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jueves, 10 de enero de 2019

La Europa marxista se desmorona.


No son pocas las voces que alertan que  la Unión Europea se desmorona; y no es para menos. La desconexión de la burocracia con la ciudadanía, sus políticas  marcadamente marxistas y las   graves infiltraciones de grupos de presión financieros e industriales en sus decisiones, está creando una gran desafección  por parte de la ciudadanía de los países miembros. Estos  ven  cómo sus respectivos gobiernos ceden ante decisiones arbitrarias,  que poco o nada tienen que ver con bien común o con la mejora de su calidad de vida. Muy al contrario, ven como  los saquean a impuestos que solo sirven  para engordar una burocracia cada vez más pesada y dependiente de los poderes fácticos.

 Las decisiones respecto a la  emigración ilegal, la imposición de ideologías de género , así como  las leyes, cada vez  más invasivas en lo que se refiere a la privacidad y libertad; son solo algunas de las causas de su muerte política.EL brexit de Inglaterra, las protestas de los chalecos amarillos en Francia, el auge de la derecha en Alemania, España y otros países de la unión, no es más que una respuesta de una ciudadanía harta  de tanto despropósito. Ya no quieren  este tipo de unión que solo favorece a los ricos,  los burócratas y las grandes multinacionales.  

El momento político que vivimos es muy interesante, porque a parte de este declive y respuesta de la ciudadanía, se suma el hartazgo a  la dominación de la progresía y de su corrección política en algunos países, así como sus dogmas de género y políticas buenistas que no han traído más que subidas de impuestos, control social y leyes absurdas. Los devotos de estas creencias, políticos  con tendencia a creerse superiores moralmente al resto de los mortales,  han ido campado por los parlamentos de Europa, dejando un rastro de leyes destinadas a imponer sus creencias, que bien podrían ser parte de la construcción de un mundo feliz, donde nadie pueda tener la  tentación de pensar diferente. Ya hace demasiado tiempo que vemos con estupor e impotencia, como esta camada de presuntos intelectuales  arremete contra los  hombres, arrebatándonos  la presunción de inocencia y convirtiéndonos en asesinos de mujeres antes de haber cometido ningún acto que así lo demostrase. Al mismo tiempo,   pretenden normalizar lo raro, la mediocridad y la estupidez. En su camino de destrucción intelectual, han manipulado el lenguaje, tratándonos como a niños, interviniendo con leyes en   todos los aspectos de nuestra vida, diciéndonos como tenemos que ser y lo que es correcto o no, plagando nuestras vidas de impuestos destinados a pagar sus chiringuitos.   Esta asfixiante presión, está llevando a muchos a contestar, derribando los endebles muros ideológicos sobre los que se apoyan estos salva-patrias. No hay más que buscar en internet para ver la enorme resistencia que se está gestando contra toda esta chusma  ideología. Blogueros de todo el mundo alertan y desmontan sus argumentos falaces, que por otra parte no son difíciles de derribar. 

 Puede que todo forme parte de una estrategia premeditada, pero lo cierto es que sea como sea, la tendencia es que, partidos populistas o de carácter radical, están tomando un protagonista inaudito en una sociedad avanzada como la europea. Con el tiempo se verá si estos nuevos partidos son parte de la disidencia controlada, como lo fue el movimiento, supuestamente  espontaneo del 15M, o una alternativa sería a estas políticas intrusivas y marxistas que han dominado hasta ahora la política.      

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