Tener diecisiete administraciones en un país supone un despilfarro de dinero y de tiempo, que los ciudadanos y las empresas no deberían sufragar con los impuestos. La desmesurada y enrevesada maraña burocrática que produce este sistema, es uno de los motivos por los cuales empresas y emprendedores se lo piensen dos veces antes de establecerse en algunas comunidades autonómicas en España; especialmente en aquellas gobernadas por separatistas, que gastan una ingente cantidad de dinero proveniente de esos impuestos para promocionar su sueño secesionista. . Es innegable que el excesivo tamaño de las administraciones, así como las duplicidades y las diferentes leyes autonómicas, complican los trámites administrativos y no aportan beneficio alguno. Lo peor de todo, es que su su creación no es el resultado de una necesidad real, sino del capricho de algunos políticos con ideología identitaria nacionalista, que para constatar su diferencia, casi racial, optaron por exigir tener un pedazo de la gestión del estado. Unos caprichos que salen muy caros a todos los ciudadanos y que está demostrando su ineficacia desde hace ya demasiado tiempo en lo que ser refiere a proporcionar bienestar.
Pocos de ellos saben o son realmente conscientes, de la cantidad de dinero, que procedente de sus impuestos, es destinada para satisfacer este sistema creado para contentar a los nacionalistas. Los que no lo saben, se preguntan porqué hay comunidades autónomas que pagan más o porque tantos impuestos. El despliegue de estas estructuras gubernamentales, muchas veces duplicadas y triplicadas, cuestan a los españoles más del 3% del PIB, Una auténtica barbaridad, si tenemos en cuenta que se trata de un simple capricho ideológico procedente del siglo IX. Una ideología totalitaria, causante de millones de muertos en dos guerras mundiales. Se trata pues, de anteponer la ideología sobre la lógica y el sentido común, algo que genera gasto innecesario, falta de eficiencia, despilfarro de recursos, corrupción,conflictos entre comunidades y, lo peor de todo, acrecienta el odio entre españoles condenados a compartir una misma península.
Otra de las múltiples consecuencias de este sistema autonómicos de mierda, es la dispersión de leyes y la falta de control del dinero público. El sistema no solo es caro por ser ineficacia, por crear una administración sobre dimensionada o el un excesivo número de altos cargos cobrando nóminas de nuestros impuestos y nombrados a dedo; el mayor despilfarro se produce por la corrupción. La labor de las instituciones que velan por la transparencia y el destino de nuestros impuestos, se ve desbordada al tener que hacer frente al control de 17 gobiernos autonómicos, algunos de ellos desleales y corruptos; que destinan fondos para fomentar el separatismo o llenarse los bolsillos. Tenemos como el caso de Andalucía, donde durante años han mantenido una estructura clientelar a base de subvenciones y mordidas. No es mejor ejemplo Cataluña, donde el dinero público fluye como ríos desbordados hacia organizaciones afines a separatismo, mientras se deteriora su sistema de salud y los servicios públicos. El caso de Cataluña es todavía más sangrante, ya que el dinero desviado de forma fraudulenta, se destina fomentar el odio entre hermanos que, cómo he dicho, están obligados a compartir un territorio, que físicamente es indivisible; por mucho que se quieran emperrar en destriparlo.
Recientemente se ha producido un gran incendio en la provincia de Tarragona, perteneciente a la comunidad autónoma de Cataluña. Esta tragedia demuestra la terrible estupidez que supone destinar dinero público para promover el nacionalismo, mientras los bosques, convertidos en auténticos polvorines por la falta de limpieza, amenazan vidas humanas y perdidas incalculables en patrimonio natural. Al final, como siempre, los servicios de extinción de incendios, desbordados e incapaces de hacer frete a los desastres, han tenido que pedir ayuda al ejercito; hasta hace poco calificada de ejercito de ocupación por los nacionalistas. Esa institución que el presidente Torra, así como otros políticos de baja estopa, califican de innecesario o fuerzas de ocupación, se dejan la piel por defender lo que es de todos, sin resentimiento a pesar de los insultos proferidos por los mandatarios de esta comunidad. El dinero que cuestan anualmente dos de las embajadas, que este megalómano Torra dispersa por el mundo para insultar al pueblo español en su conjunto, hubiese bastado para sanear el bosque que hoy está ardiendo; pero no, era mejor destinarlo a otros menesteres más catalanes. Si la protección del los bosque no fuese competencia de las comunidades autónomas, sino del estado; quizás hoy no tendríamos que lamentar esta y otras muchas tragedias.
La preservación del entorno natural es algo que ataña a todo el mundo y que no debería ser motivo de disputas fronterizas. El fuego cuando quema no las distingue y tampoco el humo. son muchas las cosas que se pueden hacer para mantener los bosques sanos, uno de ellos utilizar la bio-masa como materia prima para bio-conbustible, la promoción del pastoreo, la utilización de la limpieza de los bosque como labor social cuando se comenten delitos. Son soluciones sencillas a las que se llegan utilizando el sentido común y no peleándose por competencias o control de los recursos ente gobiernos autonómicos. En ello nos va la preservación de nuestro rico entorno natural y de nuestra propia supervivencia ¿Que puede haber más importante que esto, la identidad nacional?
Pocos de ellos saben o son realmente conscientes, de la cantidad de dinero, que procedente de sus impuestos, es destinada para satisfacer este sistema creado para contentar a los nacionalistas. Los que no lo saben, se preguntan porqué hay comunidades autónomas que pagan más o porque tantos impuestos. El despliegue de estas estructuras gubernamentales, muchas veces duplicadas y triplicadas, cuestan a los españoles más del 3% del PIB, Una auténtica barbaridad, si tenemos en cuenta que se trata de un simple capricho ideológico procedente del siglo IX. Una ideología totalitaria, causante de millones de muertos en dos guerras mundiales. Se trata pues, de anteponer la ideología sobre la lógica y el sentido común, algo que genera gasto innecesario, falta de eficiencia, despilfarro de recursos, corrupción,conflictos entre comunidades y, lo peor de todo, acrecienta el odio entre españoles condenados a compartir una misma península.
Otra de las múltiples consecuencias de este sistema autonómicos de mierda, es la dispersión de leyes y la falta de control del dinero público. El sistema no solo es caro por ser ineficacia, por crear una administración sobre dimensionada o el un excesivo número de altos cargos cobrando nóminas de nuestros impuestos y nombrados a dedo; el mayor despilfarro se produce por la corrupción. La labor de las instituciones que velan por la transparencia y el destino de nuestros impuestos, se ve desbordada al tener que hacer frente al control de 17 gobiernos autonómicos, algunos de ellos desleales y corruptos; que destinan fondos para fomentar el separatismo o llenarse los bolsillos. Tenemos como el caso de Andalucía, donde durante años han mantenido una estructura clientelar a base de subvenciones y mordidas. No es mejor ejemplo Cataluña, donde el dinero público fluye como ríos desbordados hacia organizaciones afines a separatismo, mientras se deteriora su sistema de salud y los servicios públicos. El caso de Cataluña es todavía más sangrante, ya que el dinero desviado de forma fraudulenta, se destina fomentar el odio entre hermanos que, cómo he dicho, están obligados a compartir un territorio, que físicamente es indivisible; por mucho que se quieran emperrar en destriparlo.
Recientemente se ha producido un gran incendio en la provincia de Tarragona, perteneciente a la comunidad autónoma de Cataluña. Esta tragedia demuestra la terrible estupidez que supone destinar dinero público para promover el nacionalismo, mientras los bosques, convertidos en auténticos polvorines por la falta de limpieza, amenazan vidas humanas y perdidas incalculables en patrimonio natural. Al final, como siempre, los servicios de extinción de incendios, desbordados e incapaces de hacer frete a los desastres, han tenido que pedir ayuda al ejercito; hasta hace poco calificada de ejercito de ocupación por los nacionalistas. Esa institución que el presidente Torra, así como otros políticos de baja estopa, califican de innecesario o fuerzas de ocupación, se dejan la piel por defender lo que es de todos, sin resentimiento a pesar de los insultos proferidos por los mandatarios de esta comunidad. El dinero que cuestan anualmente dos de las embajadas, que este megalómano Torra dispersa por el mundo para insultar al pueblo español en su conjunto, hubiese bastado para sanear el bosque que hoy está ardiendo; pero no, era mejor destinarlo a otros menesteres más catalanes. Si la protección del los bosque no fuese competencia de las comunidades autónomas, sino del estado; quizás hoy no tendríamos que lamentar esta y otras muchas tragedias.
La preservación del entorno natural es algo que ataña a todo el mundo y que no debería ser motivo de disputas fronterizas. El fuego cuando quema no las distingue y tampoco el humo. son muchas las cosas que se pueden hacer para mantener los bosques sanos, uno de ellos utilizar la bio-masa como materia prima para bio-conbustible, la promoción del pastoreo, la utilización de la limpieza de los bosque como labor social cuando se comenten delitos. Son soluciones sencillas a las que se llegan utilizando el sentido común y no peleándose por competencias o control de los recursos ente gobiernos autonómicos. En ello nos va la preservación de nuestro rico entorno natural y de nuestra propia supervivencia ¿Que puede haber más importante que esto, la identidad nacional?