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lunes, 21 de mayo de 2012

El despertar a la vida


Al despertar había un gran deseo de libertad en mí, era como algo que quisiese salir, como un volcán a punto de explotar tapado con una gran roca. Saber que podía abarcar mucho más de lo que veía era algo terrible, pero tomar conciencia de mí situación, pedía a gritos alejarme de aquel lugar en donde había estado durante tanto tiempo. Un lugar que se había convertido en mi cárcel de privada. Una cárcel con barrotes de cristal donde podía ver todo lo que sucedía a mi alrededor sin poder alterar nada. A través de sus barrotes veía almas perdidas sumidas en la ignorancia, almas con una vida carente de sentido volcadas en la mediocridad y la avaricia, era un lugar para fabricar locos. Ni Dante en sus más tétricas visiones el infierno podría haber imaginado algo así.
Soñaba que volaba por encima de todo aquello, siempre intentando subir muy alto, donde no escuchase el exasperante rumor de sus conversaciones huecas; pero era inútil, porque cuando no acababa despertando en la misma pesadilla, el el sueño, mi ascenso era interrumpido por algún obstáculo; la triste realidad de mi vida. Podía haber sido como los demás, vivir una vida vacía, sin aspiraciones ni grandes sueños, todo hubiese sido mucho más fácil; sin sufrimiento, en la completa ignorancia, como todos. Pero una vez que lo pruebas no piensas en otra cosa que escapar de ello y alcanzar la libertad. Y el precio de ese deseo es la frustración, la indignación y el desespero, pero merece la pena. Por grandes que sean mis deseos de trascender, siempre acabo hundido en este lodazal de almas perdidas, conviviendo con ellas. ¿Porqué no se dan cuenda de su naturaleza divina? ¿que les impide despertar de esta pesadilla de ignorancia y mediocridad?
Trabaja, compra, miente, sobre todo miéntete a ti mismo para ocultarte la verdadera naturaleza de tu alma, es lo fácil, o al menos es lo que parece cuando no lo has probado. Pero después de abrazar por primera vez un árbol y sentir su fuerza, después de haber llorado al contemplar una puesta de sol y comprende la belleza oculta del orden natural de este mundo, no puedes permanecer en estado de pasividad, todo toma un nuevo sentido, los colores no son los mismos y el resto de tú vida mundana deja de tener importancia. Es el despertar a la vida trascendente, movido por el deseo del conocimiento supremo, la sabiduría de la experiencia.   

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