Translate

miércoles, 31 de julio de 2019

Sánchez Pedro, el trilero.

De haber vivido  en tiempos pretéritos, cuando el honor era una palabra que tenía gran valor y su carencia causa de muerte, así como el incumplimiento de la palabra dada,  es posible que más de la mitad de los actuales políticos españoles no hubiesen llegado a la vejez y muchos menos el poder. Sería considerados rufianes, trileros o mentirosos,  personas indignas de la confianza de cualquiera. Su destino acabaría siendo, en el mejor de los casos, el destierro.  Pero los tiempos   cambian y hoy los políticos ya no son lo mejor de la sociedad, los más  honestos, listos y capaces; más de la mitad son lo  peor que podemos encontrar en ella. Sucede lo mismos en otras organizaciones sociales o el cargos  directivos de las empresas,  son los más falsos, sinvergüenzas y  que demuestran menos escrúpulos a la hora de hundir a los demás, los que alcanzan  puestos relevantes. No se valoran a estos por sus logros, sino por su capacidad de venderse y aprovecharse de los logros de otros, incluso apropiándose de ellos. Hoy, salvo contadas excepciones, a nuestros políticos, al igual que a todos los que quieren tomar cargos de responsabilidad,  les mueve su ambición desmedida  y su ego. Posiblemente, nunca les enseñaron  lo que significa ser fiel a la palabra dada, tener honor y defender la verdad por encima de todo. Especialmente los políticos, han olvidado que son servidores públicos, representantes de un colectivo elegidos por el pueblo para representarlos.
El que pretende hoy ser  presidente de España, Pedro Sánchez, no soportaría ni una hoja de hemeroteca, ni un poligrafo; pues son tantas las mentiras y faltas a su propia palabra, que lo difícil es encontrar cuando lo que dijo se cumplió o fue verdad.  Ni siquiera su título de doctor es auténtico, pues hasta la fecha no ha sido capaz de desmentir que es un plagio fabricado por otro. Después de la moción de censura, por la que ascendió al poder, incumplió su palabra, no convocando elecciones al instante, sino que lo tuvimos que soportar durante muchos meses, mareando la perdiz  hasta que las condiciones le fueron propicias. Dijo que no pactaría con los que quieren romper el país, y nada terminar las elecciones, ya estaba hablando con  golpistas, chavistas  y filoetarras; conversaciones que siguen aunque lo niegue en secreto, incumpliendo su promesa de que dichas conversaciones serían con luz y taquífrafos.  Se ha reunido en secreto con todos aquellos que desprecian la constitución y el estado de derecho. El PSOE a su mando, ha cruzado todas las lineas rojas, configurando gobiernos frankenstein con pro-etarras en Nabarra.     Con todos ellos ha negociado, con la clara y evidente intención de ser él, y no otro el presidente. Su ambición de poder y arrogancia infinita, lo convertirían, en otros tiempo, en carne de cañón. Un tipo que falta tantas veces a su palabra, se hubiese ganado un buen lugar en el patíbulo o la guillotina.
No  muy  lejos de este mentiroso compulsivo, se encuentra  Rufian, Iglesias o Albert, por mencionar solo algunos. Todos ellos han mentido más que dicho la verdad; todos ellos han incumplido su palabra para mantenerse en sus sillones y cobrando de lo público; que al final es lo que importa para ellos.
Por último, y lo dejo para el final por ser el peor de todos, esta el actual presidente de la comunidad autónoma de Cataluña. Un racista licenciado y recubierto de un halo de odio hacia todo aquello que no sea él o que no comulgue con su credo supremacista. Este tipo debería estar condenado por atentar contra los derechos humanos, ya que como sus últimos predecesores, impone lenguas a los niños, sin dejar que los padres tengan la potestad de elegir; un derecho fundamental que se viola constantemente con el beneplácito del los gobiernos centrales, más preocupados de tapar sus corruptelas que en proteger los derechos de todos los ciudadanos. Este personaje inmundo, se jacta incluso de tener una policía política a su cargo, que detiene disidentes por encargo. Por otro lado, igual que en cualquier régimen totalitario, dispone de una policía secreta, distribuidas en varias organizaciones Como ANAC o Ommion cultural, que se encargan de espiar en  los patios del colegios utilizado dinero público.  Hitler sentiría hoy envidia de la cantidad de recursos que están en manos de estos tipos, que deberían preocuparse por el bienestar de la gente y dejar de jugar a ser dioses. Desde luego, razones para el destierra no les faltan, ya solo por su hipocresía. Si tan a disgusto están en esta democracia, porque no dejan de cobrar de ella.       
    

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si no estas de acuerdo o quieres aportar algo, deja tu comentario.