La infame espera.

Podemitas, separatistas, nacionalistas y vividores de lo público, esperan a que Sánchez, el usurpador y supuesto doctor, los convoque para su aquelarre de ego y arrogancia infinita. Él y solo él, el dios salvapatrias de palmito brillante y pensamiento único, defensor del lo más rancio de esa ideología sectaria y cuasi religiosa llamada socialismo, pretende, cómo sea, volver a sentarse con su mirada altiva y despechada ante todos, proclamándose  Presidente del Reino de España. Un reino durante años  maltratado por malos gobernantes como él; más preocupados de las arrugas de su camisa  que del bienestar de un pueblo cada vez más hundido en la miseria.  Mientras eso sucede,  los autónomos y asalariados  ven mermados sus ingresos,  las deudas se acumulan y las autonomías sin cobrar. Pero a éste producto de la mercadotecnia no le importa nada.  Si las infraestructuras  de deterioran por falta de presupuesto, si crece la  deuda pública, si no se pagan las pensiones; todo le da igual con tal de alcanzar sus metas. Ahora tiene que ganar tiempo para trajinar, conspirar y pactan en secreto con las cortesanas el reparto de la ruina  y los productos de la corrupción que dejarán tras su paso. Pero es solo una trampa bien urdida, pues sabe bien que podrá echarles  la culpa de la falta de acuerdo, arañando votos a la oposición y a su imitador chavista.
Los indicios auguran la llegada de una nueva crisis financiera , quizás mucho peor que la anterior e igualmente provocada por esos que tienen sus cuentas en paraísos fiscales;  cuentas que superan los once dígitos. Ellos provocarán un ciclo de recogida de beneficios, como lo han hecho siempre que les ha dado la gana. De la misma forma que Zapatero solo vio frotes verdes cuando todo se desmoronaba y las familias acabaron en ruina, este visionario iluminado, solo piensa en sus viajes a costa de nuestros impuestos, de hacer el paripé dando vueltas gratis encima de las cenizas de los bosque calcinados. Porque lo que cuenta para él es la foto, la apariencia, el disfraz.

Soy el doctor de la miseria, la vacuidad intelectual y detrás de mi ego nada hay  ¿pero verdad que aparento ser presidente? 

Ya se frotan las manos los nacionalistas, preparan los chiringuitos de género sus cajas fuertes  para recoger los beneficios de sus chantajes. Pero estos, que nunca están contentos, serán el fin de su carrera, pues hasta muy hasta está la gente de bien de trepas, separatistas y charlatanes de la rancia izquierda, esa que como el nazismo provocó tanta sangre derramada y que hoy pretende imponer el usurpador.

Y ya que tan aficionado este resentido a regurgitar el pasado  para despertar el odio a los que no comulgan con su credo, una pequeña lección de historia sobre sus maestros e ideólogos de su religión
    

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