al tema y explicar como actúa este tipo de pobreza sobre la creación
del terrorismo hay que poner un ejemplo que les sonará a muchos,
porque casi todos los países sometidos al capitalismo y a sus crisis
han pasado por estas etapas:
Imaginen un país
cuyo medio de vida principal es la agricultura tradicional y la
ganadería. En este país la gente es feliz con lo que tiene y vive
de su trabajo sin ningún problema. Tiene sus fiestas su vino y mucha
libertad. Por ellos viven tan despreocupados que no saben que sus
tierras ocultan grandes recursos naturales sin explotar y que otros
han puesto sus ojos en ellos para mantener su enorme su hegemonía
económica y de poder. Primero aparecen los exploradores extranjeros
y localizan estas riquezas escondidas, evaluando su valor y como
hacerse con ellas. Lo más lógico sería que estos ofreciese algo a
cambio por estos recursos ¿Pero que le puede interesar a una gente
que vive a gusto con lo que tiene?
Para conseguir que
estos pobres ignorantes abracen el sistema capitalista, utilizan los
mismos métodos de seducción y marketing a los que nos tiene
acostumbrados a todos en occidente, pero si esto no funciona,
entonces entra la caballería y las malar artes. Se desestabiliza el
país con guerras civiles que acaban siempre con un dictador títere
que cumplirá su cometido facilitando el acceso a estos recursos. Una
vez establecido el sistema capitalista en el país, los sicarios
económicos se encargan de subyugar el futuro de este país a
créditos impagables. Así es como se entra en la era moderna. Las
tierras que antes eran fértiles se convierten el páramos
contaminados y los agricultores que quedan entran en la pobreza
porque sus productos ya no se pagan con su valor real, sino con el
valor que los invasores quieran pagar. Poco a poco abandonan sus
tierras y estas son compradas por multinacionales por una miseria. La
gente emigra a las ciudades, donde se ve avocada a la miseria y la
desesperanza. Cuando lo han pedido todo, a los jóvenes solo les
queda la rabia, que puede acabar siendo canalizada por la religión y
o cualquier otra forma de extremismo. Han perdido su tierra, su modo
de vida y son profundamente infelices. Les han puesto la miel en los
labios enseñándoles las maravillas a las que nunca podrán tener
acceso, el camino ha sido trazado.
Pero incluso su
rabia y violencia extrema, es un bien para el sistema capitalista
invasor. El uso de esta violencia se utiliza excusa para controlar a
las gentes que viven, sin ser conscientes su esclavitud en sus
propios países, gobernados por mismos que han creado el problema.
La rabia transformada en terrorismo, les sirve para poner leyes que
merman derechos y libertades de su propio pueblo. Son ellos mismos
los que compran los recursos robados por los terroristas, con los que
estos financian sus ejércitos. Ellos son también los que les venden
las armas. Así se cierra el circulo del terror y el cinismo.
No se sabe muy bien
de lo que son capaces de hacer para saciar su hambre de poder y
gloria. Mentir es algo que hacen con auténtica sinceridad. Solo hay
que ver lo que está pasando en Ucrania para darse cuenta de su
cinismo y la forma en la que actúan, hasta donde pueden llegar.
Mientras piden a Rusia que no apoye a las supuestas tropas
insurgentes, ellos llenan los arsenales del gobierno títere de Kiev.
En realidad es una forma de sometimiento, pues los auténticos
gobernantes de estos países, no dan este dinero, lo prestan a cambio
de favores. Pero estos préstamos, como en todos los países donde
han intervenido, no los pagarán los gobernantes, sino el pueblo. Así
es como se conquistan países sin derramar una gota de sangre real.
El gran misterio de todo esto es
¿Como es posible
que todavía les sigamos, obedezcamos sus leyes y utilicemos su
dinero?
Al final, será
verdad que el terrorismo lo causamos todos nosotros.
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