El mundo está cambiando, y con estos
cambios también el lenguaje. Antes, para que hubiese paz, era
condición ecuánime que hubiese una guerra primero; pero esto ha
cambiado. Ahora se llama "paz" a que unos terroristas dejen de poner
bombas y dar tiros en la nuca. Es por ello, que a la recientemente
conferencia celebrada en San Sebastián se haya llamado de “paz”, y no de cese de la violencia o de rendición de la banda terrorista.
No se sabe muy bien quien ha pagado
este evento, que no ha sido nada barato, aunque es de imaginar que han sido los mismos que la han
autorizado. Y digo que ha sido caro, porque para dar más trascendencia al evento invitaron a unos
mediadores internacionales, gente muy conocida, pero no precisamente
por su relevancia en los puestos que ocupaban, sino por ser, lo que
se puede llamar mediadores internacionales profesionales; porque
cobran, y no poco. Estos mediadores solo acudieron para enseñar sus palmitos, ya que debían estar muy bien
documentados sobre lo que es una organización terrorista y las
pretensiones de estos con dicha conferencia. Llegaron sin ni siquiera leer el comunicado previamente escrito por los mismos promotores del
evento, que no eran otros que los mismos terroristas. A cambio de
ratificar con su firma este comunicado final , se llevaron una buena
pasta y se fueron, seguramente, ignorantes de lo
que realmente hanbían venido ha hacer, ser atores
en el teatrillo que han montado los terroristas y el gobierno para
edulcorar su derrota. De esa reunión se derivó un comunicado, que
no fue más que una versión light de la alternativa KAS, la
misma verborrea de siempre a la que nos tiene acostumbrados ETA.
Pero al margen de lo intrascendente del
acto y sus asistentes, hay que tener en cuenta el contexto en el que está sucediendo todo esto, que es lo realmente importante. Toda esta historia
empezó en realidad hace ya algunos años. Lo que vemos ahora es uno de los actos
finales de la gran obra creada por personas más poderosas e influyentes que la propia ETA.
Todo comenzó allá por el año 2008, cuando destacados miembros del partido socialista, entre ellos el candidato actual a presidente del gobierno, se dieron cuenta de que la organización terrorista estaba en las últimas, fruto sobre todo de que el partido que les precedió habían hecho bien sus deberes. Para entonces, la presión policial y el cambio de actitud del gobierno francés, había dejado en estado catatónico a la organización terrorista. Fue entonces cuando, de la misma forma que el PNV sacó su jugo de los asesinatos apostando al alza, el PSOE apostó a la baja, emprendiendo una negociación política que llevara a una ETA, completamente abatida ya, al abandono de las armas. Lo hicieron con el beneplácito de la mayoría de la cámara parlamentaria, que entonces tenían. Lo que no sabían las señorías que dieron luz verde a esta iniciativa era lo que se pretendía en realidad con esta negociación el gobierno. El partido Socialista, o mejor dicho, sus dirigentes pretendían llevarse los méritos, que pensaban ellos, le proporcionarían los votos que su ineficaz gobierno les había quitado, en resumidas cuentas, perpetuarse en el poder; a lo que todo bien político profesional aspira.
Siguiendo una hoja de ruta bien planificada y utilizando todas las herramientas que tenía a su alcance, entre ellas el poder judicial y las fuerzas de seguridad, se puso manos a la obra. De las conversaciones que tuvieron con los terroristas en las conversaciones no se supo nada, algo que ya es de por sí una muestra del carácter antidemocrático que tuvieron y que hacía sospechar de que el asunto no estaba nada claro. Pero la maniobra comenzó a dar problemas muy pronto. Poco tiempo después de comenzar las conversaciones ETA volvió ha hacer lo que mejor sabe; matar. El atentado de la T4 obligó al gobierno a aparentar que había roto las negociaciones y a detener etarras para justificar su determinación. Pero fruto de una de estas actuaciones la policía incauto actas que decían lo contrario sobre el cese de las conversaciones, así como parte de las concesiones que el gobierno esta dispuesto ha hacer a los terroristas para sacarles una declaración de “paz”. A pesar de negar las evidencias, ya todo el mundo sospechaba, que detrás de todas estas negociaciones había algo más que acabar acabar con la violencia. Pero no acabaron los errores allí, una grabación que, seguramente por un descuido no fue borrada, probaba con total seguridad que el gobierno, para facilitar la negociación, dio un chivatazo a la banda terrorista, evitando con el que dinero procedente de las extorsiones cayese en manos de la policía. A partir de ese momento las cosas se pusieron muy feas para el gobierno, especialmente para Rubalcaba, presunto autor de toda esta trama. Pero entonces apareció un juez estrella en escena, alguien que ayudó, sin lugar a dudas, a proteger a sus amigos tapando el asunto. Gracias a él, el caso del faisán, quedó durmiendo el sueño de los justos en un cajón durante más de un año. El cortafuegos funcionó bien hasta que el propio juez, fruto de su mal oficio en otros cometidos, el de ser juez precisamente, fue apartado de su puesto y el caso volvió a tomar protagonismo. Desde entonces, son muchas las maniobras que se han hecho para que este caso no sea visto antes de las elecciones, todas ellas protagonizadas por miembros de la judicatura afines de forma encubierta o manifiesta al partido.
Todo comenzó allá por el año 2008, cuando destacados miembros del partido socialista, entre ellos el candidato actual a presidente del gobierno, se dieron cuenta de que la organización terrorista estaba en las últimas, fruto sobre todo de que el partido que les precedió habían hecho bien sus deberes. Para entonces, la presión policial y el cambio de actitud del gobierno francés, había dejado en estado catatónico a la organización terrorista. Fue entonces cuando, de la misma forma que el PNV sacó su jugo de los asesinatos apostando al alza, el PSOE apostó a la baja, emprendiendo una negociación política que llevara a una ETA, completamente abatida ya, al abandono de las armas. Lo hicieron con el beneplácito de la mayoría de la cámara parlamentaria, que entonces tenían. Lo que no sabían las señorías que dieron luz verde a esta iniciativa era lo que se pretendía en realidad con esta negociación el gobierno. El partido Socialista, o mejor dicho, sus dirigentes pretendían llevarse los méritos, que pensaban ellos, le proporcionarían los votos que su ineficaz gobierno les había quitado, en resumidas cuentas, perpetuarse en el poder; a lo que todo bien político profesional aspira.
Siguiendo una hoja de ruta bien planificada y utilizando todas las herramientas que tenía a su alcance, entre ellas el poder judicial y las fuerzas de seguridad, se puso manos a la obra. De las conversaciones que tuvieron con los terroristas en las conversaciones no se supo nada, algo que ya es de por sí una muestra del carácter antidemocrático que tuvieron y que hacía sospechar de que el asunto no estaba nada claro. Pero la maniobra comenzó a dar problemas muy pronto. Poco tiempo después de comenzar las conversaciones ETA volvió ha hacer lo que mejor sabe; matar. El atentado de la T4 obligó al gobierno a aparentar que había roto las negociaciones y a detener etarras para justificar su determinación. Pero fruto de una de estas actuaciones la policía incauto actas que decían lo contrario sobre el cese de las conversaciones, así como parte de las concesiones que el gobierno esta dispuesto ha hacer a los terroristas para sacarles una declaración de “paz”. A pesar de negar las evidencias, ya todo el mundo sospechaba, que detrás de todas estas negociaciones había algo más que acabar acabar con la violencia. Pero no acabaron los errores allí, una grabación que, seguramente por un descuido no fue borrada, probaba con total seguridad que el gobierno, para facilitar la negociación, dio un chivatazo a la banda terrorista, evitando con el que dinero procedente de las extorsiones cayese en manos de la policía. A partir de ese momento las cosas se pusieron muy feas para el gobierno, especialmente para Rubalcaba, presunto autor de toda esta trama. Pero entonces apareció un juez estrella en escena, alguien que ayudó, sin lugar a dudas, a proteger a sus amigos tapando el asunto. Gracias a él, el caso del faisán, quedó durmiendo el sueño de los justos en un cajón durante más de un año. El cortafuegos funcionó bien hasta que el propio juez, fruto de su mal oficio en otros cometidos, el de ser juez precisamente, fue apartado de su puesto y el caso volvió a tomar protagonismo. Desde entonces, son muchas las maniobras que se han hecho para que este caso no sea visto antes de las elecciones, todas ellas protagonizadas por miembros de la judicatura afines de forma encubierta o manifiesta al partido.
Después de todo lo sucedido, estamos
en un punto donde todo el mundo sabe, y si no lo intuye, lo que está pasando; y la verdad es que habría que
tener muy poco sentido común para no darse cuenta de que este acto,
la conferencia de paz, no es más que una huida hacia delante,
intentar por todos los medios cumplir con las promesas hechas a los
etarras para conseguir el ansiado comunicado del cese definitivo de
la violencia, ahora más que nunca, donde todos los sondeos auguran un desastre en las hunas para el partido Socialista.
Lo que más me sorprende de todo esto, es de la
increíble habilidad que tienen algunos políticos para escapar del asunto, especialmente el actual candidato a la presidencia. A pesar
del GAL, de la financiación ilegal del PSOE cuando estaba con Felipe
González, el caso Roldan y algún otro que me dejo en el tintero,
parece mentira que todavía siga en las esferas del poder. En
cualquier otro país de nuestro entorno, Alfredo Pérez rubalacaba estaría,
como mínimo estaría apartado a kilómetros de cualquier cargo público, pero
este no es un país cualquiera, Spain is diferent.
Ahora, este corredor de maratones, se
desvincula completamente de su jefe, como buen traidor que es, se aleja de ese que se ha ido a supervisar
nubes y que desde entonces no cae ni una gota, ese que va a un
partido de fútbol y pierde su equipo, y que
seguramente, si monta un circo le crecen los enanos; hasta con este
gafe a sobrevivido Rubalcaba en la política, y seguro que hay
todavía habrá personas que le darán su voto. Increíble¡¡¡¡
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