El Imperio Británico
fue artífice de una de las peores ideologías concebidas por mete
humana y que dio pie a la situación actual del estado del mundo,
creadora de guerras fratricidas, injusticia, desigualdad y pobreza;
me refiero, por supuesto, al capitalismo. Pero como en todo lo
humano, este imperio no ha sido ajeno a la contradicción. Si bien es
el artífice de esta gran estafa para el mundo, no se puede negar su
capacidad para ser cuna de hombres ilustres,doctos, sabios y
visionarios, con la habilidad de intuir las consecuencias del
capitalismo y prevenirnos de sus efectos. Entre esos hombres nacidos
bajo el yugo de esta paradoja, Tomás Moro fue uno de los mejores
exponentes de lo bueno que ha dado este imperio. Un hombre
ilustre y docto, que como muchos otros de su época, fueron
injustamente acallados por el filo del hacha.
Tomás Moro fue un
visionario porque se anticipó a las consecuencias del capitalismo
mucho antes de que sus consecuencias se vieran claras. Supo ver sus
defectos y como empezaban ha afectar a la naturaleza humana en toda
su extensión. Esta visión la convirtió en una obra literaria que
llamó Utopía. Escrita en 1516, esta obra es calificada por
algunos como los inicios de ciencia ficción, pero los que así la
ven yerran completamente y no son objetivos a la hora de juzgarla
tan a la ligera. La obra en sí, es una crítica descarnada al
capitalismo. Han sido muchos lo que a lo largo de la historia han
visto estas consecuencias, pero al contrario de estos, que solo se
limitaban a la crítica, Tomás Moro plantó una alternativa
científicamente viable, acorde con la ley natural que debiera ser la
máxima que condujese el destino de una sociedad justa.
Más de quinientos
años antes de que nos diésemos cuenta de habíamos embarcado en
una nave condenada al naufragio, Tomas Moro avisó de que estaba
plagada de vías aguas, pero como está ocurriendo hoy en día, muy
pocos le creyeron. Ahora, cuando el naufragio es inminente,
movimientos como Zitgeist, que como el Santo Tomás avisan del
desastre y promueven alternativas similares a las de Utopía, tampoco
son escuchadas. El movimiento Zitgeist actualiza Utopía con los
avances científicos y la tecnología al servicio del hombre y no del
capital. Poniéndose en práctica estas teorías, las seis horas que
se trabajan en Utopía quedarían reducidas a cuatro, en un estado
del bienestar nunca conocido por la humanidad. Pero antes de que
Utopía pueda hacerse realidad, debemos desprendernos de todos los
engaños y tretas que el capitalismo a puesto para ser aceptado como
dogma.
Utopía es la linea
media entre la libertad y el bien común. Uno de los párrafos que
más me ha gustado es el que hace referencia al oro y que tengo a
bien poner aquí:
“Estos
se preguntan, en efecto, si puede haber hombres que queden
embelesados ante el brillo engañoso de una perla diminuta o de una
piedra preciosa, cuando tienen la posibilidad de contemplar una
estrella, y hasta el mismo sol. Se maravillan de que haya alguien tan
rematadamente loco que se considere más noble por la lana más fina
que viste. ¡Después de todo, esta lana, por fino que sea su hilo,
la llevó antes una oveja, y nunca dejó por ello de ser oveja! No
les cabe en la cabeza que el oro, tan inútil por naturaleza, haya
adquirido en todos los países del mundo un valor táctico tan
considerable que sea mucho más estimado que el mismo hombre, y ello
a pesar de que su valor haya sido sacado por y para el mismo hombre.
No salen de su asombro ante el hecho de que un plomo, sin más
talento que un tronco, y tan falto de escrúpulos como zafio, pueda
tener bajo su dependencia a multitud de hombres honrados y buenos
sólo por la única razón de que un buen día le llovieron del cielo
un montón de monedas. Pero, cuidado, que un revés de la fortuna o
una interpretación de las leyes que no menos que la fortuna pone las
cosas patas arriba puede
arrebatar
el dinero a nuestro héroe, para ponerlo en manos del más rufián de
sus criados. Entonces, no hay por qué admirarse de ver al amo
convertido en criado de su criado, como apéndice y aditamento de su
dinero.”
La idea que tenía
Tomas Moro del oro, no dista mucho de nuestro dinero actual, y se
hace patente en este párrafo. Intuyó, no en toda su extensión, la
naturaleza del engaño que hoy en día sufrimos debido al uso del
dinero, derivado de una de las más grandes mentiras creadas
artificialmente para que sigamos en el sistema, la escasez.
Esta idea de escasez
solo es entendida si se considera que todas las cosas inútiles que
hoy en día se producen tiene razón de ser.
¿De que sirve
fabricar diferentes modelos de vehículos, incluso de que sirve
fabricar vehículos existiendo buenos trasportes públicos?
¿De que manera
afecta a un tejido adornos innecesarios para proteger del frío o del
calor?
¿Porqué existen
tal cantidad de refrescos, de diferentes sabores, metidos en botellas
de plástico? ¿Acaso estos pueden ser mejores que el agua de un
manantial puro?
Cosas tan banales
son la causa de la escasez y el dinero es necesario. Es una gran
mentira, una estafa monumental. Si todo el mundo tuviese al alcance
de la mano aquello que realmente necesitase para vivir, el dinero no
tendría razón de existir.
Por otro lado, y
para acabar, tengo que destacar la referencia que éste escritor hace
a las leyes y su origen. Estos dos párrafos pone al descubierto otra
de las causas de muchos males, “La propiedad privada”:
“Por
eso, no puedo menos de acordarme de las muy prudentes y sabias
instituciones de los utopianos. Es un país que se rige con muy pocas
leyes, pero tan eficaces, que aunque se premia la virtud, sin
embargo, a nadie le falta nada. Toda la riqueza está repartida entre
todos. Por el contrario, en nuestro país y en otros muchos,
constantemente se promulgan multitud de leyes. Ninguna es eficaz, sin
embargo. Aquí cada uno llama patrimonio suyo personal a cuanto ha
adquirido. Las mil leyes que cada día se dictan entre nosotros no
son suficientes para poder adquirir algo, para conservarlo o para
saber lo que es de uno o de otro. ¿Qué otra cosa significan los
pleitos sin fin que están surgiendo siempre y no acaban nunca?
Cuando
considero en mi interior todo esto, más doy la razón a Platón. Y
menos me extraña que no quisiera legislar a aquellas ciudades que
previamente no querían poner en común todos sus bienes. Hombre de
rara inteligencia, pronto llegó a la conclusión de que no había
sino un camino para salvar la república: la aplicación del
principio de la igualdad de bienes. Ahora bien, la igualdad es
imposible, a mi juicio, mientras en un Estado siga en vigor la
propiedad privada. En efecto, mientras se pueda con ciertos papeles
asegurar la propiedad de cuanto uno quiera, de nada servirá la
abundancia de bienes. Vendrán a caer en manos de unos pocos, dejando
a los demás en la miseria. Y sucede que estos últimos son
merecedores de mejor suerte que los primeros. Pues estos son rapaces,
malvados, inútiles; aquellos, en cambio, son gente honesta y
sencilla, que contribuye más al bien público que a su interés
personal.”
Todo el que sienta
que algo no funciona en esta sociedad, debería haber leído alguna
vez estos textos, y saber así a cuan temprana edad el capitalismo y
otros ismos, de su misma naturaleza, solo han sido herramientas,
utilizadas por unos pocos, para acaparar riqueza y poder a costa de
los demás. Cabe preguntarse, si estos ismos, son fruto de la
causalidad o la casualidad. Yo más bien me inclino por la primera
opción.
Pongo aquí dos enlaces, uno para el que quiera leer y otro para el que lo quiera escuchar.
http://ocw.uca.es/pluginfile.php/1497/mod_resource/content/1/Utopia_Tomas_Moro.pdf
Pongo aquí dos enlaces, uno para el que quiera leer y otro para el que lo quiera escuchar.
http://ocw.uca.es/pluginfile.php/1497/mod_resource/content/1/Utopia_Tomas_Moro.pdf
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