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jueves, 16 de noviembre de 2017

El fin del proceso soberanista

Leyendo las noticias derivadas del “Proceso soberanista”, me da la impresión, cada casa día  más clara, de la naturaleza española de este sainete. Para empezar, la planificación ha sido un completo desastre, un ejemplo claro de chapuza typical spanish. Si utilizásemos una comparación, sería   como una obra sin planos, en donde los obreros ni siquiera disponían de un mísero plomo para comprobar  si las paredes subían rectas o donde nadie se preocupó si había cimientos antes de  empezar construir. Y claro, si construyes sobre un pantano sin cimientos y sin herramientas las cosas no suelen salir muy bien.

Pero bromas con este asunto las justas , porque los  recursos utilizados para esta enorme chapuza son de un pueblo que las pasa canutas  para llegar a fin de mes; eso  si llega. Hay es donde uno se da cuenta que está ante algo muy serio y delictivo.

Si analizamos con un poco de rigor, nos daremos cuenta de que han sido incontables cantidades de dinero público gastados en este proceso que culmina ahora con un fracaso estrepitoso. Pero para hacer bien las cuentas no hay que contar solo los gastos finales, ya que este sainete hace casi treinta años que se viene gestando. han sido casi treinta años en los  ha estado  adoctrinamiento en los colegios y universidades, repartiendo generosas subvenciones entre los medios de comunicación afines, pagando embajadas en el extranjero, alimentando asociaciones y palmeros. En fín, ina ingente cantidad de dinero público destinado a fines que en nada mejoran la situación de la gente. A todo esto hay que sumarle las movilizaciones en la calle, los gastos en la consulta ilegal, la creación de un centro de inteligencia catalán y los gastos en normalización lengüística, que ya me dirá alguien se los que hablamos otras lenguas somos anormales o qué.  ¿Y todo esto para qué? Para crear un enfrentamiento entre catalanes, fundamentalmente.

¿Cómo estaríamos ahora los catalanes, catalanistas, independentistas o no,  si todos estos recursos se hubiesen utilizado para mejorar los servicios públicos u obra social?

Es muy difícil cuantificar el dinero y el esfuerzo destinado a este proyecto ya fallido. Un proyecto, que por cierto, parte de una idea  falaz. Porque ya me dirán a mí que la independencia, por si sola, solventa los grabes problemas que tiene la sociedad catalana. No entiendo a estos que llegaron a pensar  que una república más o menos, iba a cambiar algo en un mundo donde el sistema económico está controlado por poderes que trascienden a los gobiernos, que controlan la economía, capaces de producir colapsos y crisis económicas, que controlan la energía y compran voluntades; sí realmente pensaron que esto, es que no saben en qué mundo viven o son unos ingénuos.
Considero, cómo muchos, que el nacionalismo es un medio de control de masas para el poder, que ve a  la gente diferente por razones tan peregrinas como haber nacido en sitio o en otro; algo que no tiene ningún sentido. Para mí, el nacionalismo  está basado en un sentimiento egoísta y discriminatorio, que pasa  rozando por la xenofobia. Sin embargo, los políticos catalanes han destinado millones y millones de euros, motivados por esta ideología trasnochada y sin sentido. Una ideología, que al igual que la religión, recordémoslo, ha sido la principal causa  de los  conflictos bélicos en todo el mundo. La motivación lo es todo, y cuansdo esa motivación parte de un sentimeinto egoista , está condenada al fracaso.

 Nos la han intentado vender  una solución mágica para  problemas que ellos se han inventado. Y para ello no han dudado en reinventar la historia creando  un mundo de fantasía que nunca esistió, donde ellos son las únicas víctimas del sistema opresor español, de la guerra civil o de los reyes. Han creado una nación que nunca existió, víctima de todos los males de este mundo, degradando a los mismos catalanes, catalanes  que colaboraron en la derrota de Napoleón para obtener la libertad.

Seguro que entre los catalanes de bien hay muchos William Wallace, pero no así entre los dirigentes de este movimiento separatista. Dirigentes que han dilapidado presupuestos durante años,  engañado a su pueblo. Dirigentes ahora encarcelados o reclamados por la justicia. Ellos que se quejan de que España les ha robado, que Madrid les roba, que la justicia está en su contra, que viven en un estado represor donde no hay justicia o esta está al servicio del estado español. Lo alucinante es que haya gente que todavía les crea y hasta les de dinero para que no vayan a la cárcel. Precisamente a ellos, que lejos de ser víctimas, han vivido y se han enriquecido gracias al independentismo y los sueldos del cargo obtenido gracias a la constitución que han pretendido liquidar. Cobardes, que llegado el momento de la verdad y dar cuentas de sus acciones a la justicia, se cagan en los pantalones y dicen lo que sea para no ir al trullo. NO, estos no son William Wallace. Su líder  líder huye a Bélgica utilizando los mismos recursos protectores que los terroristas de ETA, incluso los mismos abogados que defendían a los terroristas.
 
Es mucho el daño que han hecho a la sociedad. Tras tantos años de adoctrinamiento y propaganda, no es de extrañar que muchos catalanes de bien, buena gente engañados por la radicalidad de sus líderes, piensen que los que no comulgamos con su credo estamos en contra de ellos, que no respetamos su identidad o que somos unos fascistas. Muchos de ellos tienen la semilla del odio incrustada en sus mentes como un cáncer maligno. Esos que salen ala calle disfrazados de superman, con la bandera a la espalda, no tiene ni idea a quien defienden.  Piensan que los que no pensamos como ellos no nos preocupa la corrupción o que estamos de acuerdo con este sistema opresor y corrupto. No es verdad, están muy equivocados, nosotros  vemos a sus dirigentes como parte del problema y sufrimos las injusticias del mismo sistema que les gobierna a ellos, pero no inventamos cumpables.
La solución a nuestros problemas, que son comunes a toda la humanidad, no está en nuevas repúblicas  tribales, sino en la destrucción del sistema fiduciario del dinero que da poder a los déspotas que nos someten, en acabar con la injusticia que supone que unos pocos se lleven los recursos de la mayoría, y que encima, sean los que dicten como se deben hacer las cosas. Basta ya de engaños y falsos profetas. Lo  que deberían hacer los catalanes, junto al resto de habitantes de esta tierra  es deshacerse de los políticos al servicio del poder, desacerse de los que dilapidan el dinero de sus impuestos y los recursos en engañarles, enfrentarnos y aumentar sus cuentas de resultados.

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